Se dio tanto bombo en los medios especializados (y los no tanto) a la prehistoria y a la preproducción de Entrevista con el vampiro (Interview with the Vampire: The Vampire Chronicles, 1994) que ya antes de su estreno, de su rodaje, e incluso de que hubiese algo firmado, uno estaba más que harto de escuchar hablar de ella. Daba igual si habías o no leído la novela de Anne Rice para conocer el nombre de la autora y de su vampiro principal. Y aunque llevaba tiempo escribiendo, publicando y vendiendo, aquella “campaña” logró que el nombre de la novelista sonase con fuerza fuera del ámbito de sus lectores y de los aficionados a la literatura fantástica; lo que le supuso nuevos consumidores de sus Crónicas vampíricas. En definitiva, dudo que todo aquello fuese caprichoso, pues ¿a quién se le escapa que la constante aparición de rumores, desmentidos y noticias relacionadas con la futura (ya pretérita) adaptación no jugaba comercialmente a su favor? Antes de la campaña publicitaria llevada a cabo por la Warner (anuncios, premieres, entrevistas, titulares, etc.), ya se había hecho una promoción que, prácticamente, aseguraba el lleno en las salas, más si cabe por lo llamativo de un reparto que contaba con una súper estrella, Tom Cruise, y con una emergente que no tardaría en serlo, Brad Pitt, al que se unía una actriz infantil a las puertas de la adolescencia, Kirsten Dunst (por entonces, tenia 11 años). El trío protagonizó una historia de vampiros a la que se apuntaron, para roles secundarios, Antonio Banderas, Christian Slater y Stephen Rea, rostro asiduo en la obra cinematográfica de Neil Jordan, que fue el responsable de llevar a la pantalla el popular súper ventas de Anne Rice.
El éxito editorial de la novela, y de la serie literaria que inició en 1976, generaba expectativas entre los consumidores del libro, respecto a su adaptación cinematográfica, y no paraba de hablarse de que la autora exigía tener la última palabra en cuanto al reparto y otras cuestiones relacionadas con la posible adaptación. Exigió ser la guionista, tal vez esperando que la película fuese obra suya, o lo más fiel posible a la idea que tenía de sus personajes y de su mundo vampírico. Pero el resultado encaja totalmente en el cine de Jordan. Al no haber leído el libro, desconozco en qué medida se distancia del original literario; pero, aparte de la fidelidad que implica que la guionista sea la propia autora, asumo que lo suficiente para que el cineasta irlandés haga suyo el material del que parte y que da forma en la pantalla siguiendo su gusto por lo fantástico y los personajes que escapan de lo corriente y, consecuentemente, viven condenados a ser incomprendidos, cuando no perseguidos, o a tener que ocultarse y vivir en mundos alternativos donde poder ser. La historia se inicia en el presente, en la ciudad de San Francisco donde un periodista sigue a un tipo que le resulta curioso. Quiere entrevistarlo y aquel desea dejar constancia de su vida, pero no la humana, de la que solo apunta su desesperación tras la muerte de su mujer y de su hijo. Lo que Louis (Brad Pitt) quiere contar es su biografía vampírica, desde que se produce su encuentro con Lestat (Tom Cruise), con quien durante un tiempo forma lo que puede llamarse una familia feliz y enamorada de la no vida, hasta ese momento en el que se confiesa; entremedias la aceptación de su extraña naturaleza (vista desde la normalidad que impera y se impone a la luz del día)…
Escribiendo una “posdata” para el comentario anterior, me queda por decir que Cruise me resulta poco creíble en su personaje, pero esto me pasa con muchas películas que protagoniza (lo veo a él y no el rol que interpreta). En cuanto a Brad Pitt, no es hasta Seven (David Fincher, 1995), cuando me sorprende como actor, aunque antes hubiese recibido buenas críticas por este personaje o por el psicópata que compuso para Kalifornia (Dominic Sena, 1993). Por otra parte, creo que la ambientación está hecha para enfatizar esa irrealidad en la que se desarrolla la película; tal vez sea su mayor acierto; y este corresponde a Jordan y al director de fotografía Philippe Rousselot. El de Kirsten Dunst es el personaje del film, el que se lleva de calle la atención del espectador, pues Entrevista con el vampiro mejora en su presencia. En todo caso, Jordan es un cineasta que me gusta desde la década de 1980; si no me falla la memoria, la primera película suya que vi fue Mona Lisa (1986), y me pareció muy buena. Desayuno en Plutón (Breakfast in Pluto, 2005) también me resultó muy buena y con En compañía de lobos (The Company of Wolves, 1984) creo que logra una atmósfera de cuento de hadas terrorífica, muy acorde con el relato y la fantasía. También guardo buen recuerdo de Juego de lágrimas (The Crying Game, 1992) y de su biopic Michael Collins (1996) y de Bizantium (2012), otra variante del vampirismo que se me antoja más cercana a Jordan.
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