Rota su relación profesional con Langdon, las puertas de Hollywood se cerraron para Capra, aunque en la fábrica de sueños todo es variable. Así pues, tras varios meses inactivo, Harry Cohn entró en escena y le ofreció dirigir una película para su estudio cinematográfico. Por aquel entonces Columbia Pictures no pasaba de ser una productora de segunda categoría, aunque no tardaría en codearse con las más importantes (MGM, Fox, Warner o Paramount) gracias a las exitosas aportaciones del realizador de Dama por un día (1933). Sus primeras producciones para Cohn posibilitaron el paso adelante en su carrera profesional, que no se vio afectada por la irrupción del sonido que hizo tambalear los cimientos de la industria cinematográfica. Los éxitos se sucedieron hasta convertirlo en el mejor activo del estudio de "la dama de la antorcha", donde la dureza de Cohn y las limitaciones materiales fueron compensadas con la libertad creativa que le permitió rodar a su manera. Allí también se produjeron sus encuentros con los guionistas Jo Swerling o Robert Riskin -a quien le unió una larga y fructífera relación profesional-, con el compositor Dimitri Tiomkin o con Barbara Stanwyck y Jean Arthur, sus dos actrices preferidas. Salvo La mujer milagro (1930) y la muy reivindicable La amargura del general Yen (1933), los éxitos se iban sucediendo, el camino a la cima se allanaba y la ambición de Cohn -codearse de igual a igual con los poderosos Irving Thalberg, Jack Warner o Louis B.Mayer- y el anhelo de Capra -de conseguir un Oscar- empezaban a ser factibles, sobre todo a raíz de las nominaciones de Dama por un día (1933). Pero la sorpresa no estalló aquel año, sino el siguiente, cuando el cineasta recogió su premio por Sucedió una noche (1934), la película que, rodada de modo accidental y sin la confianza de nadie, le abrió definitivamente las puertas del Olimpo cinematográfico y posibilitó que su nombre apareciese en la pantalla —y en las marquesinas de los cines— antes que cualquier otro (estrellas y título incluidos). De este modo se confirmó su intención de <<un hombre, un filme>>, la cual expuso en sus memorias de la siguiente manera: <<puesto que había miles de millones invertidos en producir y exhibir este nuevo "arte", se había convertido en el más loco de todos los "grandes negocios". Banqueros e industriales se mesaban los cabellos intentando estandarizar; crear modelos de producción en masa que tuvieran éxito; traer orden al caos. Nunca han tenido éxito..., y nunca lo tendrán. El cine es una dicotomía irresoluble de negocio y arte, en la que el arte es la apuesta más segura a largo plazo. Año sí y año también, son los creadores que luchan por la calidad, los artistas de "un hombre, un filme", quienes consiguen un éxito mayor que los productores en masa orientados a la industria. Esa simple noción de "un hombre, un filme" (un credo para importantes cineastas desde D.W.Griffith), concebida de forma independiente en una diminuta sala de montaje lejos de Hollywood, se convirtió para mí en una fijación, un artículo de fe. En mis siguientes cuarenta años de dirección cinematográfica nunca la olvidé, ni la comprometí..., excepto en una ocasión. Me alejé de las producciones que no podía controlar completamente desde su concepción hasta su entrega. Me acerqué al cine con la maravilla de un niño, pero también con la racionalización de una mente científica. No conocía ningún gran libro u obra de teatro, ninguna pintura o escultura clásica, ningún monumento duradero de cualquier forma de arte, que hubiera sido creado nunca por un comité, con la posible excepción de las catedrales góticas. En arte es "un hombre, un cuadro, una estatua, un libro..., un filme>>.
Para bien o para mal, Capra lo consiguió. Sus filmes eran suyos, con sus aciertos y sus errores, pero siempre con esa intención de una película, un creador. Así pues, a partir de El secreto de vivir (1936) en sus largometrajes su nombre aparecía antes del título, no por simple presunción sino para confirmar su autoría, la misma que le llevó a poner fin (momentáneo) a su asociación con Columbia, tras descubrir que habían empleado su nombre para promocionar en Inglaterra un largometraje del que nada sabía y que fue presentado como una producción Capra. Esta circunstancia conllevó su alejamiento temporal de la dirección y su pulso con el sistema de estudios que, aunque bien pagados, esclavizaba a los trabajadores que tenían bajo contrato. Tras su victoria moral sobre Harry Cohn, este accedió a desembolsar una elevada cantidad por los derechos de adaptación de la obra teatral que daría como fruto Vive como quieras (1938), un nuevo éxito para el cineasta, su tercer Oscar al mejor director (algo nunca logrado hasta entonces) y su penúltima producción para Columbia Pictures. Poco después inició el rodaje de Caballero sin espada (1939), un nuevo éxito de público con el que puso fin a su etapa más fructífera. Desvinculado de la Columbia inició su aventura independiente al lado de Robert Riskin, con quien creó su propia compañía. En ella realizaron Juan Nadie (1941), pero la guerra estalló y Capra abandonó su estatus de director estrella para ingresar en el ejército, aunque no sin antes pedir un permiso para completar el rodaje de Arsénico por compasión, una de sus mejores comedias. El estallido de la Segunda Guerra Mundial lo convenció para volver a alistarse, siendo destinado al servicio de transmisiones con el grado de mayor, pero el general Marshall le confió el mando de una unidad cinematográfica en la que inicialmente solo contaba con impedimentos y posteriormente con la inestimable colaboración de gente de cine como Anatole Litvak, Anthony Veiller, George Stevens, John Huston, Walt Disney o William Wyler. Con la guerra concluida, Capra fue licenciado como coronel y compensado con la Medalla de Servicios Distinguidos por la serie de documentales ¿Por qué luchamos?, siete películas que pretendían mostrar a los soldados estadounidenses el porqué habían sido reclutados y enviados a combatir lejos de sus hogares. Sus más de tres años lejos de la industria cinematográfica se dejaron notar de regreso a Hollywood, donde el panorama que se encontró lo llevó a asociarse con George Stevens, Sam Briskin y William Wyler para crear una productora independiente donde poder rodar a su manera. Sin embargo, Liberty Films tuvo una vida independiente breve: Qué bello es vivir (1946) y El Estado de la Unión (1948), tras la cual Capra y sus socios (a regañadientes Stevens y Wyler) vendieron su compañía a Paramount Pictures, donde el artífice de Sucedió una noche (1934) comprendió hasta qué punto se había equivocado al elegir la seguridad económica a la libertad creativa que, sin ser completa, había perseguido dentro del sistema de estudios en el que su nombre había brillado por encima de los títulos de sus películas, algo inusual por aquel entonces.
