martes, 14 de octubre de 2025

Albert Camus y El extranjero

Entre el nihilismo, el absurdo, la desorientación y el existencialismo, se sitúa el individuo atrapado en busca de ser y el encontrarse con no ser nada, una nadería existencial que en autores como Franz Kafka encuentra los mejores ejemplos de su lucha imposible con un sistema que se las arregla para negarle la identidad, para enredarlo, zarandearle y atraparle donde las fuerzas invisibles, creadoras, destructivas y controladoras quieren. Así se va descubriendo en la desorientación y el ninguneo. Dicho sistema deshumaniza, elimina la voz humana y no hay manera de vencerlo, solo un loco o un personaje realmente libre, aquel que se aísle de todo y de todos podría no sufrir tal situación, aunque sufriría otra igual de dolosa y dolorosa: la que implicaría renegar de esa parte de sí que le hace un ser social, que le relaciona con los demás y le permite una construcción de sí mismo más completa y compleja. De carecer de contacto social, solo se cumpliría la relación consigo mismo; y esta se antoja insuficiente para descubrir y desarrollar su identidad y su humanidad. Aparte, tal libertad sería un engaño, pues, en la práctica, está condenada al fracaso. El personaje de Camus en El extranjero sabe que ha de morir, ya no por la condena del tribunal, sino porque se le ha condenado a muerte al nacer. En este aspecto, como en tantos otros, la libertad se convierte en un imposible más; de modo que el protagonista cambia de una cárcel sin barrotes (la que detalla en la primera parte del texto) a una con ellos (en la segunda mitad), en la que espera a ser juzgado y condenado, momento en el que se le roba definitivamente su mínima capacidad de ser y decir.

Se queja de ello al lector de su historia, al tiempo que aquel comprende su padecer y su nihilismo, pero no porque nada le importe, sino porque siente, piensa y concluye que no hay escapatoria, que somos privilegiados y condenados. ¿Qué le importa? <<Nada, nada tenía importancia y sabía perfectamente por qué>>, afirma el narrador casi al final de su relato. Meursault no vive en un espejismo generado por el aspirar al ideal, a la utopía, vive sin aspiración alguna. Le da igual una cosa que otra: se casaría con María o no, iría a trabajar a París o no... se deja llevar, evita responsabilidades y culpas, la vida continua su curso sin que él la altere. Todo parece resultarle indiferente o aceptable; ha perdido esa parte de sí que le haría protagonista de su existencia, pero ha caído en que esta no le ha pertenecido nunca. Esa sensación de ser apenas marionetas, de vivir un sinsentido o, tal vez, de serlo, se hace más patente en la negación, en la apatía, en la rendición, en la posibilidad y la elección. Pero incluso esta se le niega a los personajes kafkianos y a otros como el Babertly de Herman Melville, por mucho que diga que <<preferiría no hacerlo>>, o mismamente el protagonista de El extranjero, obra que dio fama a Camus. En la misma, el autor nacido en Dréan (Argelia) incluye un párrafo que su preso lee en presidio, a la espera de su juicio por asesinato, y que resume la obra El malentendido, que 1944 estrenaría en el teatro con María Casares de protagonista. Pero regreso al relato de Camus, que presenta influencias kafkianas, también de Dostoievski y Nietzsche, para señalar la amargura y la desesperanza que serían comunes a la juventud de su generación y que están presentes en esta novela breve que habla del despertar al absurdo al que el autor se enfrenta desde la ironía y el humor negro —a su protagonista se le juzga por homicidio, mas este no interesa ni al fiscal y al resto, pues le condenan por ser diferente, por su ateísmo, por no llorar en el entierro de su madre, por haberla ingresado en un asilo e iniciar una relación con Marie al día siguiente del entierro, por no mostrar creencias, ni sentimientos visibles y socialmente aceptados, ni emociones, ausencias que incomodan al tribunal que representa a la sociedad y al sistema que juega con el acusado—, pero ¿qué obra del siglo XX, posterior a la publicación de las obras del escritor checo, e influenciado por este, no abraza como uno de sus temas el absurdo existencial?


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