Levantar un proyecto cinematográfico de la envergadura de Piratas (Pirates, 1986) supuso un quebradero de cabeza para Roman Polanski. Los contratiempos a superar, le superaron y, tras un periodo de preprodución —con el dinero adelantado por Godofredo Lombardo, el dueño de la italiana Titanus Films— y de negociaciones fallidas con Paramount y United Artists, abandonó la producción, cuyo presupuesto inicial se había estimado en ocho millones de dólares, cantidad que el productor italiano no podía asumir, de ahí que buscasen más socios en Hollywood. <<Los ejecutivos se asustaron ante el presupuesto de Piratas que, tras haber sido revisado en Hollywood, alcanzaba la suma de catorce millones de dólares. Además, no querían que dirigiera e interpretara la película y estaban hartos de que Jack Nicholson exigiera unos honorarios cada vez más altos. El hecho de que hubiéramos cerrado el trato no significaba que hubieran concluido las negociaciones>>, escribió Polanski en su libro de memorias. El hecho de haber llegado a un acuerdo tampoco implicaba que el film fuese a realizarse, al menos no en aquel momento. A las exigencias de los estudios y a las de Nicholson se unió el fantasma de la bancarrota, que convenció al director para aparcar el proyecto y decidirse a rodar en Francia El quimérico inquilino (The Tenant, 1974). Durante más de una década, la idea de Piratas quedó aparcada y, cuando pudo llevarla a cabo, ya con Thom Mount, Ben Ámbar y Dino de Laurentiis como socios capitalistas, la propuesta no salió bien, comercialmente hablando.
El resultado del film es mejor de lo que se dijo entonces, cuando del director polaco se esperaba algo que Piratas no fue. Quizá no se comprendió que Polanski no pretendía una aventura de piratas al uso, aunque usase los tópicos y los estereotipos del mismo. Buscaba dar un nuevo giro al cine de piratas en un film que, al mismo tiempo, fuese un espectáculo distinto a lo ya visto y una parodia del género, como ya había hecho con mayor aceptación popular en El baile de los vampiros (The Fearless Vampires Killers, 1967), y proponer una caricatura alejada de las fantasías marinas donde los piratas son héroes, cuestión esta que el realizador polaco deja clara desde el inicio de Piratas (Pirates, 1986), cuando se descubre a un impagable Walter Matthau intentando comer a “renacuajo”(Cris Campion), su único compañero en esa balsa que navega a la deriva, sin alimento ni bebida, pero sí con un cofre con el oro de su último botín. Polanski exagera los tópicos, se ríe de la imagen popular, la idealizada por la literatura y el cine en tantas historias y películas, de sus protagonistas y de las luchas, de los motines y los abordajes. Intenta que predomine un tono cómico y desenfadado, pero también sucio y traicionero, aunque no siempre logra el equilibrio, quizá porque la exageración escapa a su control, aunque no se descontrola. Piratas es una aventura de promesas —promete el triunfo del romance, la consecución del tesoro perseguido, la rivalidad entre supuestos antagonistas, con el triunfo de los buenos, mas resulta que estos no navegan por sus mares—, solo que, conscientemente, no cumple ninguna, no lo permite, y en ese incumplimiento gana enteros. No desea hacerlo, como tampoco quiere villanos ni héroes. El único que podría serlo, por su romanticismo, sería “renacuajo”, pero tampoco él presenta los atributos que el cine de aventuras exige para coronarlo héroe; de hecho, el realizador niega a la pareja pirata la posibilidad de triunfo y los devuelve a la deriva inicial, condenados a perpetuidad a volver a empezar.
Lejos de ser un defecto, el hecho de que no funcionase comercialmente cuando se estrenó le da un toque de película de culto, como de pequeña obra maestra incomprendida.
ResponderEliminarSaludos.
No te falta razón. La primera vez que la vi, allá por la década de 1980, me gustó menos que la siguiente ocasión; en la que mi mirada había cambiado o visto más cine. Ahora creo que es una película divertida, muy bien rodada y que mereció mejor suerte, tanto entre la crítica como entre el público.
EliminarSaludos.
*1/2 PIRATAS (1986) Roman Polanski
ResponderEliminarAlgo más de media hora es el tiempo que logra mantenerse a flote esta bizarra nave. El tono es acertado, entre lo disparatado, lo aventurero, lo barroco y lo desenfadado. Ahí está Walter Matthau, que no es poco. Pero hay un momento en el cual la historia va a la deriva. Sin capitán, sin timón, sin velamen. Polanski no hace otra cosa que desbarrar una y otra vez. Tal vez sea película fallida en el mejor de los casos. ¿Y en el peor? Pues uno tiene que hacer verdaderos esfuerzos por no amotinarse y hundir hasta el fondo del mar de la vergüenza este costoso navío, considerado uno de los petardos más sonados de la década de los ochenta.
Nos haríamos un favor si no recuperáramos este pecio del oscuro lugar donde lleva tanto tiempo abatido. Si no fuera por Walter Matthau, claro.
https://cautivodelmal.wordpress.com/
Gracias por tu comentario.
EliminarSaludos.
Gracias por el blog, un buen referente para rastrear películas a descubrir.
EliminarUn saludo.
A ti, por pasarte por aquí y por tu generosidad.
EliminarSaludos.