El pub es el centro de las actividades de Shaun (Simon Pegg), un zombie entre zombies, a quien le cuesta comprender que su vida no marcha hacia ninguna parte, como tampoco sospecha que su relación de pareja se ha visto afectada o infectada por su aceptación/sumisión a la rutina en la que vive, y en la que semeja encontrarse a gusto, pues en Shaun prevalece la negativa a asumir la madurez o las responsabilidades que podrían provocar diferencias entre un día y el siguiente. Este zombie no infectado se descubre con veintinueve años y sin más expectativas que la de tomarse unas pintas de cerveza en compañía de su inseparable Ed (Nick Frost), un tipo que ha asumido su condición de inmaduro vitalicio desde la sinceridad que le diferencia de los muertos vivientes que Zombies Party (Shaun of the Dead, 2004) muestra antes de que estalle la epidemia que a la postre despierta a Shaun de su letargo, y que le obliga a asumir tres responsabilidades básicas: visitar a su madre (Penelope Wilton), recuperar a Liz (Kate Ashfield) y arreglar su vida. Entre tantas comedias repetitivas, insulsas y carentes de gracia, Zombies party resultó una sorpresa divertida y gamberra, siendo la primera que Simon Pegg y Edgar Wright escribieron en conjunto. También sería la primera entrega de su trilogía “Cornetto de Tres Sabores", aunque bien mirado podría denominarse trilogía “del pub alienante", si se tiene en cuenta que, en cada uno de los films que la componen, el local se descubre como un espacio habitado por individuos que semejan haber caído en una vorágine de rutina y desidia. Además de las similitudes entre las tres películas, la trilogía presenta distintos enfoques genéricos para abordar un mismo tema que, entre otras cuestiones, plantea la pasividad, la inmadurez (o madurez) y la idea zombie que iguala sociedad de bienestar y sociedad de consumo.
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