jueves, 17 de febrero de 2022

Ramón Gómez de la Serna y el humorismo


<<Ser artista es no tomar en serio al hombre tan serio que somos cuando no somos artistas>>


Ortega y Gasset: La deshumanización del arte.


El humorismo suma sátira, imaginación, ironía, paradoja, humanidad y su toque de amargura; es a la vez divertido y deformador de la realidad que destapa al fugarse de ella. Según Pio Baroja, <<el humorismo hace experiencias y ensayos parecidos a los que hacen los químicos; el humorismo trata los hechos de la vida por los reactivos más extraños>>.1 Y esos reactivos anómalos reaccionan de tal manera que sus productos aparentan sinsentido, aunque les sobre sustancia y sentido para quien escape de lo comúnmente aceptado como lógico e ilógico. Junto Julio Camba y Wenceslao Fernández Flórez, se considera a Ramón Gómez de la Serna figura seminal del humorismo, el cual, como su nombre indica, se compone de humor, su eje vital y su mejor herramienta, e ismo, sufijo que, como tal, llegaría después; llegado el adelante de teorizar lo que posiblemente fluya mejor natural. Según recordaría Edgar Neville, con Camba y Fernández Flórez aparecía un nuevo tipo de humor, que alejaba la astracanada y la burla chabacana. <<Simultáneamente a estos dos periodistas surge en las letras españolas el fenómeno genial de Ramón Gómez de la Serna, que es como un remolino de alegría, de optimismo y de invención, y que, como no saben cómo calificarle, lo encierran dentro de la jaula de los humoristas>>.2 Con los dos escritores gallegos y con el creador de greguerías se impone la inventiva, un deje de melancolía y la fuga de la realidad asumida, para ver esa realidad desde la distancia posibilitada por el humor, que la despoja de los velos con los que tapa sus defectos y posibilita nuevas perspectivas, pues, palabra de Mihura, <<lo único que pretende el humor es que, por un instante, nos salgamos de nosotros mismos, nos alejemos de puntillas a unos veinte metros y demos una vuelta a nuestro alrededor, contemplándonos por un lado y por otro, por detrás y por delante, como ante los tres espejos de una sastrería y descubramos en nosotros, nuevos ángulos y perfiles que no conocíamos.>>Estas ingeniosas armas de la risa se imponían para dar forma a la expresión humorística que encontró en Gómez de la Serna a uno de sus máximos exponentes. El escritor madrileño lo tenía claro; para él era algo más que una vanguardia literaria. A este respecto, en el texto publicado en febrero de 1928, en la Revista Occidente, nos disipa cualquier posible duda y nos aclara su interpretación del humor y del género al que se sumaron los miembros de Buen Humor, publicación fundada en 1921 y dirigida por Sileno, seudónimo de Pedro Antonio Villahermosa, y que encontró veteranía en Camba, en Fernández Flórez y en el propio Gómez de la Serna; y juventud en los miembros de denominada la otra generación del 27: los López Rubio, Edgar Neville, Jardiel Poncela, Tono, Antoniorrobles y Miguel Mihura. Aquella publicación, <<la primera revista de sonrisa que apareció en España>>4, se mantuvo durante diez años, fue el hervidero del humorismo que tendría continuidad y evolución en revistas como Gutiérrez, La ametralladora, y La codorniz.



Sin abandonar el humor + ismo, llega el momento de ceder la palabra a Ramon Gómez de la Serna, quien, sin duda, será capaz de resolvernos la suma y desvelarnos el resultado en líneas maestras:

<<La actitud más cierta ante la efimeridad de la vida es el humor. Es el deber racional más indispensable, y en su almohada de trivialidades, mezcladas de gravedades, se descansa con plenitud.

El humor ha acabado con el miedo, debe acabar aún más con él. Cosa importantísima, porque sabido es que el miedo es el peor consejero de la vida, el mayor creador de obsesiones y prejuicios.


No se propone el humorismo corregir o enseñar, pues tiene ese dejo de amargura del que cree que todo es un poco inútil.


Casi no se trata de un género literario, sino de un género de vida, o mejor dicho, de una actitud frente a la vida.


El humorismo es lo más limpio de intenciones, de efectismo y de trucos. Lo que parece en él truco es, por el contrario, la puesta en claro de los trucos que antes se quedaban escondidos y sin delación y que por eso eran más responsables y graves. Lo que se muestra a las claras y por delante no engaña a nadie.


En el humorismo se falta a esa ley escolar que prohíbe sumar cosas heterogéneas, y de esa rebeldía saca su mayor provecho.


El humor entra en las cosas por el lado por el que no existen, y que es el que las revela más.

Frente al humorismo, que debe ser una maravilla de dosificación —y en eso entra el estro poético del humorista y su verdadera vocación—, está el amarguismo.


En el humorista se mezclan el excéntrico, el payaso y el hombre triste, que los contempla a los dos>>



1.Pío Baroja: Obras Completas. Volumen XIII, citado por Julio Moreiro: Mihura. Humor y melancolía. Algaba Ediciones, Madrid, 2004.


2.Edgar Neville: Sobre el humorismo. Obras selectas. Biblioteca Nueva, 1969


3.Miguel Mihura: Mis memorias. Temas de hoy, Madrid, 1998


4.Miguel MihuraPeriodismo de humor, citado en Julio Moreiro: Mihura. Humor y melancolía. Algaba Ediciones, Madrid, 2004.

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