Basándose en un exhaustivo trabajo de investigación histórica y periodística el realizador Olivier Assayas llevó a cabo un ambicioso proyecto sobre las acciones del terrorista Ilich Ramírez Sánchez, dando como resultado la miniserie Carlos, producida por la cadena de televisión Canal Plus Francia y exhibida en el Festival de Cannes en el año 2010 con una duración superior a las cinco horas de metraje; posteriormente se realizaría una versión reducida para su estreno en salas comerciales con una duración aproximada de 140 minutos. El resultado de este ambicioso largometraje, en el que se insertan imágenes reales de la época, expone parte del panorama geopolítico de los años que abarcan la trayectoria terrorista de criminal conocido como Carlos (Edgar Ramírez), desde principios la década de 1970 hasta los años posteriores a la caída del muro de Berlín; si bien el film funciona mejor en la descripción, más exhaustiva, de los setenta que en las décadas siguientes. Como ejes históricos habría que destacar la importancia del petróleo, la Guerra Fría y el conflicto árabe-israelí, que alcanzó uno de sus momentos de mayor tensión en 1967 con La Guerra de los Seis Días, en la que el ejército israelí resultó vencedor y ocupó los territorios de El Golam, El Sinaí y Cisjordania. La trilogía de Assayas se centra en las andanzas de un terrorista narcisista que se califica a sí mismo como marxista que lucha contra el imperialismo en favor de los pueblos oprimidos, pero esa sería la definición que ofrece de sí mismo un ego que busca la notoriedad desde el terror de sus acciones. La mayor parte de la carrera delictiva de Carlos se encuentra ligada a un grupo terrorista palestino que actúa en suelo europeo contra los intereses de aquellos que consideran sus enemigos, cuyo golpe más importante pretendía ser el asalto a la conferencia de Viena (celebrada en 1975), donde se reúnen los ministros del petróleo de los países que conforman la OPEP. La orden de Carlos y de su grupo sería la de secuestrar a los presentes y asesinar a los representantes de las naciones enemigas del movimiento terrorista para el que trabaja, sin embargo, el atentado no resulta como se espera y la asociación del criminal con el grupo radical palestino concluye. La última parte, quizá la más floja de las tres, expone la caída de un individuo que crea su propio grupo terrorista, compuesto por antiguos colaboradores y apoyado inicialmente por Siria y por países tras el telón de acero. Con la caída del comunismo y el fin de la Guerra Fría el apoyo y la protección desaparecen; el mundo se globaliza y las presiones crecen para atrapar a un terrorista que se ha creado enemigos poderosos que no olvidan sus acciones. Como se apunta al inicio de Carlos no se trata de un biopic fidedigno sino una ficción sobre uno de los criminales más buscados del último cuarto del siglo XX, tampoco resulta desacertado decir que no se trata de una serie sino de un largometraje en tres partes, ya que su realizador desarrolló la historia desde un lenguaje estrictamente cinematográfico.
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