Fama, lucha, condena, despido, exilio, ostracismo, reconocimiento fueron fases de la vida profesional de Dalton Trumbo, aunque a él le habría gustado no experimentar algunas de las mismas, como aquella que vivió en 1947, cuando fue citado a declarar ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses, presidido por el honorable Joseph Parnell Thomas, quien poco tiempo después perdió el adjetivo y fue condenado por estafa. Pero, retrocediendo hasta un periodo menos sombrío, el guionista debutó como tal en 1936, en Road Gang, y durante la primera mitad de los años cuarenta se convirtió en uno de los escritores cinematográficos mejor retribuidos de Hollywood. De esa época son sus guiones para Espejismo de amor, por la que recibió una nominación al Oscar, Dos en el cielo o Treinta segundos sobre Tokio. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, en la que participó en 1945 como corresponsal en el Pacífico, se produjo una situación anómala que afectó a la democracia estadounidense. El miedo a que el comunismo se estuviera infiltrando en la sociedad norteamericana generó la histeria entre los políticos ultraconservadores, que vieron en Hollywood el lugar idóneo para publicitar su cruzada contra la amenaza roja, una cruzada tan inconstitucional como las listas negras en las que se incluyó a más de trescientos profesionales de la industria cinematográfica. Entre los supuestos subversivos se encontraban directores como Edward Dmytryk, Herbert J. Biberman, Jules Dassin, Joseph Losey, guionistas como Ring Lerdner Jr., Michael Wilson, Robert Rossen, el propio Trumbo, actores como Sterling Hayden o actrices como Ann Revere. A raíz de la ola de locura desatada y generada por el pánico al color rojo, pero también debido a intereses más materiales, Trumbo se convirtió en uno de "Los Diez de Hollywood" citados a declarar ante la comisión presidida por J. Parnell Thomas, durante la cual guardaron silencio y se acogieron a la primera enmienda (y no a la quinta como citan algunas fuentes), que garantiza a todo ciudadano estadounidense la libertad de credo, palabra y prensa. De poco les valió y, como tantos otros, fueron víctimas del sinsentido de una época marcada por los fantasmas de la Guerra Fría y por el afán de notoriedad de políticos como el senador republicano Joseph McCarthy, quienes, consciente o inconscientemente, atentaron contra la libertad de expresión, ideológica e individual, una libertad que el autor de El tiempo del sapo (The Time of the Toad, 1949) defendió a pesar de las consecuencias. Su negativa a testificar ante la comisión investigadora se saldó con una condena por desacato, un año de cárcel y una multa de mil dólares, pero también con el desempleo. Cumplidos diez meses de la sentencia, fue puesto en libertad por buena conducta, pero su nombre se encontraba en todas las listas que empezaban a institucionalizarse en Hollywood.
Arruinado y sin trabajo, ¿qué hacer? ¿Renunciar a sus ideales? ¿Denunciar a sus compañeros y dar nombres de supuestos miembros del partido comunista? ¿Luchar contra los atropellos de un comité que, en su empeño, atacaba algunos de los principios básicos de la democracia que aseguraban defender? Ante la imposibilidad de su lucha contra un hecho absurdo y anticonstitucional, Trumbo se trasladó con su familia a México, donde continuó escribiendo guiones que vieron la luz bajo seudónimo o por medio de testaferros que le sirvieron de tapadera. Esta práctica, habitual durante toda la década, fue empleada por aquellos escritores que no sucumbieron a la coacción, lo cual no hizo más que enfatizar la hipocresía reinante dentro de un sistema de estudios que hacía la vista gorda con tal de que los nombres incluidos en las listas no figurasen en los títulos de crédito de las películas que escribieron. En definitiva, de la noche a la mañana, quienes se negaron a declarar ante el comité se encontraron en la calle, desprestigiados, algunos encarcelados y otros sin pasaporte que les permitiera abandonar el país y buscar el sustento en otros lugares. Aún así, algunos continuaron escribiendo o dirigiendo, ya fuera en Europa, como Losey, Dassin o Charles Chaplin, o en casa, como el caso de los guionistas que tuvieron que hacerlo en la clandestinidad. Actores como Hayden, guionistas como Martin Berkeley o directores como Dmytryk, tras su paso por el penal, y Elia Kazan decidieron declarar y delatar a compañeros para poder retomar sus vidas y sus carreras. Sin embargo Trumbo, entre otros, continuó desacatando y no dio su brazo a torcer en lo que él creyó justo. Supongo que muchos del otro lado también creían en lo que hacían, sin darse cuenta de que estaban propiciando una de las etapas más lamentables de la historia y del cine estadounidense.
La sirena del puerto (Devil's Playground, Erle C. Kenton, 1937)
Fugitives for a Night (Leslie Goodwins, 1938)
A Man to Remenber (Garson Kanin, 1938)
Volvieron cinco (Five Came Back; John Farrow, 1939)
Heaven with a Barbed Wire Fence (Ricardo Cortez, 1939)
Curtain Call (Frank Woodruff, 1940)
Nota de divorcio (A Bill of Divorcement; John Farrow, 1940)
Espejismo de amor (Kitty Foyle; Sam Wood, 1940)
Me perteneces (You Belong to Me; Wesley Ruggles, 1941)
La sombra amiga (The Remarkable Andrew; Stuart Heisler, 1942)
Dos en el cielo (A Guy Named Joe; Victor Fleming, 1943)
Compañero de mi vida (Tender Comrade; Edward Dmytryk, 1943)
Treinta segundos sobre Tokio (Thirty Seconds over Tokyo; Mervyn LeRoy, 1944)
El sol sale cada mañana (Our Vines Have Tender Grapes; Roy Rowland, 1945)
El demonio de las armas (Gun Crazy, Joseph H. Lewis, 1949)
El merodeador (The Prowler; Joseph Losey, 1951)
Yo amé a un asesino (He Ran All The Way; John Berry, 1951)
Cohete K-1 (Rocketship X-M; Kurt Neumann, 1952)
Vacaciones en Roma (Roman Holyday, William Wyler, 1953)
Apasionadamente (The Carnival Story; Kurt Neumann, 1954)
The Court-Martial of Billy Mitchell (Otto Preminger, 1955)
El bravo (The Brave One, Irving Rapper, 1956)
The Boss (Byron Haskin, 1956)
Los hermanos Rico (The Brothers Rico, Phil Karlson, 1957)
Cowboy (Delmer Daves, 1958)
Terror en una ciudad de Texas (Terror in a Texas Town, Joseph H.Lewis, 1958)
Éxodo (Exodus; Otto Preminger; 1960)
Espartaco (Spartacus; Stanley Kubrick; 1960)
El último atardecer (The Last Sunset, Robert Aldrich, 1961)
Los valientes andan solos (Lonely Are the Brave, David Miller, 1962)
Castillos de arena (The Sandpiper, Vincente Minnelli, 1965)
Hawaii (George Roy Hill, 1966)
El hombre de Kiev (The Fixer; John Frankenheimer, 1968)
Orgullo de estirpe (The Horseman; John Frankenheimer, 1971)
Johnny cogió su fusil (Johnny Got His Gun; Dalton Trumbo, 1971)
Acción ejecutiva (Executive Action; David Miller, 1973)
Papillon (Franklyn J.Schaffner, 1973)
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