Si en su obra maestra Godzilla o Japón bajo el terror del monstruo (Gojira, 1954), Ishirô Honda tomaba como excusa la presencia de Godzilla para reflexionar sobre los peligros de la era atómica, cualquier tipo de intención crítica y analítica desaparece por completo en Invasión extraterrestre (Kaijû sôshingeki, 1968), en la que concedió el protagonismo exclusivo a los efectos especiales, obra de Eiji Tsuburaya, a las influencias pop y al infantil entretenimiento que pueda provocar el grupo de monstruos que primero se une para destruir la Tierra y posteriormente, aliándose con la raza humana, lo hacen para derrotar a los conquistadores venidos del espacio. Ishirô Honda, cineasta fiel al estudio Toho, era el principal encargado de realizar los kaiju-eiga de la productora y, como tal, en este film ofreció un rato de evasión que aprovechaba el tirón comercial de los kaiju, y héroes de esta aventura. Honda introdujo como villanos a los alienígenas que controlan a los monstruos para desatar el caos y la destrucción de las maquetas de diferentes ciudades, todas ellas arrasadas por los gigantes pretéritos que finalmente los terrícolas logran controlar para atacar a los Kilaaks. La voz del narrador ubica Invasión extraterrestre en el año 2000 mientras sus primeras imágenes captan un helicóptero que sobrevuela una isla que resulta ser la base científica donde la humanidad ha reunido a los "kaiju" que se pusieron de moda a raíz del enorme éxito de Godzilla. Todo parece indicar que se trata de un lugar seguro, salvo por el gas que adormece a los científicos y a los trabajadores del centro de control. Godzilla, Rodan, Mothra, que habían tenido su protagonismo en otras películas de Honda, y otros monstruos son liberados tras el ataque gaseoso y, bajo control de los extraterrestres, atacan las grandes áreas urbanas mientras el capitán Katsuo Yamabe (Akira Kubo), que ha recibido la orden de abandonar la base lunar, regresa a la Tierra con la misión de investigar los sucesos de la isla. Allí descubre que las gigantescas criaturas y los humanos que las vigilaban son esclavizados por fuerzas alienígenas que pretenden establecer un nuevo orden en el planeta y, sin mayor intención, la historia depara el caos y el postrero enfrentamiento entre gigantes terrestres y extraterrestres.
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