Filmografía como director
The Ballad of Fisher's Boarding House (1922) (cortometraje)
The Village Blacksmith (1922) (cortometraje)
The Looking Glass (1922) (cortometraje)
The Barefoot Boy (1922) (cortometraje)
Un sportman de ocasión (Tramp, Tramp, Tramp; Harry Edwards, 1926) (codirector sin acreditar)
El hombre cañón (The Strong Man, 1926)
Sus primeros pantalones (Long Pants, 1926)
Los tres papás (For the Love of Mike, 1927)
Cómo se corta el jamón (That Certain Thing, 1928)
La virtud del amor (So This Is Love?, 1928)
The Matinee Idol (1928)
The Way of the Strong (1928)
Say It with Sables (1928)
Submarine (1928)
El poder de una lágrima (The power of the Press, 1928)
The Burglar (1928) (cortometraje)
La nueva generación (The Younger Generation, 1929)
La sortija que mata (The Donovan Affair, 1929)
Águilas (Flight, 1929)
Mujeres ligeras (Ladies of Leisure, 1930)
Pasa el circo (Rain or Shine, 1930)
Dirigible (1931)
La mujer milagro (The Miracle Woman, 1931)
La jaula de oro (Platinum Blonde, 1931)
Amor prohibido (Forbidden, 1932)
La locura del dolar (American Madness, 1932)
La amargura del general Yen (The Bitter Tea of General Yen, 1933)
Dama por un día (Lady for a Day, 1933)
El secreto de vivir (Mr. Deeds Goes to Town, 1936)
Horizontes perdidos (Lost Horizon, 1937)
Vive como quieras (You Can't Take It with You, 1937)
Caballero sin espada (Mr. Smith Goes to Washington, 1939)
Juan Nadie (Meet Joe Doe, 1941)
The Nazis Strike (1943) (cortometraje documental) (sin acreditar)
Divide and Conquer (documental) (sin acreditar)
La batalla de Rusia (The Battle of Russia, 1943) (documental) (sin acreditar)
The Battle of Britain (1943) (documental) (sin acreditar)
Tunisian Victory (1944) (documental)
Arsénico por compasión (Arsenic and Old Lace, 1944)
Two Down and One to Go (1945) (cortometraje documental)
War Comes to America (1945) (documental) (sin acreditar)
Know Your Enemy - Japan (1945) (documental) (sin acreditar)
Your Job in Germany (1945) (cortometraje documental)
Here Is Germany (1945) (documental) (sin acreditar)
¡Qué bello es vivir! (It's a Wonderful Life, 1946)
Lo quiso la suerte (Riding High, 1950)
Aquí viene el novio (Here Comes the Groom, 1951)
Nuestro señor Sol (Our Mr. Sun, 1956) (televisión)
La maravilla de la sangre (Hemo the Magnificent, 1957) (televisión)
El extraño caso de los rayos cósmicos (The Strange Case of the Cosmic Rays, 1957) (televisión)
Millonario de ilusiones (A Hole in the Head, 1958)
Un gángster para un milagro (Pocketful of Miracles, 1961)
Rendezvous in Space (1968) (cortometraje documental)
Nominado al Oscar al mejor director del año por Dama por un día
Nominado a la Copa Mussolini en el Festival de Venecia por Broadway Bill
Oscar a la mejor película del año por Sucedió una noche
Oscar al mejor director del año por Sucedió una noche
Nominado a la Copa Mussolini en el Festival de Venecia por Sucedió una noche
Nominado a la Copa Mussolini en el Festival de Venecia por El secreto de vivir
Mención Especial en el Festival de Venecia por El secreto de vivir
Nominado al Oscar a la mejor película del año por El secreto de vivir
Oscar al mejor director del año por El secreto de vivir
Nominado a la mejor película del año por Horizontes perdidos
Oscar a la mejor película del año por Vive como quieras
Mejor director del año por Vive como quieras
Nominado a la mejor película del año por Caballero sin espada
Nominado al Oscar al mejor director del año por Caballero sin espada
Medalla de Servicios Distinguidos
Ganador del Globo de Oro al mejor director por Qué bello es vivir
Nominado al Oscar a la mejor película del año por Qué bello es vivir
Nominado al mejor director del año por Qué bello es vivir
León de Oro a su carrera en el Festival de Venecia 1982
Premio a su carrera concedido por American Film Institute en 1982
Girona, Ramón. Frank Capra. Ediciones Cátedra, Madrid, 2008.
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