El derroche de ingenio y fantasía de Allen convierte París en la ciudad mágica donde es posible viajar al pasado fantaseado, el presente de Scott (Tom Hiddleston) y Zelda Fitzgerald (Alison Pill), Josephine Baker (Sonia Rolland), Cole Porter (Yves Heck), Ernest Hemingway (Corey Stoll), Gertrude Stein (Kathy Bates), Salvador Dalí (Adrien Brody), Pablo Piccaso (Marcial Di Fonzo Bo), Man Ray (Tom Cordier) o Luis Buñuel (Adrien De Van), a quien, robándole la idea de El ángel exterminador (Luis Buñuel, 1962), le ofrece la idea que hará posible la película, aunque, en ese instante, el joven cineasta no comprenda que no existe respuesta lógica para el porqué los personajes no pueden salir del salón. Pero, sobre todo, se encuentra con Adriana (Marion Cotillard), quien, a su vez, también tiene su pasado idealizado, el de la Belle Époque, al que querrá huir porque dice que su presente es aburrido. Adriana es musa de artistas y, en su condición de escritor, Gil encuentra en ella a la musa que despierta su pasión y le agudiza sus dudas respecto a su relación con Inez. Ahora se pregunta si es posible amar a dos mujeres a la vez, cuando, quizá, la pregunta es si ama a alguna de las dos, ya que parece que la atracción por Adriana es fruto del deseo y de la fantasía, de la fuga de su monotonía, mientras que permanecer con Inez implica negarse a sí mismo. Finalmente, Gil comprende que el presente es insatisfactorio porque la vida es insatisfactoria y lo sería en cualquier pasado y, por tanto, no existe mejor opción que aceptar vivir en el presente con la valentía necesaria para decidir su camino.
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