El profesor chiflado (1962)
La supuesta finalidad de las comedias de Jerry Lewis sería la de provocar la risa, pero no es extraño descubrir en ellas una reflexión sobre el individuo y el colectivo en la que se percibe cierta influencia de Charles Chaplin. Quizá el ejemplo más obvio al respecto de esta doble intención sea El profesor chiflado (The Nutty Professor, 1962), en la que su protagonista. al igual que la figura del vagabundo de Chaplin, se descubre contrario a su entorno, aunque en el caso del interpretado por Lewis sería más acertado decir repudiado por él. Sin embargo, Julius F. Kelp (Jerry Lewis) busca aceptación social, y para ello esconde su yo real detrás de la falsa imagen que surge para protegerle del medio que le rechaza, le desplaza y le humilla. La perspectiva empleada por el cineasta toma como referencia el relato de Robert Louis Stevenson El doctor Jekyll y Mister Hyde, cuyo personaje sufre un desdoblamiento menos cómico que el experimentado por Kulp, aunque este también muestra dos personalidades opuestas que nacen del desequilibrio entre su dualidad social e individual. Aunque inicialmente Julius no presenta una doble cara, simplemente es un profesor de química ninguneado por sus alumnos, o abroncado por el decano de la facultad (Del Moore) por no cumplir los patrones establecidos como modelo de conducta. De hecho, se podría decir que más que un inadaptado social, se trata de un individuo sometido a cuantos le rodean, incapaz de superar las inseguridades provocadas por su imagen física, nada agraciada, frágil y carente del atractivo que se exige dentro del entorno. Como consecuencia de las continúas humillaciones, Kelp se propone cambiar su imagen externa, convencido de que dicha transformación conllevaría el cese de las agresiones y la aceptación social. Para ello decide acudir a un gimnasio donde no aumenta el volumen de sus músculos, aunque sí el tamaño de sus brazos y su sensación de ser diferente, por lo que debe recurrir a la inteligencia, capacidad que no abunda en aquellos que le rodean. Y emulando al personaje de Stevenson, su nueva personalidad nace como consecuencia de la ingestión de un brebaje que elabora en la soledad de su laboratorio, donde poco después se transforma en alguien a quien en un primer momento solo se percibe mediante la subjetividad que provoca en aquellos que le contemplan sorprendidos, puede que asustados o atraídos por el aspecto físico que poco después observa el espectador. Buddy Love, así dice llamarse, es un tipo agraciado, de tez morena, cabello oscuro repeinado, seguro y viril, que luce un traje de color chillón que nada tiene que ver con las tonalidades frías del vestuario de Kelp. Desde el primer instante, esta nueva imagen se opone a la del tímido docente, pues Love no teme al entorno, sino que lo domina asumiendo una postura de fuerza desde la que da rienda suelta a su vanidad, pero también a su intención de destacar y de someter a quienes antes lo habían hecho con el acomplejado docente. El comportamiento de este castigador salido de la cultura pop llama la atención de Stella (Stella Stevens) (una de las alumnas de Julius), que cae rendida ante sus encantos chulescos, aunque ella asegura que no sería el hombre con quien compartiría su vida, debido a ese mismo aire viril y dominante que le atrae. Si pudiera mirarse en un espejo, El profesor chiflado se descubriría a sí misma reflexionando cómicamente sobre el individuo, sus miedos o la falsa imagen que implica la pérdida de la diversidad individual y la aceptación de la uniformidad estipulada por el colectivo. Aunque todo esto, Lewis no lo expuso desde una perspectiva didáctica, sino desde la sátira en la que su discurso se muestra cínico e irónico, como se confirma a la conclusión de la película, cuando el profesor y su alumna (que le ha preferido a su otro yo) deciden casarse, y ella se guarda dos botellas del milagroso elixir del que echará mano cuando necesite la masculinidad de Buddy Love; pues al fin y al cabo, para ciertas cosas, la presencia externa de aquel supera a la de Julius Kelp.
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