viernes, 3 de junio de 2011

Welles, punto y aparte



Un caso atípico en la historia del cine podría ser el de Orson Welles, director, guionista y actor que alcanzó gran notoriedad a finales de la década de 1930 gracias a sus montajes teatrales y a los seriales radiofónicos en los que participó, entre ellos su famosa y polémica adaptación de La guerra de los mundos. Durante la emisión del programa, su tono de voz alarmó de tal manera a la población que parte de esta se dejó arrastrar por el pánico que les produjo la certeza de ser víctimas de una invasión extraterrestre, que solo existía en su imaginación, en las páginas de la novela del escritor británico H. G. Wells (que más de uno no conocería) y en el poderoso timbre del futuro cineasta. Su gran éxito y su experiencia dentro del teatro, a los veintidós años había fundado su propia compañía, le permitieron encarar su primer largometraje con las facilidades y libertades que su contrato con la RKO ponían a su disposición. El estudio aceptó las condiciones del inexperto realizador, pues había visto en él a un niño prodigio capaz de marcar un antes y un después en el cine, y así fue. Como consecuencia del control absoluto sobre el rodaje de Ciudadano Kane (1941), Welles pudo realizar un film distinto, que causó gran impacto mediático, al producirse un enfrentamiento directo entre el joven cineasta y uno de los magnates más poderosos de los medios de comunicación estadounidenses. El malestar generado por su primer largometraje tuvo la consecuencia inmediata de una campaña de desprestigio contra la película, y contra su autor, algo que repercutió en su contra en la entrega de los Oscar de aquel año, en el que Ciudadano Kane solo ganó el premio al mejor guión original (que el cineasta había co-escrito al lado de Hermann Mankiewicz), pese a estar nominada en las categorías de mejor película, mejor director, mejor actor, entre otras candidaturas. Desde una perspectiva narrativa y técnica, Ciudadano Kane es un punto y aparte dentro de la historia del cine, su empleo revolucionario de técnicas expuestas con anterioridad la convirtieron en un referente a imitar o seguir. Sin embargo, la carrera posterior de su máximo responsable sufrió su primer revés tras la filmación de El cuarto mandamiento (1942), film que fue montado por Robert Wise sin seguir sus instrucciones (él se encontraba en Brasil), y que finalmente se estrenó con recortes en el metraje y con un final ajeno al pretendido por Welles. No obstante resulta una gran película, pero ¿qué cota habría alcanzado si la edición final hubiese sido la que tenía en mente este magnífico director? Pasaron cuatro años hasta su siguiente trabajo tras las cámaras. El extraño (1946) fue protagonizada por él y por Edward G. Robinson, y resulta un enfrentamiento tenso muy entretenido, pero la película también sufrió modificaciones que afectaron a su resultado final. La dama de Shanghai (1947) es una excelente muestra de su gran capacidad cinematográfica, pero a menudo se recuerda por ser la película que le unió en la pantalla a Rita Hayworth, hasta poco antes del rodaje su pareja en la vida real. Un año después, regresó a sus orígenes teatrales y adaptó a William Shakespeare en Macbeth (1948), la primera de sus aproximaciones al autor inglés, a quien de nuevo recurriría para filmar Othello (1952), rodada en Europa para poner tierra de por medio entre él y la caza de brujas. A pesar de su gran reputación, su carrera no resultó un camino de rosas y, para poder financiar sus películas, aceptó papeles en producciones ajenas. Por otro lado, también se vio obligado a buscar parte de esa financiación fuera de su país, así pues, Welles viajó a Europa en repetidas ocasiones, en una de ellas dirigió Mister Arkadin (1954), que atesora una calidad incuestionable y en la que realizó una nueva vuelta de turca de lo expuesto en su ópera prima, siempre en busca de la innovación y de la libertad creativa que no siempre conseguía. De regreso a los Estados Unidos contó con el protagonismo de Charlton HestonJanet Leight y Marlene Dietrich para darle réplica en Sed de Mal (1958), otra magnífica muestra de cine negro, pero cuyo montaje volvió a ser alterado. De nuevo problemas de financiación y de nuevo a cruzar el charco, en esta ocasión para rodar El proceso (1962), adaptación de la novela homónima escrita por Franz KafkaCampanadas a medianoche (1964), excelente película donde de nuevo retoma las obras de ShakespeareUna historia inmortal (1968), que no llega a la hora de metraje, y Fraude (1973), título experimental que provocó posturas contrarias y que a la postre fue el broche de oro para su carrera. Por el camino quedaron varios proyectos inconclusos y otros que nunca pudo iniciar, entre ellos Moby Dick RehearsedDon Quijote, una adaptación libre y muy personal de la obra de Cervantes, que sería montada por Jesús Franco y estrenada en 1992, The Dreamers o su ansiada adaptación de El rey Lear. No voy a detenerme en su faceta de actor, simplemente destacar su participación en Estambul (Norman Foster, 1943), de la cual dirigió parteAlma rebelde (Robert Stevenson, 1943) o Impulso criminal (Richard Fleischer, 1959). Pero, por encima de cualquier otro personaje en películas ajenas, se encuentra su Harry Line en la obra maestra de Carol ReedEl tercer hombre (1949), según él, el mejor papel de su carrera cinematográfica, marcada por proyectos inacabados y por otros muchos que nunca pudo iniciar. A pesar de que su filmografía es de las más destacadas de la historia del cine, Orson Welles nunca repitió el éxito de Ciudadano Kane; su fama, su ego, su afán por innovar, su búsqueda de la libertad creativa y económica chocaron con una industria conservadora que le dio la espalda. De tal manera el cineasta se convirtió en un errante que no desistía en su idea de volar más alto que en aquella primera película que lo encumbró entre la crítica y el público, y que estos convirtieron en el punto de comparación con el resto de sus producciones, de ahí su ambigua confesión en Fraude: <<empecé en la cumbre, he ido cuesta abajo desde entonces>>.


Filmografía como director

Hearts of Age (1934) (cortometraje)

Too Much johnson (1938) (mediometraje)

Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941)

It's All True (1941) (inacabado)

El cuarto mandamiento (The Magnificent Ambersons, 1942)

Estambul (Journey into Fear, Norman Foster, 1943) (no acreditado)

El extraño (The Stranger, 1946)

La dama de Shanghai (The Lady from Shanghai, 1947)

Macbeth (1948)

Otelo (Othello, 1952)

Mister Arkadin (Confidential Report, 1954)

Don Quijote (Don Quixote, 1957) (inacabado)

Sed de mal (Touch of Evil, 1958)

El proceso (The Trial, 1962)

Campanadas a medianoche (Chimes at Midnight, 1964)

Una historia inmortal (The Inmortal Story, 1968)

Vienna (1968) (inacabado)

The Golden Honeymoon (1970) (inacabado)

London (1970) (cortometraje)

Moby Dick (1971) (inacabado)

Al otro lado del viento (The Other Side of the Wind, 1972) (montaje estrenado en 2018)

Fraude (F for Fake, 1973)

No hay comentarios:

Publicar un comentario