En 1956 aparecía Con el viento solano, la segunda novela publicada por Ignacio Aldecoa, en la que narra, entre el realismo de los espacios físicos y la psicología de su protagonista, la huida física y la prisión emocional de Sebastián, el joven gitano que tras armar bronca en un bar de feria se da a la fuga. Perseguido por una pareja de la guardia civil, el fugitivo dispara en la distancia a uno de los miembros de la benemérita con la pistola que compró por casualidad uno de sus días de embriaguez, quizá por ese rasgo muy suyo de dárselas de gallito cada vez que el alcohol ejerce su influencia en cualquier tasca donde pueda presumir de tipo duro. La novela es un espléndido ejemplo del uso de varios registros: el formal —en la relación que el narrador mantiene con el lector, tanto como intermediario de los pensamientos de Sebastián como descriptor de lugares y personajes— y el informal —en las conversaciones en las tabernas o entre los distintos individuos con quienes se encuentra el protagonista durante su calvario. Ambientada durante una semana de julio, de lunes a sábado, el viento solano es señalado por Aldecoa en varias ocasiones, estableciendo la relación del título con el derrumbe emocional y vital del personaje. No hay sentimentalismos por parte del autor, tampoco sentencias ni intención de juzgar el comportamiento de los personajes, quizá guardando sus simpatías para los dos únicos que sorprenden de manera positiva al fugado. Esa postura de relatar, tanto el espacio externo, tascas, pueblos, ferias, y lo que sucede en el interior de Sebastián, sin caer en juicios morales se une a la sobriedad y a la precisión con la que Aldecoa recorre a través de su narrador omnisciente tanto la geografía castellana donde desarrolla la huida del protagonista como la propia interioridad atemorizada de quien, debido a la sangre que le condena, empieza a comprender aspectos de su vida que había pasado por alto hasta ese instante, cuando se ve al borde del abismo existencial. En ese instante, también descubre la certeza de su imposibilidad: la de que para él ya es demasiado tarde: la sangre del guardia la pagará con su sangre.
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