El tren del infierno (1985)
En 1966, Akira Kurosawa, Hideo Oguni y Ryuzo Kikushima escribieron un guión que iba a servir al director de Los siete samuráis y Barbarroja para que realizase su primera película en los Estados Unidos, sin embargo, en 1968 el proyecto fue cancelado; años después, ese mismo guión volvería a cobrar vida y sirvió de base para el film de Andrei Konchalovsky. El tren del infierno (Runaway train) se inicia en una penitenciaria de máxima seguridad en Alaska, inexistente en el guión del famoso director japonés, donde Manny (Jon Voight) lleva tres largos años incomunicado del resto de unos compañeros que le admiran como si se tratase de un héroe legendario, posiblemente por su eterno rechazo hacia el sistema y su enfrentamiento personal con Ranken (John P.Ryan), el supervisor del centro que, muy a su pesar, debe acatar la sentencia de devolver al reo los privilegios de los que gozan los demás convictos. Durante el tiempo que el film transcurre dentro del presidio se observa la rivalidad entre preso y carcelero, así como se descubre el motivo de la misma: el prisionero se ha fugado con anterioridad, ridiculizando a Ranken. A pesar de las amenazas y el intento de asesinato del que es víctima Manny, este escapa una vez más, pero en esta ocasión lo hace gracias a la ayuda del joven Buck (Eric Roberts), quien le sigue convencido que ese tipo es fenomenal. Manny y Buck huyen por las cloacas, sobreviven a las bajas temperaturas exteriores gracias a la grasa que se untan y al plástico con el que forran sus cuerpos, y de ese modo alcanzan la libertad que les conduce hasta la estación de ferrocarril donde se inicia la segunda parte del film. A partir de aquí la trama de El tren del infierno coincide con lo que sería el guión escrito por Kuroswa, Oguni y Kikushima, aunque los guionistas Djordje Milicevic, Paul Zindel y Edward Bunker cambiaron el Estado donde se desarrolla la acción, el final, el sexo de uno de los personajes masculinos e introdujeron al oficial de prisiones, perdiéndose parte del enfoque del original. La acción transcurre a bordo de un tren que se descontrola debido a la repentina muerte del conductor. La locomotora alcanza una velocidad incontrolable, sin que el equipo del centro de control de la estación pueda hacer algo más que abrir paso a la máquina, con la intención de provocar su descarrilamiento, pues asumen que en el tren no viaja nadie. Sin embargo, uno de los empleados externos advierte la presencia de Sara (Rebecca de Mornay), la joven ayudante del maquinista, que se ha quedado dormida. Este descubrimiento provoca un cambio en la decisión de estrellar el aparato, dejando que continúe circulando hacia un destino que parece condenar al trío de protagonistas a perecer, a pesar de su afán por sobrevivir. El film de Konchalovsky funciona a ratos, sobre todo cuando Voight y Roberts dejan de forzar sus actuaciones (que ni más ni menos fueron recompensadas con sendas nominaciones a los Oscar y con un Globo de Oro para el primero), siendo Buck un joven de pocas luces que, además de resultar cargante, admira como un tonto a Manny, quien se descubre como un individuo dominado por su egoísmo y por la obsesión que comparte con Ranken, un perseguidor totalmente fuera de sí, que desciende desde un helicóptero a ese tren que nadie es capaz de detener.
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