Las películas de David Mamet, sus incursiones en el thriller y el cine negro de finales de siglo XX no busca acción por acción, no pretende giros en el guion, aunque La trama (The Spanish Prisioner, 1997) y El último golpe (Heist, 2001) presenten sorpresas, sino hablar de los personajes, de su interioridad y del mundo que habitan, reflejo del nuestro. En ese espacio cinematográfico, el autor de American Buffalo habla de la justicia, de la ley, de la ética, de la moral. Mamet se sumerge en entornos como el policial de Homicidio (Homocide, 1991), donde descubrimos a Bobby Gold (Joe Mantegna), un detective judío que, una vez lo conozcamos, comprendemos que siente que vive en un mundo de “mierda”. No solo por la criminalidad, sino por el racismo, el engaño, los intereses en la sombra, su desarraigo, pues siempre se ha sentido intruso, la violencia, la locura que empuja un hombre a matar a su mujer e hijos, la traición, incluso por amor —la madre que traiciona al hijo para salvarle, aunque no logre su propósito—.
Bobby está ante un caso importante que puede proporcionarle el ascenso, pero la casualidad hace que sea el primer detective en presentarse en el local donde acaban de asesinar a una anciana judía, lo que implica que le asignen la investigación y deba apartarse del caso que le interesa. Bobby se niega, aunque acaba aceptando la investigación por presiones de arriba. Sin embargo, no se centra en la nueva investigación y continúa priorizando el asunto del que le han apartado, el cual considera más importante. Pero, en su contacto con la familia judía, se produce una serie de circunstancias que captan su atención y le llevan a replantearse su entorno y a sí mismo. Pone en duda cotidianidad policial cuando descubre al grupo sionista que le ofrece ser de los suyos —a cambio de que les entregue una lista que forma parte de las pruebas del homicidio—. Este contacto, le hace dudar de su pertenecía a alguna parte. Bobby se pregunta quién es. ¿Cuál es su identidad? ¿Judío? ¿Policía? ¿Por qué siempre ha tenido la sensación de no haber encontrado su lugar? ¿Dónde está su hogar? Bobby es policía. Lo afirma en diferentes ocasiones, pero su familia se reduce a su compañero Sullivan (William H. Macy), a quien le une incontables jornadas compartidas durante años ejerciendo una profesión peligrosa. Mas el nuevo caso, el que le han asignado, les distancia; les separa, pues, por un momento, Bobby cree haber encontrado su lugar en el grupo sionista, pero tampoco es así, pues solo se trata de un nuevo desengaño en un mundo sin más ética que la del poder…
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