Partiendo de un guion escrito junto Joaquín Jordá, Camus relata, sin mostrarlo en la pantalla —<<lo de Uruguay o Estados Unidos, todo está contado, en parques, en pubs, en diversos sitios. Estoy harto de los “flash-back”. Lo que importa es que resulte un film con coherencia y clima>>2—, un pasado que pesa y que todavía sangra, un tiempo pretérito que nunca abandona el presente en el que Martín llega a Lugo para entrenar al Breogán, sin saber nada sobre el deporte de la canasta. Lo cierto es que ha mentido para encontrar un trabajo que le posibilite su entrada a España, adonde llega con la intención de encontrar a Paloma (Charo López) y cerrar la herida que se abrió en 1972, cuando ambos se vieron obligados a abandonar Uruguay, su país natal. Desde entonces, consecuencia de la dictadura militar, Martín ha sido un nómada más, entre tantas vidas rotas por el exilio, vidas que, como la suya o la de Paloma, buscan reconstruirse y se buscan. La nostalgia del hogar es compañera de viaje; las raíces que sujetan a la tierra, no pueden olvidarse, como tampoco Martín puede olvidar a la mujer por quien recorre el mundo sin más compañía que otra Paloma (Eva Cooper), la hija que le separa de la soledad absoluta, la niña que le cuida y le ayuda a sobrevivir, igual que ayuda a Art Davis (Jim Wright) a integrarse en una ciudad donde también este jugador es un trotamundos solitario. A su llegada a Lugo, para sustituir a Moncho (Antonio Resines) al frente del equipo, el nuevo entrenador dice que su filosofía deportiva es divertirse con el juego y que aboga por jugadores con inquietudes, que deben tener cultura, aboga por enriquecer las mentes. Pero Martín, músico en Uruguay, lo sabremos avanzado el metraje, apenas sabe del deporte practicado por el Breogán, por lo que hace suyo su discurso de aprendizaje. Intenta aprender en vídeos (sobre todo, en el curso impartido por Antonio Díaz Miguel, por entonces el seleccionador español) y con la ayuda de Moncho, quien, por su parte, intenta rehacer su vida junto a Luz (Assumpta Serna), lejos del equipo que él mismo construyó a costa de poner en peligro la armonía matrimonial que quiere recuperar. Pero la relación matrimonial de Luz y Moncho es secundaria respecto a lo que La vieja música nos cuenta, ya que se centra exclusivamente en ese mentiroso a la fuerza, ese corazón roto que busca recomponerse, ese padre que siente el calor humano en su hija y la soledad en la ausencia de la mujer amada y en el hogar perdido, ya lo no país o patria de la que hubo de huir, sino el hogar emocional que estaba construyendo con Paloma y que la dictadura militar echó por tierra.
1.Federico Luppi: Nosferatu. Revista de cine, núm. 43, abril 2003.
2.Mario Camus: Fotogramas, núm. 1710, Julio-agosto, 1985.
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