martes, 28 de junio de 2011

Una novela de no ficción: A sangre fría



Publicada en 1966, A sangre fría (In cold blood) detalla el brutal asesinato de la familia Clutter, padre, madre, hijo e hija residentes de la pequeña población de Holcomb (Kansas) y los posteriores hechos y reacciones que el crimen provocó en la pacífica comunidad y a nivel nacional. Las circunstancias de la masacre fueron descritos por Truman Capote en esta crónica-novela tras cuatro años de investigación. Con la colaboración de Harper Lee, el escritor siguió el caso desde antes de ser conocida la identidad de los sospechosos. En busca de respuestas y de realismo se instaló en Holcomb y se dedicó a entrevistar a los vecinos, a la policía y a los propios asesinos. Sus notas, conseguidas con evidente esfuerzo, le servirían para llenar las páginas de una novela en la que se narra, desde un meticuloso detallismo y realismo, las sensaciones y la investigación del homicidio múltiple y premeditado de la familia de agricultores. El autor redactó un libro impactante, duro, real, un nuevo estilo de novelar, rompiendo con la ficción y sentando algunas de las bases del nuevo periodismo estadounidense. Más que un relato, A sangre fría resulta una transcripción de los hechos, un reportaje documental en el que el punto de vista de Capote asoma en determinados momentos, pero dejando que sean los protagonistas reales los que hagan que la narración avance, consecuencia de sus declaraciones y de sus actos. A sangre fría es una gran obra, una excelente muestra de precisión narrativa y un documento demoledor, impactante, que llevó a su autor al límite y que provocó que, tras este hito literario, Truman Capote solo escribiese algún relato corto o algún guión cinematográfico. El esfuerzo para llevar a cabo su proyecto le exigió demasiado, quizá se vio sometido a un estado de presión y depresión que provocó una caída en el abismo de alcohol y drogas que mermó su equilibrio y su evidente talento. Poco tiempo después de ser publicada, en 1967, la crónica de Capote sería adaptada a la pantalla por Richard Brooks, en un film duro y realista que, aún pretendiendo ser una adaptación fiel al excelente original literario, tiene personalidad y perspectiva propias.

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