viernes, 14 de julio de 2017

Corazón olvidado (1919)


Adquirió fama por interpretar a soldados prusianos en películas ambientadas durante la Primera Guerra Mundial, pero, concluida la misma, Erich von Stroheim vio como su carrera de actor peligraba. En aquel momento, los oficiales alemanes, siempre villanos en films bélicos como Corazones del mundo (Hearts of the WorldDavid Wark Griffith, 1918) o Corazones de la humanidad (Heart of Humanity; Allen Holubar, 1918), ya no eran necesarios en las producciones hollywoodienses, lo cual le dejaba sin trabajo y en una situación económica comprometida. Sin embargo, sin nada que perder, agudizó su inventiva y su ingenio para entrevistarse con Carl Laemmle y convencerlo de que sería rentable para la Universal producir su guión The Pinnacle. Aparte del libreto, la propuesta de
Stroheim presentaba el atractivo adicional de que apenas supondría gastos para el estudio, él solo cobraría por su interpretación (por el guión y la dirección no recibiría emolumentos) y contaría con un elenco desconocido, y la promesa de que el largometraje sería un éxito de taquilla. Y así fue. Corazón olvidado (Blind Husbands, 1919) fue un gran éxito y, desde su perspectiva artística, quizá el mejor debut cinematográfico hasta entonces, un debut que anunciaba formas y temáticas que el cineasta, uno de los grandes del periodo silente, iría desarrollando y perfeccionando a lo largo de su accidental, breve y magistral filmografía. Conocido sobre todo por su personaje en Corazones de la humanidad y por ser "el hombre que a usted le gusta odiar", Stroheim recuperaba su imagen de militar arrogante, repulsivo y sin escrúpulos, aunque en esta ocasión reconvertido en oficial mujeriego, cuyo voraz apetito sexual le inclina a seducir a cuanta joven se cruza en su camino, pero también en víctima de su libido y de la apatía que distancia al matrimonio de alpinistas estadounidenses con el que comparte estancia en los Alpes Dolomitas donde se ubica la trama. Su ubicación geográfica y sus escenas de escalada emparentan a Corazón olvidado con el cine alpino alemán de la década de 1920, aunque esta similitud espacial no deja de ser una curiosidad, porque poco más hay entre el cine del geólogo Arnold Fanck (máximo exponente del cine alpino germano de los años veinte) y el de Stroheim, en quien domina su imaginario, mezcla de realidad y fantasía, que iría alcanzando cotas más elevadas en cada uno de los títulos que conforman su obra cinematográfica. De tal manera, se exponen los deseos reprimidos, los desatados, la lujuria, la vieja Europa (en esta ocasión en la alta montaña donde acuden escaladores y turistas) o el engaño, que aparecen en el film como parte del triángulo amoroso que forman el teniente von Steuben y el matrimonio Armstrong, cuya falta de contacto se deja notar en el rostro de Margaret (Francelia Billington), cuando observa con envidia la felicidad que descubre en una pareja de recién casados, lo cual remarca su sensación de pérdida, de desencanto y de abandono marital. La relación entre Robert (Sam De Grasse) y Margaret se caracteriza por la ausencia de pasión, circunstancia que no pasa desapercibida para el oficial, que intenta la conquista de esa mujer que en silencio anhela ser deseada por un marido que, sin ojos para ella, solo desea escalar. Steuben no es un villano propiamente dicho, solo un hombre que aprovecha cualquier ocasión para satisfacer su carnalidad, eso es Margaret para él, una oportunidad, pues olvidada por su marido, que se preocupa más por escalar montañas que por satisfacer las demandas pasionales de aquella, von Steuben la corteja e incluso le propone una aventura que no llega a materializarse, pero que acaba por levantar las sospechas de Robert, quien, en el despertar de sus celos, abandona la apatía que lo define y se transforma en el verdugo de aquel que sí ha comprendido las frustraciones que atormentan al vértice femenino de un triángulo de deseos reprimidos y engaños no consumados que antecede en tres años al más perfecto de Esposas frívolas (Foolish Wives, 1922).

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