martes, 7 de noviembre de 2023

Wolfgang Reitherman, en la Disney

Cincuenta años al servicio de una empresa es tiempo suficiente para que cualquier despierto pueda conocer el medio donde trabaja, pero, ya si se trata de alguien espabilado y creativo, también puede contribuir a su evolución o a su destrucción. Wolfgang Reitherman, despierto y espabilado, a buen seguro creativo, pasó medio siglo de su vida trabajando para Walt Disney. Primero colaborando con el hombre y, fallecido este, con la marca que el padre de Mickey había creado, una marca que hoy ya es un imperio empresarial e impersonal que, de su fundador, solo conserva el nombre y los derechos de sus obras. La colaboración entre ambos se inició en la década de 1930. Por entonces, Reitherman sustituía su Wolfgang por Wooley, porque era más cercano y sonaba menos germánico que su nombre de pila. Inicialmente, colaboró en el departamento de animación, contribuyendo en cortometrajes y en el primer largometraje de Walt Disney: Blancanieves y los siete enanitos (David Hand, 1937).

Durante ese periodo, este animador estadounidense nacido en Múnich (Alemania), en 1909, se convirtió en uno de los colaboradores íntimos y esenciales de Disney; y ya en la década de 1940, asumiría la dirección de animación en títulos míticos como Pinocho (Ben Sharpsteen y Hamilton Luske, 1940) y Dumbo (Ben Sharpsteen, 1941). En realidad, participó en la mayoría de largometrajes animados producidos por Walt Disney. Lo que me lleva a preguntarme si aprendió de uno de los más grandes animadores o aquel aprendió de él y ambos del resto de animadores y cineasta que pasaron por la casa del ratón. Me gusta pensar que fue un aprendizaje en doble sentido y, probablemente, así fuese. Durante la Segunda Guerra Mundial, Reitherman luchó en Africa y en el Pacifico como miembro de las Fuerzas Aéreas. A su regreso, continuaría trabajando para Disney y contribuyendo con su buen hacer en films como La cenicienta (Cinderella, Wilfred Jackson, Hamilton Luske y Clyde Geronimi, 1950), Alicia en el País de las maravillas (Alice in Wonderland, Wilfred Jackson, Hamilton Luske y Clyde Geronimi, 1951) o Peter Pan (Wilfred Jackson, Hamilton Luske y Clyde Geronimi, 1952). Pero lo mejor de Reitherman aún estaba por llegar. Cuando Disney se centró en engrandecer su empresa, delegó la dirección en sus hombres de confianza y, entre ellos, estaba nuestro hombre. De ese modo, pasó de la dirección de animación a la dirección de cortometrajes y largometrajes. Entre los primeros, destacan sus films de Winnie Pu; y entre los segundos La bella durmiente (Sleeping Beauty, Eric Larson, Wolfgang Reitherman, Les Clark, 1959), 101 dálmatas (One Hundred and One Dalmatians, Wolfgang Reitherman, Hamilton S. Luke, Clyde Geronimi, 1961), Merlín el encantador (The Sword in the Stone, 1963), El libro de la selva (The Jungle Book, 1967), Los aristogatos (The Aristocats, 1970), Robin Hood (1973) y Los rescatadores (The Rescuers, Wolfgang Reitherman, John Lounsbery, Art Stevens, 1977), su última película como director. Posteriormente, produciría para la empresa Tod y Toby (The Fox and the Hound, Art Stevens, Ted Berman, Richard Rich, 1981). Ahí es nada, el legado de este legendario animador que dedicó casi medio siglo de su vida creativa (1934-1981) a engrandecer el universo animado de la Disney.


No hay comentarios:

Publicar un comentario