<<Un rostro amable y riente. Una frente inteligente, amplia. Unos ojillos pequeños, vivaces, que asoman tras de unos lentes con montura de oro. Una panza burguesa. Contraste: un espíritu revolucionario. G. W. Pabst más bien parece un banquero o financiero que un hombre que trabaja la caída de una sociedad llena de engaños e injusticias. Él retrata la verdad. La verdad, presentada desnuda y libre de prejuicios, es revolucionaria. Por eso los films de Pabst son revolucionarios. En todas las películas de Pabst se advierte un valiente ataque a la injusticia. Él no exalta. El no hace otra cosa que tomar trozos de la vida y fotografiarlos con una cámara. Pabst es un espíritu libre con una cámara. Pabst es un espíritu libre que obra atendiendo a su propio pensamiento. Unas veces con el drama. Otras con la sátira. Siempre G. W. Pabst fustiga y ataca. Hace abrir los ojos. Y comprender y aprender muchas verdades>>. Aparte de que no distingo una frente inteligente de cualquier otra, no pretendo apropiarme de las palabras de Carlos Serrano de Osma, que así describió al cineasta centroeuropeo y las películas que realizó durante el periodo mudo y los primeros compases del sonoro. Serrano de Osma escribió estas palabras como parte del artítulo que dedicó al cineasta alemán, publicado en la revista Popular Films, el catorce de septiembre de 1933. Por aquel entonces empezaba a dudar de las últimas películas del hombre a quien había admirado por su realismo y por su manera de enfrentarse a las distintas realidades que asoman en sus películas, ligadas a su época. Cabe recordar que estamos hablando de los años previos al ascenso de Hitler al poder; es decir, de los “locos años veinte” (y primeros compases del crítico decenio siguiente), aunque más que locos y felices, tras el hundimiento económico y los cambios políticos y sociales que siguieron a la Gran Guerra (1914-1918), los años de la República de Weimar fueron permisivos y liberales, años que sentían la culpabilidad del pasado y miraban su presente con mayor tolerancia y también con cierto temor. Fue un periodo durante el cual Berlín dejaba atrás el espíritu de Postdam y se convirtió en centro cultural y de diversión no solo de Alemania, sino a nivel europeo. Allí, la juventud que sobrevivió a la guerra y a la posguerra y los artistas vivían el desorden al que no estaban acostumbrados los alemanes —<<Y es que el pueblo alemán, un pueblo de orden, no sabía qué hacer con la libertad y ya buscaba impaciente a aquellos que habrían de quitársela>> (Stefan Zweig: El mundo de ayer)—, el desenfreno y el escapismo también abrazados por la clase burguesa a la que pertenecen los protagonistas de Crisis (Abwege, 1928).
Un filme extraordinario en el que destaca la presencia de Brigitte Helm: la misma actriz que había protagonizado "Metrópolis" (1927) y que ese mismo año intervino en "L'argent" (1928) de Marcel L'Herbier.
ResponderEliminarSaludos.
Coincido. Gran película e inolvidable actriz. No hace mucho, quizá dos meses atrás, escribí una entrada sobre ella y, buscando información, apenas encontré más referencias que las que apuntaban su papel de María y de la máquina en Metrópolis, su primera película.
EliminarSaludos.