Apostar por el documentalismo y por el pesimismo que dominan la cruda descripción de la cotidianidad de Los golfos (1959) fue un comienzo agridulce para la carrera profesional de Carlos Saura. Amargo por su encontronazo con la censura, que la relegó al ostracismo, y dulce porque se trata de un documento excepcional y único dentro del cine español. En su siguiente película, realizada porque fue su oportunidad de volver a dirigir, Saura contó de nuevo con la colaboración de Mario Camus en la escritura del guión, pero Llanto por un bandido (1963), coproducción española, francesa e italiana, evidencia carencias que no se observan en el anterior trabajo del cineasta aragonés. El ser una superproducción le permitió contar con un reparto internacional (al que se sumaron, en una breve intervención, Buñuel y Buero Vallejo) y con la holgura de medios económicos impensables para Los golfos. Pero, a pesar de todos los recursos materiales y humanos puestos a su disposición, y de la presencia de un elenco de renombre, Llanto por un bandido es un ejemplo de que la holgura de medios no asegura un resultado artístico satisfactorio, pues, en su conjunto, resulta irregular y su desarrollo pasa de la brillantez de momentos puntuales a la desidia que lastra el desequilibrio entre la intimidad del protagonista, la relación que este mantiene con su mujer (Lea Massari) y con el entorno donde luchan monárquicos y liberales. Posiblemente si su montaje no sufriera intervenciones ajenas al realizador, estaríamos hablando de un film distinto, de ritmo narrativo más fluido. Aún así, resulta interesante ver como el pasado expuesto por Saura podría extrapolarse a la España de la época, pues, el telón de fondo de la lucha entre liberales y absolutistas durante el siglo XIX, no deja de ser el reflejo de la Guerra Civil y las secuelas que alcanzaron el presente español de aquel entonces, de ahí que adquiera un significado especial la breve presencia de Buñuel y de Buero Vallejo, dos hombres señalados por el régimen franquista. Pero más allá de esta similitud temporal, Saura se alejaba de la realidad de su momento y de la sinceridad con la que filmó la cotidianidad de aquel grupo de golfos para centrarse en el drama biográfico del famoso bandolero andaluz <<El Tempranillo>>, convertido por el folclore popular en un héroe al estilo de Robin Hood o Joaquín Murrieta.
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