En diciembre de 1948, Luchino Visconti comentaba en un semanario italiano que <<El neorrealismo fue un punto de partida [...] un modo de identificación de un momento determinado>> (1) y, cumplido su propósito, el neorrealismo tocó a su fin durante los primeros años de la década de 1950. Por aquel entonces, la industria cinematográfica italiana se había recompuesto. La posguerra trajo cambios, pero no los esperados por muchos de quienes hicieron frente al fascismo, y los cineastas que, como Visconti, habían hecho de la carencia de medios su firma para mostrar las necesidades sociales, políticas y culturales de <<un momento determinado>>, comprendieron que era necesario buscar nuevas formas cinematográficas que les permitiera continuar expresando las distintas realidades que encierran sus obras. En el caso de Visconti nos encontramos ante un cineasta que, al tiempo que se reinventa en Senso (1954), mantiene su posicionamiento a contracorriente e introduce en su obra aspectos autobiográficos —que ganarían mayor presencia en su cine tras Rocco y sus hermanos (Rocco e i suoi fratelli, 1960)—, así como el pasado histórico que cobra protagonismo a partir de este título clave en su filmografía. Desde el inicio, Senso introduce características que se repetirán en posteriores producciones del director milanés, abriéndose a la ópera (se representa Il Trovatore, de Verdi) y a una época que toca a su fin en el lujoso palacio de la música donde se enfrentan tres realidades, que comparten un espacio donde los colores de la tricolor italiana, en ramos y folios, anuncian el principio del fin del dominio austro-húngaro y de su imperio. Allí se entremezclan los oficiales del ejército de ocupación austriaco, los italianos que, como el conde Serpieri (Heinz Moog), simpatizan (y colaboran) con los austro-húngaros y los representantes de las fuerzas clandestinas del Véneto, pero la cámara no tarda en centrarse en uno de los palcos para descubrir a la condesa Livia Serpieri (Alida Valli), la cuarta realidad que no tardará en manifestarse.
(1) Luchino Visconti: Semanario Rinascita, diciembre 1948.
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