miércoles, 12 de agosto de 2020

Gil Parrondo y Orson Welles


Con permiso de su "maestro" 
Sigfrido BurmannGil Parrondo fue el decorador más destacado de la cinematografía española del siglo XX. Reconocido y premiado fuera y dentro de las fronteras españolas, este sin par de la decoración cinematográfica (teatral y televisiva) debutó en el cine como ayudante de Burmann en Los cuatro Robinsones (Eduardo García Maroto, 1939). Desde entonces no dejó de aprender y de trabajar, tanto para el cine como para otros medios escénicos. Lo hizo durante siete décadas, en las que puso su talento al servicio de directores españoles —Luis Lucía, Pedro MasóJosé Luis Garcí o foráneos: John MiliusFranklin J. Schaffner, Richard Lester, David Lean u Orson Welles. Respecto a este ilusionista y mago del celuloide, autor y responsable de Fraude (F for Fake, 1974), Parrondo rememoró su encuentro, cuando todavía formaba pareja profesional con Luis Pérez Espinosa, e iba a participar en el rodaje de Mister Arkadin (1955).


 <<En el año 1954 tuve la suerte de conocer a Orson Welles, que era ya, a sus 39 años, el genio indiscutible del cine. Ya había dirigido Ciudadano Kane, El cuarto mandamiento, La dama de Shanghái, etc.

Para mí, que empezaba mi andadura como decorador (tras largos años de aprendizaje con el gran Burman) no podía haber nada más honroso que la posibilidad de colaborar con el genio Welles.

Mi primera entrevista con él fue en el hotel Palace de Madrid. La película era Mister Arkadin (Confidential Report). Yo esperaba en el salón central de la lujosa suite. Cuando se abrieron de pronto las puertas correderas de una de las salas contiguas, y apareció Orson Welles con los brazos en cruz, vestido con túnica de terciopelo rojo cuyas mangas llegaban al suelo, fue una presentación teatral e impresionante que, aunque a mí no me gustase, lo cierto es que nunca pude olvidar.

Me mandó dibujar allí mismo el decorado de una mísera pensión de Múnich. Mientras yo lo dibujaba con rapidez, él cruzaba ante mí, lento (como un personaje de Shakespeare), miraba mi dibujo y al mismo tiempo dictaba carta a una secretaria que tecleaba en otro salón y, en el opuesto, interrumpía la conversación que mantenía un secretario con Nueva York.
Fue una situación alucinante, pero muy satisfactoria para mí, puesto que antes de terminar mi dibujo, le dijo a su productor: O. K. contrátelo.

Por esta forma suya de comportarse, y quizá por su enorme personalidad, durante el rodaje todo el equipo de colaboradores nos encontrábamos inquietos, incómodos, como si algo fuese a explotar de un momento a otro. Nada explotó, pero sí quedó bien claro que su talento no le dejaba pasar desapercibido, y que a él le gustaba que así fuera.

De todas formas yo estoy muy orgulloso de haber colaborado con él, aunque Mister Arkadin, según mi criterio, no fue uno de sus mejores trabajos en la dirección, y mucho menos como actor.
Orson Welles será siempre el insigne director e intérprete de Ciudadano Kane y el actor maravilloso que consiguió con una corta intervención en El tercer hombre de Carol Reed, una imagen que quedó para siempre en la memoria de los buenos cinéfilos...>>1


1.Parrondo Gil: Nickel Odeon, revista trimestral de cine, número 16, otoño, 1999 

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