Sam Fuller, la independencia del cineasta

Hablar de Samuel Fuller es hablar de cine independiente, comprometido, original y de calidad, pero también es hablar de un gran director y guionista estadounidense que destacó por asumir el control de sus películas para evitar que estas fuesen alteradas por las intromisiones de terceros. Ya desde adolescente mostró precocidad y talento. Cuando contaba con diecisiete llamó la atención al convertirse en el encargado de la sección de sucesos en un periódico neoyorquino, experiencia que en el futuro le serviría como fuente de inspiración para guiones y novelas, pero también para filmar Park Row (1952), película en la que homenajeó a los pioneros del periodismo moderno neoyorquino. En la década de 1930 inició su carrera de novelista y guionista fantasma, no obstante, un hombre de su talento y de su personalidad no podía ser condenado al ostracismo de trabajar para otros. Así pues, en 1936, se filmó Hats off, su primer guion acreditado. Sin embargo, su carrera cinematográfica se vio interrumpida por un hecho que marcó buena parte de su discurso cinematográfico. La Segunda Guerra Mundial obligó a Fuller a combatir en África y en Europa, donde formó parte de la división de infantería Uno Rojo. Tras la conclusión de la guerra en la que recibió varias condecoraciones (Estrella de Bronce, Estrella de Plata y Corazón Púrpura) regresó a su país y continuó haciendo lo que mejor sabía hacer: escribir y filmar. Su experiencia militar le sirvió para realizar películas en las que expuso un pensamiento honesto y crítico como el que se descubre en Uno Rojo División de Choque (1980), basada en sus propias vivencias en el frente. Aunque fue en el año 1948 cuando Sam Fuller debutó como director con un western de serie B, Balas Vengadoras (I Shot Jesse James, 1949), al que seguiría un segundo titulado The Baron of Arizona. Posteriormente realizaría otras dos películas inscritas en el género del oeste: Yuma (Run of the Arrow, 1957) y 40 pistolas (Forty Guns, 1957). El resto de su filmografía podría dividirse entre producciones bélicas y policíacas. Sus films bélicos guardan aspectos comunes entre ellos, ya que todos se centran en un grupo de soldados enfrentados a la realidad que les rodea desde el punto de vista crítico del cineasta, en el que se muestran los miedos y la desesperación que invade a la mayoría de sus protagonista. Con su tercera película, Casco de Acero (The Steel Helmet, 1950), se dio a conocer dentro de la industria hollywoodiense, sin embargo, no se dejó engatusar por ella. A bayoneta calada (Fixed Bayonets!, 1951), El diablo de las aguas turbias (Hell and High Water, 1954), Verboten! (1959) o Invasion en Birmania (Merrill's Marauders, 1962) son otras buenas muestras de su buen hacer dentro un género en el que parecía sentirse a gusto. El resto de su producción se podría encuadrar dentro del policíaco, films explícitos que no rehuyen la violencia de unos personajes que deben serlo para ser creíbles. Algunos críticos llegaron a calificarlos de violentos, algo que no es real, puesto que no es una violencia gratuita como sucede en las películas de los demás cineastas agrupados en la denominada "generación de la violencia", sino una muestra verídica de como serían esos seres que pueblan los bajos fondos o lugares similares donde la dureza, llevada a su máxima expresión, es una constante. Manos peligrosas (Pickup on South Street, 1953), La casa de Bambú (House of Bamboo, 1955), Corredor hacia China (China Gate,1957), El kimono rojo (The Crimson Kimono ,1959), Bajos fondos (Underworld U.S.A, 1961) o Corredor sin retorno (Shock Corridor, 1963) son excelentes muestras de su cine. Pero, tras el fracaso comercial de Una luz en el hampa (The Naked Kiss, 1964), su actividad como realizador sufrió un descenso, tanto en número de producciones como en la calidad de las mismas, que se podría justificar por su negativa a asumir proyectos que no le interesaban, así pues su independencia continuó guiando sus elecciones, circunstancia que le llevó a deambular por distintos países en busca de la financiación necesaria para levantar sus proyectos, lo cual deparó un parón en su carrera de cineasta al solo poder estrenar dos películas durante los años que siguieron. Pero, en 1980, Samuel Fuller demostró una vez más su capacidad narrativa al cumplir un deseo largamente esperado: rodar y estrenar Uno Rojo división de choque (The Big Red One, 1980). Perro blanco (White Dog,1982), la que se podría considerar su última gran película, tuvo grandes problemas para su estreno por la controversia que generó un contenido mal entendido. Durante los años de menor actividad creativa sería aclamado y reclamado como actor por varios directores de la nueva hornada, admiradores de su obra, entre ellos figurarían nombres como los de Jean-Luc Godard, Win Wenders, Dennis Hopper; algo similar le ocurriría a otro de los grandes directores estadounidenses, Nicholas Ray. En 1983 se trasladó a Francia donde realizaría Ladrones en la noche (Les voleurs de la nuit, 1984) y Calle sin retorno (Street of no Return, 1989), policíacos que no alcanzan el nivel de los rodados durante la década de 1950-60.

Filmografía como director

Balas vengadoras (I Shot Jasse James, 1949)

The Baron of Arizona, 1950)

Casco de acero (The Steel Helmet, 1950)

A bayoneta calada (Bixed Bayonets!, 1951)

Park Row (1952)

Manos peligrosas (Pickup on South Street, 1953)

El diablo de las aguas turbias (Hell and High Water, 1954)

La casa de Bambú (House of Bamboo, 1955)

Yuma (Run of the Arrow, 1956)

Corredor hacia China (China Gate, 1957)

40 pistolas (Forty Guns, 1957)