Si Erasmo hubiera escrito un libro que elogiase el fracaso, no estaría convencido de que entre sus líneas apareciera: “Fracasar no implica ser un fracasado y, de serlo, cuál sería el problema”, aunque bien habría podido hacerlo. Ninguno, le respondería mentalmente. Y sería una respuesta acertada, pues, salvo la sensación de rechazo social, en una sociedad que ha disparado la competición y el mercantilismo, reduciéndolo todo a un lugar de apariencia y negocio donde crear ídolos, vencedores y vencidos, fracasar conduce un paso más cerca de la sabiduría cotidiana. Existe en la actualidad la firme creencia, y la no menos estable tendencia, de que el éxito es tener dinero, popularidad y una sonrisa “profidén” que luzca en las instantáneas que esconden el instante mientras los cuerpos posan en un marco turístico masivo o delante de un plato más o menos elaborado. También existe un miedo ya congénito al fracaso cuando, en realidad, se debería estar dispuesto a fracasar con alegría y, de paso, luciendo fracaso en las redes sociales, en las fotos que se cuelgan tras ser elegidas entre un centenar; quizá habría que retocarlas con filtros que ya quisieran “los celtas” que en mi niñez consumía por estas tierras de fracasados ilustres, y así el fracaso sería más feliz. En todo caso, habría que alegrarse del fracaso, en el sentido de que fracasar es natural a la acción misma de vivir, es dar un paso hacia donde queremos ir y quizá adonde no lleguemos o lo hagamos tras varios golpes, alguna zancadilla y más de un llanto, pero conscientes de que fracasando se obtienen recursos vitales que el éxito no ofrece…
Hoy, el éxito parece una imposición externa o una sensación que te imponen desde fuera, incluso la publicidad se basa en convencerte del éxito que implica para ti el tener este o aquel producto, esta o aquella imagen; por lo tanto, ese tipo de éxito no implica una asimilación, más bien te sume en el conformismo, el narcisismo y el consumo de lo que te quieran vender. Así, lograr la admiración de otros se convierte en meta y se “mata” por caer bien, por vender una imagen mientras se huye de la realidad y de sí mismo (del lado que menos gusta de uno a su público), lo cual dificulta ser uno mismo, evitando cualquier reflexión y autocrítica. En ese instante, una corona dorada y simbólica luce sobre uno, pero que no implica más que un aderezo que se consume con agrado, pero con el riesgo de saber a poco y de generar la necesidad de querer más y más. El fracaso forma parte del aprendizaje; bueno estaría un bebé que cayese al intentar andar y dejase de hacerlo por miedo a caerse de nuevo. Es solo un primer ejemplo, pero la vida está repleta de ellos, pero solo creo que hay un mal fracaso y no es otro que tener miedo a fracasar… Leyendo las memoria de Mel Brooks, que escribió en 2021, a la edad de noventa y cinco años, me dije que la casi centuria del comediante era un grado y una fuente de experiencias. Una de ellas fue el fracaso, más adelante le llegaría el éxito, de nuevo el fracaso y así en plan vaivén o eso sospecho, pues la vida es la sucesión de momentos que a cada paso se olvidan o se adulteran en la memoria, quedando aquello que nos hizo feliz o lo que nos hizo sentir desdichados…
<<El fracaso es fundamental, una variable de vital importancia en la consolidación de una carrera. Las lágrimas nunca vienen del todo mal y, en circunstancias adecuadas, harán de ti mejor persona y artista.
Creo sinceramente que es importante fracasar, sobre todo entre los veinte y los treinta. El éxito es como el azúcar. Es demasiado bueno, demasiado dulce. Puede ser maravilloso en exceso y se quema muy rápido. El fracaso es como la carne en conserva. Se tarda en comer y más aún en digerir, pero se queda contigo. Puede que el fracaso no te siente bien cuando te abrume, pero agudizará tu mente. Siempre te preguntarás: “En qué me he equivocado? ¿Por qué no funcionó este chiste o este sketch?” Y siempre habrá razones de diversa índole. No puedes decir sencillamente: “Bueno, no es gracioso”. Tienes que preguntarte: “¿Por qué no es gracioso?”
Mi hijo Max, autor de The Zombie Survival Guide y World War Z, pronunció el discurso de graduación en el Pirate College de Claremont, California, donde cursó sus estudios universitarios. A la promoción de graduación les dijo: “Adelante y fracasad”.
Dio en el clavo, porque nada conduce con más resolución al éxito que fracasar a lo grande.>> (1)
(1) Mel Brooks: ¡Todo sobre mí! Mis memorables gestas en el universo mundo del espectáculo (traducción de Ana Julia Sarmiento). Libros del Kultrum, Barcelona, 2023.
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