La palabra "original" resulta más compleja que su definición académica, siempre y cuando se acepte que lo novedoso nace de ideas previas que permiten la gestación de las nuevas, según la interpretación y originalidad de cada individuo, que no consiste tanto en inventar algo inexistente (sin bases sobre las que empezar a construir un pensamiento propio) como en desarrollar un estilo personal que cada quien ha madurado a partir de las influencias recibidas desde la infancia hasta su presente, influencias que a menudo pasan desapercibidas para el propio pensador. Como característica humana, esto también sería aplicable al cine, medio en el que los grandes cineastas han tomado préstamos de otros realizadores (en algunas películas de John Ford, Howard Hawks y Raoul Walsh se intercambian situaciones), a veces de una manera descarada (Sergio Leone se dejó llevar por su admiración hacia Akira Kurosawa en Por un puñado de dólares), otras apenas imperceptibles (aunque no lo reconociera, el cine de espías que Alfred Hitchcock desarrolló durante la década de 1930 se encuentra influenciado por Los espías, de Fritz Lang), pero siempre desde una visión cinematográfica personal. En este sentido, la originalidad de un cineasta como Woody Allen reside en su acertada combinación de humor, fobias, inquietudes y recuerdos (a través de personajes que suelen ser álter egos suyos) con las influencias cinematográficas que asume de la comedia muda (Charles Chaplin o Buster Keaton), del cine clásico (Misterioso asesinato en Manhattan y La maldición del escorpión de Jade toman prestadas situaciones de Perdición, Granujas de medio pelo tiene como protagonistas a un grupo de delincuentes que recuerdan a los de Rufufú o en Todos dicen I Love You se rinde homenaje a la época dorada del género musical) y de directores como Ingmar Bergman. Para corroborar lo escrito con anterioridad, no se precisa más que un fugaz recorrido por su filmografía como director, que se inicia con Toma el dinero y corre, una divertida sucesión de gags que guardan relación directa con el slapstick, con las comedias de Chaplin y las de los hermanos Marx. Algo similar puede decirse de su segundo film, Bananas, mientras que en Sueños de seductor, dirigida por Herbert Ross, el personaje central siente una admiración obsesiva hacia el Humphrey Bogart de Casablanca. De nuevo como realizador, tomó como referencia la ciencia ficción cinematográfica para filmar El dormilón y en La última noche de Boris Grushenko, aparte de sus conocimientos literarios, asoma por primer vez la figura de Bergman (en la presencia de la muerte como un personaje similar al de El séptimo sello), como también lo hace en Annie Hall cuando Alvy Singer accede al pasado de un modo que recuerda al del anciano interpretado por Victor Sjöstrom en Fresas salvajes. Se podría seguir nombrando películas e influencias, por ejemplo La rosa púrpura de El Cairo parte de una idea anteriormente vista en El moderno Sherlock Holmes (Buster Keaton, 1924), pero baste decir que el cine de Allen vive de su cinefilia, por lo que no es de extrañar que el expresionismo alemán de la década de 1920 y el Fritz Lang de M den forma a Sombras y niebla (Shadows and Fog), una película que sigue el deambular nocturno de Kleinman (Woody Allen) durante la noche en la que le obligan a unirse a un grupo de vigilantes que pretende atrapar al estrangulador que atemoriza a la población. Este personaje presenta las constantes que se descubren a lo largo de la filmografía del cineasta neoyorquino, pero lo hace desde la excelente y tenebrosa fotografía en blanco y negro de Carlo di Palma, la cual agudiza el tono de pesadilla kafkiana en la que se encuentra atrapado, una pesadilla que le permite conocer a personajes como Irmy (Mia Farrow), la tragasables que abandona el circo donde trabaja como consecuencia de la infidelidad de su pareja (John Malkovich). Sombras y niebla no desentona dentro de la obra del responsable de Zelig (uno de sus mejores films) y no lo hace porque fue un paso más en la evolución creativa de un actor, director y guionista que plasma en sus largometrajes dudas, deseos o frustraciones como las que habitan entre las sombras y la niebla que dan título a una de sus películas más oscuras, originales e incomprendidas.
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