En esta película, Coppola tomó como protagonista a un individuo que alcanzó el éxito tras inventar unas torretas que fueron empleadas en los aviones estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial; pero este hombre, que vive de inquietudes y sueños, no se conforma con una existencia en la que no pueda continuar desarrollando sus ideas y persiguiendo sus sueños (un ideal que ya no tiene cabida dentro de su entorno), por eso se empeña (moral y económicamente) en fabricar un automóvil excepcional que ofrezca al consumidor elevadas prestaciones de seguridad, comodidad y calidad, y todo ello a un precio asequible. Sin embargo esta visión adelantada a su tiempo, factible en todo caso, aunque todavía no consumada, no resulta del agrado de quienes controlan la industria del motor, lo que significa el inicio de una lucha desigual en la que se presupone que Preston no puede vencer; aún así, no desespera en su recorrido hacia la materialización de su idea (representada en la fabricación de los cincuenta Tucker acordados). Por el camino surgen problemas logísticos, materiales, económicos o humanos, así como el rechazo de los estamentos políticos representados en el senador Ferguson (Lloyd Bridges), quien se erige en defensor de los intereses de las grandes compañías automovilísticas, que ven en el vendedor de sueños a una amenaza para el dominio de sus productos, incapaces de competir con la propuesta de un inventor a quien se persigue desde el sabotaje, la difamación y la acusación de fraude de la que finalmente sale absuelto, aunque sin la posibilidad de continuar con su empeño. La reflexión que plantea Tucker. Un hombre y su sueño desvela entre otras cuestiones la incapacidad de un entorno para asumir ideas novedosas, puede que arriesgadas y llamativas debido a la misma novedad que proponen, pero en todo caso ideas factibles capaces de transformar y mejorar el orden establecido tanto en la industria automovilística (contra la que se enfrenta Tucker) como en la cinematográfica (de la que se desligó Coppola), o en cualquier otro medio en el que primen valores inamovibles que busquen el beneficio inmediato sin contemplar aspectos relacionados con el avance, la calidad, el consumidor o los sueños de quienes, en su intento por llevarlos a cabo, se ven torpedeados, a menudo hundidos, por esa constante negativa a evolucionar por temor a perder lo ya logrado.
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