El espectacular éxito de Toy Story marcó un antes y un después en la animación cinematográfica; tras su excelente recibimiento, tanto por parte de la crítica como del público, la animación tradicional dejaría paso a este tipo de animación generada por ordenador, en la que John Lasseter y su productora Pixar habían estado trabajando tiempo antes de saltar a la fama. La todopoderosa Walt Disney Pictures, compañía fundada por el pionero del cine de animación que le dio nombre, llegó a un acuerdo para distribuir un título que iniciaría una serie encadenada de bombazos de taquilla y de productos de calidad. Pero además de la importancia técnica y mediática que tuvo Toy Story, también destacó su divertida historia, llena de personajes inolvidables tanto para pequeños como para mayores que, en un pasado lejano, casi olvidado, habrían jugado con los antepasados del señor patata, con unos soldaditos de plástico o con una muñeca de trapo. Es en esos personajes donde la historia cobra originalidad, pues presenta la relación entre un grupo de juguetes llenos de vida, que piensan, hablan y sienten, como demuestran cuando su dueño desaparece y no hay humanos en la costa. En la habitación de Andy son felices, es su habitat, donde todos se conocen y comparten una amistad que se verá afectada tras la llegada de un nuevo juguete que, además de molón, posee los últimos adelantos, y que podría relegar al viejo sheriff al olvido. Toy story se centra en la relación de rechazo y posterior amistad del juguete de siempre, el favorito de Andy desde la cuna, y el nuevo juguete superchulo y moderno, que además no acepta su condición, sino que se cree un héroe que salvará a la galaxia, cuestión que saca de quicio al viejo Woody. El temor de Woody a perder su privilegiado puesto encima de la cama se confirma con la presencia de Buzz Lightyear, muñeco sonoro y luminoso que acapara la atención de Andy y de los demás juguetes, quienes encuentran en su nuevo compañero a un tipo admirable. Ese protagonismo perdido originan la envidia y los celos que empujan a Woody a cometer un acto censurable, que no sale como él desea, sino peor de lo esperado, y que provoca el rechazo en el resto de compañeros de cuarto, que no dudan en acusarle e intentar lincharle, un final irónico para un sheriff. El arrepentimiento, la soledad y la posterior redención, marcan el camino de un juguete que sólo piensa en su dueño y en su hogar, así como se descubrirá en Buzz a un superhéroe que pierde su condición cuando descubre una realidad que le entristece y decepciona, sin embargo, la amistad que surge entre Woody y él le ayudará a superar y a aceptar su verdadera naturaleza, quizá más importante que su anterior condición de guardián interestelar, pues es un juguete y su misión es la de hacer feliz a un niño. Humor, acción y algún que otro guiño cinematográfico, que aumentarán en las posteriores secuelas, son constantes durante todo el metraje de una película que se ha convertido en un clásico del cine de animación y en una diversión para (casi) todos los gustos.
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