lunes, 6 de noviembre de 2017

El asunto del día (1942)



Existe un antes y un después en la filmografía de George Stevens, un punto de inflexión que coincide con su participación en la Segunda Guerra Mundial. Hasta su contacto con la contienda bélica, el realizador había asumido su trabajo como parte del sistema de estudios: primero como cámara en el periodo mudo, posteriormente filmando cortometrajes cómicos para Hal Roach y finalmente asumiendo la dirección de largometrajes producidos por RKO y Columbia Pictures, estudios para los cuales realizó peores y mejores películas, algunas excelentes. Entre estas últimas encontramos El asunto del día (The Talk of the Town, 1942), el penúltimo filme que produjo y dirigió antes de formar parte del ejército y ser enviado al frente, donde entre otras imágenes filmaría el desembarco de Normandía y el campo de exterminio de Dachau, imágenes estas últimas que fueron proyectadas durante el juicio de Nuremberg como pruebas del holocausto perpetrado por los nazis. Aquella experiencia cambiaría su percepción y su pensamiento, también su cine posterior, más personal, reflexivo e intimista. El nuevo Stevens no volvería a rodar comedias, decantándose por buscar, y no siempre encontrar, la independencia creativa y un mayor compromiso humano y social en Un lugar en el sol (A Place in the Sun, 1951), 
Raíces profundas (Shane, 1953), Gigante (Giant, 1956) o El diario de Ana Frank (The Diary of Ann Frank, 1959). Atrás quedaba el Stevens creador de la inolvidable aventura colonial Gunga Din (1939) y de los divertidos enredos La mujer del año (Woman of the Year, 1942), película que reunía por primera vez a Spencer TracyKatharine Hepburn, y El asunto del día (The Talk of the Town,1942), en la que contó con el protagonismo de dos habituales del género cómico, Cary Grant y Jean Arthur, y de Ronald Colman, un actor menos asiduo a la comedia, pero que estuvo brillante en su interpretación de Michael Lighcap. Los tres forman el triángulo de una trama que se inicia con el incendio de una fábrica y la sobreimpresión de los titulares que informan del sospechoso, del capataz desaparecido entre las llamas y de la huida del primero. Se trata de Leopold Dilg (Cary Grant), a quien se observa durante los primeros minutos de El asunto del día bajo una atmósfera lluviosa, oscura y sombría, que encajarían a la perfección dentro del cine policíaco. Pero dicha atmósfera se disipa con la prematura llegada del prestigioso profesor de Derecho Michael Lighcap a la casa de campo que ha alquilado a Nora Shelley (Jean Arthur), minutos después de que, en esa misma vivienda, Nora sorprenda y golpee a Dilg. Este espacio se convierte en el escenario principal del enfrentamiento entre el mundo real del fugitivo, hombre práctico y de acción, y el teórico del jurista, idealista y pasivo. Dicho enfrentamiento roba protagonismo a la lucha de sexos que domina en La mujer del año, pues la presencia de Nora no genera el conflicto. Ella se erige en la mediadora involuntaria entre dos polos opuestos a quienes atrae (y le atraen), pero también será la encargada de <<descongelar>> a ese profesor orgulloso de su barba y de su filosofía, a quien Sam (Edgar Buchanan), el abogado, Leopold y ella califican <<inteligente, pero frío>>, ya que Lighcap se muestra reacio a toco cuanto no sea escribir su ensayo sobre Derecho. En su faceta de filósofo, el profesor se aparta de la realidad mundana y deja que sea su teoría la que rija su vida y su pensamiento, de modo que, a ojos de sus nuevos amigos, resulta un adulto infantil e inocente a quien hay que despertar para que les ayude a demostrar la inocencia de quien dice ser el jardinero y desenmascarar la corrupción que lo ha convertido en fugitivo.

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