lunes, 2 de septiembre de 2024

Alias el Gitano (1975)


El mundo literario y cinematográfico de José Giovanni se instala en el pesimismo, en la violencia, en la ambigüedad, en relaciones paterno-filiales, aunque no siempre hayan de darse entre padres e hijos. Sus escenarios se sitúan entre lo moral y lo amoral, en la traición y en la amistad, a uno y a otro lado de la ley y del sistema que la crea y aplica; tal como el propio Giovanni experimentó. Sus personajes son marginales, expeditivos y, no en pocas ocasiones, sospechosos. Para darles vida encontró en Michel Constantin, Lino Ventura, Jean Paul Belmondo y Alain Delon los rostros precisos. Los personajes de Giovanni no pueden evitar el vivir atrapados, aunque no estén entre rejas. Viven en la marginalidad, fuera de lo común. El travellig panorámico sobre que cual se insertan los títulos de créditos de Alias el Gitano (Le Gitain, 1975) llevan de la costa, donde los bañistas disfrutan de su día de playa, hasta el campamento gitano donde Hugo Sennart (Alain Delon) se oculta de la policía, para la cual siempre es sospechoso. Lo que se ve en la pantalla es el recorrido entre dos espacios opuestos: el costero, festivo, vacacional, luminoso, burgués; el descampado interior, marginal, periférico, en las proximidades de algún núcleo poblacional que ignora a la pequeña comunidad que allí acampa. Son un gitanos y, debido al racismo, marginados por la sociedad, más que por un supuesto hermetismo étnico. Se trata de un núcleo cerrado, con cultura propia, en el extrarradio de la cultura burguesa y dominante, que defiende su libertad y se ve obligado a cerrarse para sobrevivir. Allí se esconde el personaje interpretado por Alain Delon, quien, como ya había hecho en Dos hombres en la ciudad (Deux hommes dans la ville, 1973) y volvería a hacer en La última esperanza (Comme un boomerang, 1976), produce el film a Giovanni, que adapta su novela Historia de un loco. Se trata de delincuente conocido por la policía y el hampa por “el gitano”, que se adapta tanto al cine de Giovanni como al que venía interpretando el actor. Su Hugo es ambiguo, lacónico y de apariencia fría. A Delon le iban los individuos de este tipo, perteneciesen a este o al otro lado de la ley: Ripley, el señor Klein, Le samourai o Hugo. En todo caso, no son villanos ni héroes. Son ambiguos, peligrosos, tienen su propio código de conducta; incluso son letales. Pero, en cierto aspecto, lo más interesante de Alias el gitano recae en la intimidad, en qué mueve a personajes como Hugo o Yan (Paul Meurisse), el viejo delincuente que pretende el imposible de poner distancia entre él y la criminalidad de la que ha formado parte y que parece perseguirle o no dejarle salir. Acosado por la policía y por la casualidad que le pone en la cercanía de Hugo, Yan se iguala con el gitano en la el acoso policial y en la marginalidad de un azar marcado y aceptado por ambos…




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