miércoles, 21 de diciembre de 2022

Yo serví al rey de Inglaterra (2006)


Junto Milan KunderaBohumil Hrabal fue el escritor checo que más influyó en la nueva ola de cineastas checos y eslovacos de la década de 1960, la del deshielo y su posterior glaciación. Entre aquellos cineastas, Jiri Menzel fue quien lo sintió más cercano, como apunta que desde sus orígenes profesionales los textos del escritor le inspirasen sus historias cinematográficas. La última adaptación que Menzel realizó de Hrabal fue Yo serví al rey de Inglaterra, una de las mejores obras literarias de su autor. Narrada en primera persona, por el Jan maduro (Oldrich Kaiser), Yo serví al rey de Inglaterra (Obsluhoval jsem anglického krále, 2006) recuerda las experiencias del narrador desde sus inicios laborales, cuando Jan (Ivan Barnev), un joven acomplejado y arribista, vende salchichas en la estación de tren y sueña ser millonario para codearse con quienes ya lo son. La desenfadada narración de Jan contagia su manera de ver la vida y su entorno, así como su capacidad de ver realizado lo que parece increíble, tal como ser el camarero que sirvió al emperador de Etiopía. Este personaje y guía es el antihéroe de una historia que va pasando de hotel en hotel, de jefe en jefe, de maitre en maitre, acumulando experiencias, lecciones, complejos y rencores que pretende vengar igualándose a quienes le miran por encima del hombro, ignorándole, porque solo ven en él a alguien indigno de sus atenciones de clase.



Jan no duda en trabajar sirviendo a los alemanes, cuando estos ocupan Checoslovaquia, ni rechaza a Liza (Julia Jentach) por su origen alemán. La socorre y se casan. Así, Jan accede a un nuevo puesto laboral mientras ella viaja por la Europa ocupada, reuniendo sellos que, concluida la guerra, harán millonario al protagonista. Pero el dinero no le proporciona felicidad, tal vez sí la alegría de su propio hotel, pero su plenitud, la que debe nacer de su interior, no asoma ni siquiera cuando logra que le encierren con quienes le han rebajado. Esto sucede cuando se produce el golpe de estado comunista. En ese instante, Jan insiste a las nuevas autoridades que le encierren en el campo junto al resto de millonarios, aunque tampoco allí tiene la sensación de ser aceptado. En la novela, no así en la película, participa de las comilonas, de las fiestas, del buen vivir, pero continúa sintiendo que le miran por encima; lo que le lleva a la comprensión de que se ha equivocado al aspirar a una meta que no le llena. Tras su tono cómico, Yo serví al rey de Inglaterra se abre a la búsqueda existencial de su narrador, una búsqueda que pasa por mirarse al espejo, por recordarse y despojarse de lo superfluo, en busca de conocerse a sí mismo para hallar la plenitud que solo es posible cuando Jan se acepta en soledad. A este respecto, Hrabal asimila y hace suyas las influencias del filósofo chino Lao-Tse; y Menzel, las del escritor checo, aunque resulta más optimista que aquel. En ambos, la sencillez, el vacío (lo que se puede llenar), la naturaleza y la quietud posibilitan al personaje descubrir su camino lejos de los lujos, una senda existencial que le acerca la serenidad que ni los billetes, ni su hotel ni su estancia entre los millonarios le ha proporcionado. Cuando apenas tiene nada, comprende. Por eso narra, para no olvidar y para reflexionar quién es; una cuestión presente en la obra narrativa de Hrabal y también en la de Menzel, el cineasta que mejor supo conectar y captar la esencia del escritor y llenarla con la propia. A diferencia de la novela, la película báscula entre el pretérito anterior y el pasado reciente, siendo el tono del primero luminoso, festivo, irreal, juvenil, exagerado —incluso el primer recuerdo, en blanco y negro, a imagen del cine mudo, vive en la caricatura—, mientras que el segundo asume la pausa y los colores serenos y grises que envuelven la estancia de Jan junto a Marcela (Zuzana Fialová) y el profesor de francés (Milan Lasica). Menzel hace suya la sátira del autor de Una soledad demasiado ruidosa, y la reflexión acerca de la búsqueda del narrador, un ser humano perdido, aplastado por el peso de la Historia —la ocupación nazi de Checoslovaquia y la posterior implantación del comunismo— y el de sus propios complejos, y encontrado en la intimidad de su existencia.




2 comentarios:

  1. Fue una de las primeras películas que comenté en mi blog, allá por 2015. Recuerdo que me gustó, aunque tengo pendiente leer la novela.

    Felices fiestas.

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    1. La novela me gustó, la película también, pero esta no me llenó tanto. En cualquier caso, me gusta mucho el cine de Menzel y también lo que he podido ver del resto de cineastas checoslovacos que debutaron en la década de 1960. Acabo de leer tu comentario. Con tu permiso, voy a copiar aquí el enlace.

      http://cinefiliasantmiquel.blogspot.com/2015/03/yo-servi-al-rey-de-inglaterra-2006.html?m=1

      Felices fiestas

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