La historia de los Bielski podría haber sido una película que encajase en el tipo de cine que se realizaba en la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial, que ensalzaba la victoria de Stalin sobre Hitler en héroes anónimos —y adeptos al estalinismo— o una película hollywoodiense rodada durante el periodo bélico, tipo Días de gloria (Days of Glory, Jacques Tourneur, 1943). Pero no fue ni lo uno ni lo otro. Su historia la llevó a la pantalla Edward Zwick muchos años después de los hechos narrados en su film. La filmó sin propaganda, pero sí exaltando el valor de esos hermanos que, involuntariamente, se convierten en protectores de centenares de judíos bielorrusos durante la ocupación alemana. El antisemitismo no solo se extendió por la Alemania nazi, había otros lugares donde existía latente, a la espera. En su complejo de inferioridad, en su ignorancia y en su victimismo, hubo numerosos gentiles que encontraron en el pueblo judío un chivo expiatorio, alguien a quien culpar de sus males y fracasos. Uno de esos lugares era la Unión de las Repúblicas Socialistas, donde el odio hacia los judíos era secular. Existía antes y existió después de la Revolución Roja, y se desató durante la invasión alemana. En junio de 1941, con un retraso de varias semanas respecto al plan inicial, los alemanes pusieron en marcha la Operación Barbarroja, con la que pretendían alcanzar los campos de petróleo soviéticos y sus enormes zonas de cultivo. La presencia del invasor y sus actos irracionales en suelo ucraniano y bielorruso dieron vía libre a quienes decidieron colaborar en el horror del que huyeron los hebreos que se ocultarían en el interior de un espeso bosque bielorruso, similar al que, seis décadas después, Zwick escogió para recrear la lucha y el padecimiento que recrea en Resistencia (Defiance, 2008). El director de Tiempos de gloria (Glory, 1989) desarrolla su propuesta prácticamente en el bosque donde los hermanos Bielski se convierten en símbolo de esperanza frente a las persecuciones y la sombra del genocidio que oscurece sus vidas. El asesinato de sus padres, la posterior venganza y el antisemitismo les obligan a ocultarse en ese espacio natural y salvaje que conocen desde niños. Allí construirán su hogar, resistirán el hambre, el frío y las diferencias que surgen y separan a Tuvia (Daniel Craig) y Zus (Liev Schreiber), los mayores del clan Bielski y los líderes de hombres y mujeres desesperados, que encuentran esperanza en la comunidad que Resistencia prioriza por encima de batallas o enfrentamientos con los soldados enemigos para mostrar el lado humano, también el inhumano, de la lucha por sobrevivir al hambre, a la enfermedad, a la separación, a la muerte de seres queridos, al enemigo que acecha dentro y fuera del campamento, pues también en ellos mismos hay alguien contra quien combatir. Pasada por el filtro del espectáculo cinematográfico, la propuesta de Zwick más que expresar el valor, el sacrificio, la hambruna, el miedo o el instinto de supervivencia, exalta todo ellos en una representación que sigue pautas previstas en instantes en los que los moradores del bosque resisten y se resisten a perder su humanidad, en un tiempo en el que esta parece condenada a deshumanizarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario