lunes, 28 de octubre de 2024

La última bandera (2017)

Durante 2016 y 2017, Amazon Studios produjo o coprodujo una serie de films que, en apariencia, se alejaban del producto de consumo estándar de Hollywood. ¿Fue intención o una coincidencia? Aparte de La última bandera (Last Flag Flying, 2017), de Richard Linklater, entre otros se contaban Cafe Society (Woody Allen, 2016), Paterson (Jim Jarmusch, 2016), Manchester frente al mar (Manchester By the Sea, Kenneth Lonergan, 2016), La suerte de los Logan (Logan Lucky, Steven Sodenbergh, 2017), The Neon Demon (Nicolas Winding Refn, 2016), En realidad, nunca estuviste aquí (You Were Never Really Here, Lynne Ramsay, 2017) y Z, la ciudad perdida (The Lost City of Z, James Gray, 2016)… Los resultados fueron dispares, y de elegir, me quedo con la de Jarmusch, pero la intención de ir por otros derroteros se encuentra ahí. Por ejemplo, Linklater sigue su propia senda, en la que recorre el paso del tiempo, tomando como referencia la novela de Darryl Ponicsan, también coguionista del film, y la película de Hal Ashby El último deber (The Last Detail, 1973), que cuenta con un trío principal joven y rebelde (Jack Nicholson, Otis Young y Randy Quaid) que guarda relación, tal vez menos de lo que se ha dicho, con el maduro y desencantado compuesto por los personajes de Bryan Cranston, Laurence Fishburne y Steve Carell, quien da vida a “Doc”, el hombre que, con la intención de enterrar a su hijo en el cementerio militar de Arlington (Washington D. C.), reúne a los tres viejos conocidos que juntos emprenden un viaje físico, también emocional por el pasado y el presente de cada uno, desconocido para los otros, que se reencuentra en ese punto del camino en el que los dos tiempos se acercan. ¿Cual ha sido su evolución? ¿Y los hechos que les han marcado? ¿Cómo han llegado hasta el ahora en el que se produce el reencuentro?

Han transcurrido treinta años desde que sirvieron juntos en Vietnam, por lo que no resulta sorprendente que, sin mantener contacto con Doc, Sal (Bryan Cranston) no le reconozca cuando aquel se presenta en su bar y le pide una consumición. No lo resulta porque la imagen que el barman guarda de su compañero de armas es la de tres décadas atrás y, obviamente, a primera vista, no se corresponde con la actual. El barman tendría que fijar su atención para reconocer algo familiar y eso es lo que hace cuando el cliente le habla y la mente de Sal se dispara en busca del recuerdo, de la comparación de la imagen del ayer y la del ahora. Se trata de un instante presente que desvela el paso del tiempo y que recurre a la memoria donde la última idea del compañero quizá perdure intacta, pero en la realidad física los años los han envejecido. Recordamos y alteramos lo que conocimos, se fija en la memoria una visual de entonces, de modo que el rostro de Doc permanece casi adolescente en la mente de Sal, pero ya son adultos entre los cincuenta y sesenta años en quienes nada y todo tiene que ver con aquellos muchachos que fueron. Tras Vietnam, sus vidas han seguido adelante, por separado, y les han deparado el llegar hasta allí con sus circunstancias personales, como la trágica muerte de un hijo en otra guerra, la de Irak, o el abrazar la religión como creencia y profesión, tal cual resulta ser el caso de Richard (Laurence Fishburne), ahora reverendo, imagen que, en un primer momento, también choca a Sal porque le sucede algo similar que con Doc, a quien el coronel le recomienda que no vea el cadáver de su hijo, sin rostro debido a la bala que lo mató; le dice que es mejor recordarlo como fue y no quedarse con la imagen que verá si decide lo contrario. Esa será la imagen que su memoria retendrá, como también lo haría (de aceptarla) con la mentira que quiere venderle el ejército, la de que su hijo murió como un héroe, falsedad que se acomoda al discurso oficial y militarista. Esto lo aprovecha Linklater para introducir el conflicto entre la mentira oficial, que pasa por verdadera, y la verdad de los hechos y de las personas que los sufren, directa o indirectamente. De ahí que Sal, un tanto desilusionado con la realidad que ha descubierto durante los años, crea justo que su viejo amigo conozca cómo murió su hijo, abriendo así una nueva etapa en el camino que el trío de ex-marines, ya de vuelta de mucho, recorre en un film que pretende transcender el pasado evocado y el presente que transcurre para alcanzar el tiempo de lo humano, el que resiste y vive en lazos como la amistad de los tres veteranos…



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