Entregado al cuidado de los heridos de dos buques de la armada estadounidenses, el doctor Wassell (Gary Cooper) decide permanecer en Java a pesar de que su decisión implica desobedecer las órdenes recibidas y arriesgarse a caer en manos de los japoneses, que amenazan con apoderarse de la isla. Pero este médico militar hace lo que hace porque la orden de repatriar a sus pacientes no contempla la de embarcar a quienes no pueden subir al barco por su propio pie, lo cual les condena a perecer o, como mal menor, a convertirse en prisioneros de guerra. Desde su altruismo, el bueno de Wassell no desentona con otros héroes sin tacha a los que dio vida Gary Cooper en la pantalla, ya que el galeno asume su postura como la única posible para alguien a quien se le ha confiado el cuidado de los heridos en combate. Pero, desde una perspectiva narrativa, Por el valle de las sombras (The Story of Dr.Wassell) carece del ritmo y del interés de El sargento York (Howard Hawks, 1941), El orgullo de los Yankis (Sam Wood, 1942) o Los inconquistables, una de las mejores producciones realizadas por Cecil B.DeMille en la década de 1940 y superior a Por el valle de las sombras, aunque esta última presenta una novedad con respecto al resto de películas sonoras filmadas por el cineasta. En este drama bélico el director de Los diez mandamientos se valió de varios flashbacks, que nacen de los recuerdos de Ping (Philip Ahn) y del propio Wassell, para esbozar el romance entre el médico y su ayudante, la enfermera Madeleine (Laraine Day), y completar la personalidad del protagonista, quien de ese modo se da a conocer tanto al espectador como a los soldados a su cuidado, que muestran dudas sobre la valía de quien les asiste, pues las habladurías lo señalan como un hombre que, por cobardía, abandonó su destino en China. El pasado de Wassell lo define como un tipo sencillo de Arkansas, que un buen día decide viajar al continente asiático para investigar la raíz de una enfermedad, aunque el verdadero motivo de su decisión se encuentra en la fotografía que aparece en el folleto informativo del empleo, porque en ella descubre el rostro de Madeleine. Ya en Asía, el médico y la enfermera inician su colaboración profesional y su relación sentimental, que no llega a concretarse como consecuencia de la guerra, pero también debido a la torpeza emocional de Wassell, a quien en ocasiones se descubre como un personaje plano que representa el conservadurismo y el patriotismo admirados por DeMille, lo que provoca que, en muchos momentos de su metraje, Por el valle de las sombras resulte aburrida y forzada.
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