Miniserie concebida para ser emitida en la RAI, La mejor juventud (La meglio gioventu, Marco Tullio Giordana, 2003) acabó exhibiéndose en el festival de Cannes, donde recibió críticas tan positivas que posibilitaron su posterior deambular por otros festivales y por las salas comerciales que la estrenaron en dos partes, debido a sus seis horas de duración. Los más de trescientos minutos se centran en las vivencias de los miembros de la familia Carati durante un periodo que abarca desde 1966 hasta el año 2003, siguiendo la evolución vital de Nicola (Luigi LoCascio) y Matteo (Alessio Boni), dos hermanos a quienes se conoce cuando ambos son estudiantes a punto de acceder a la universidad. En ese instante, Matteo muestra una sensibilidad que le obliga a dar la espalda a un entorno que rechaza y al que se enfrenta desde que decide ayudar a Georgia (Jasmine Trinca) a escapar del centro psiquiátrico donde con frecuencia le practican electroshocks. En compañía de su hermano, Matteo intenta revitalizar a la muchacha, sin embargo fracasan en su intención y cada uno emprende su camino, su evolución por separado, un recorrido en el que se van acumulando las decepciones deparadas por una época que prometía más de lo que llegó a dar. La mejor juventud muestra aspectos sociales del periodo en el que se desarrollan las relaciones afectivas y emotivas de los protagonistas, resultando por momentos más fluida como crónica de una época histórica y social que como drama intimista, gracias a la cuidada ambientación de las cuatro décadas durante las que se desarrolla la película o miniserie. De ese modo se suceden los disturbios y las revueltas estudiantiles, la crisis económica o el terrorismo que afecta la relación de pareja entre Giulia (Sonia Bergamasco) y Nicola, así como otros aspectos que se desarrollan durante los años de maduración y decepción de aquellos jóvenes italianos en contacto y en conflicto con la realidad que les rodea y que les afecta mientras se produce su entrada en la etapa de adulta. Por el camino aparecen y desaparecen personajes, al tiempo que se producen hechos que marcan su devenir y sus decisiones, no siempre acertadas. Nicola se acepta y se asienta, pero Matteo continúa inadaptado, lo que le obliga a mantenerse alejado de todos y todo, llegando al desequilibrio que provoca su drástica decisión de poner fin a las desilusiones creadas por promesas incumplidas de aquella juventud que da paso a una madurez distinta para Nicola y Matteo, este último derrotado y decidido a dar definitivamente la espalda a una vida que le crea insatisfacción, soledad y desorientación…
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