La tercera producción en la que John Ford indaga sobre la vida en el Séptimo de Caballería, Río Grande (1950), completa su acercamiento al ámbito militar, a las relaciones que se producen entre los individuos y entre estos y el entorno. Si Fort Apache presentaba un microcosmos donde tenían cabida todos los habitantes del fuerte, La legión invencible se centraba en un oficial a punto de retirarse, ésta se enfoca hacia la familia y la dificultad que conlleva una vida dedicada al ejército. El coronel Kirby (John Wayne) recibe la noticia de que su hijo ha suspendido un examen de matemáticas que le impide continuar en la academia militar de West Point. Esa nueva le recuerda que hace quince años que no ve a su retoño, posiblemente si lo viese no lo reconocería. La opción para comprobarlo se le presenta poco después, cuando un grupo de reclutas llegan al campamento, entre ellos se encuentra Jeff (Claude Jarman, Jr.), su hijo. Ambos son auténticos desconocidos, comparten sangre, pero nada más. El coronel le advierte que no va a recibir ningún trato favorable, que tendrá que demostrar su valía, ya que suya ha sido la decisión de enrolarse en el cuerpo. Hábilmente, Ford nos presenta a ese grupo de novatos, entre los que se cuenta Jeff, y como florecen unos lazos de amistad y camaradería, hasta el punto de confiar sus vidas en el compañero que se encuentra a su lado. El enfrentamiento entre veteranía e inexperiencia se puede apreciar a la perfección en algunas partes del metraje, sin embargo, no lo plantea tan abiertamente como en La legión invencible, ya que Río Grande pretende mostrar la dificultad que conlleva pertenecer a un cuerpo que exigirá sacrificar todo lo demás. Uno de los aspectos que Kirby ha sacrificado, se presenta en forma de su esposa (Maureen O'Hara), a quien no ha visto en largo tiempo, y que se planta en el fuerte para convencerlo de que exima a su hijo del compromiso que ha adquirido con el 7º. Ella teme por la vida de su retoño, siente miedo tanto por una muerte prematura, como por una vida llena de constantes sufrimientos y distanciamientos de los seres queridos, ella sólo pretende que su hijo tenga una vida normal. Para Kirby todo cambia cuando se encuentra con su mujer, el recuerdo del amor asoma de nuevo, pero no puede aceptar lo que ella le propone, ya que sabe que Jeff debe demostrar su valía (él mismo así lo ha elegido). Este coronel, no es un témpano de hielo, también sufre por su hijo, teme por él, pero no debe ni puede intervenir en las decisiones o misiones que se le encarguen. Así pues encontramos a estos reclutas y veteranos, próximos a al frontera de río Grande, (aunque en realidad de nuevo es el Monument Valley), expectantes ante los posibles movimientos de un grupo de indios hostiles. Sin embargo, el verdadero enfrentamiento se encuentra en su día a día, en la espera, en el entrenamiento, en la convivencia y en los temores que van asomando en cada uno de los soldados que componen la tropa. Con Río Grande, John Ford concluye un excelente acercamiento al 7º de Caballería y a los hombres y mujeres que lo formaron, pero sobre todo realiza una magnifica trilogía, donde épica, humor, amistad, amor y drama se mezclan para mostrar una vez más el universo artístico de un realizador irrepetible.
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