Desde Z (1969), su tercer largometraje como director, la obra fílmica de Costa-Gavras se decanta por una postura de denuncia ante situaciones que permiten o fomentan injusticias que van desde la corrupción de estamentos políticos o sociales hasta la violación de derechos colectivos e individuales. Dicha constante le ha convertido en uno de los máximos exponentes de un cine comprometido, que guarda en común la crítica hacia comportamientos ideológicos opresivos e intolerantes como los expuestos en sus películas europeas —Z (1969), La confesión (L’aveu, 1970), Estado de sitio (État de siège, 1972) o Sección especial (Section spéciale, 1975)— o en sus producciones estadounidenses —Missing (1982), El sendero de la traición (Betrayed, 1987) o La caja de la música (Music Box, 1989). Missing (Desaparecido), su primera realización hollywoodiense, no resultó del agrado de ciertos sectores conservadores, sin embargo obtuvo la Palma de Oro en Cannes y fue nominada en varias categorías de los premios Oscar, lo que posibilitaría que Costa-Gavras volviese a rodar en Estados Unidos. La película narra un hecho real acontecido a principios de la década de los setenta, en concreto en septiembre de 1973, cuando el presidente electo Salvador Allende fue derrocado como consecuencia del levantamiento militar tras el que se impuso un régimen dictatorial que sustituyó las libertades básicas por la represión, la violencia, el control o la desaparición de personas como Charles Horman (John Shea), el joven estadounidense que se convierte en un damnificado más de entre los miles de la situación político-social que Ed Horman (Jack Lemmon) ignora cuando llega a Chile para encontrar a su hijo desaparecido. En Horman padre, hombre de negocios de mediana edad, se descubren el conservadurismo y el escepticismo con los que aterriza en Santiago, donde muestra sus dudas al respecto de las palabras de Beth (Sissy Spacek), su nuera, pues no las tiene todas consigo de que su vástago haya sido víctima de una detención ilegal o de malos tratos. En ese instante, el personaje interpretado por Jack Lemmon cree firmemente en el modo de vida que le han inculcado, el mismo que ha practicado e intentado vanamente transmitir a su hijo, de quien se ha ido alejando como consecuencia de su pensamiento, más idealista que el paterno.
Grandes actuaciones en una película dirigida con temple y un guion notable.
ResponderEliminar