La mayoría de las novelas y relatos escritos por William Faulkner se desarrollan en el sur de los Estados Unidos, en concreto en el estado de Mississippi, donde residió la mayor parte de su vida. Intruso en el polvo (Intruder in the dust) no es una excepción, como se comprueba en la adaptación de la misma que hizo el guionista Ben Meadows para que Clarence Brown la trasladara a la gran pantalla bajo la supervisión del propio escritor. La historia que cuenta Intruso en el polvo (Intruder in the dust), también conocida en España como Han matado a un hombre blanco, presenta una intriga en la que se muestra la injusticia racial predominante en algunos condados sureños hacia la mitad del siglo XX. Vinson Gowrie (David Clarke) ha sido asesinado, supuestamente, por Lucas Beauchamp (Juano Hernandez), un hecho que casi nadie pone en duda, como tampoco ponen en duda que el presunto asesino no tardará en ser linchado por Nub Gowrie (Porter Hall) y sus hijos. Ha nadie parece sorprender dicha intención, ni siquiera se plantean detenerla, sólo presenciarla, porque esa es la “justicia” que les han inculcado, por eso es en los jóvenes como Chick (Claude Jarman, Jr.) y Aleck (Elzie Emanuel), y en la anciana Miss Habersham (Elizabeth Patterson) donde reside la esperanza de que eso cambie. Chick es el primero que duda de que Lucas haya sido el autor del crimen, sobre todo después de que éste le hubiese dicho que el arma con la que asesinaron a Vinson Gowrie no era la suya. Por eso Chick y compañía se lanzan a una investigación por su cuenta, desoyendo los consejos de su tío, el abogado, un hombre cuya postura inicial muestra los prejuicios innatos en los hombres blancos del condado, olvidándose de que Lucas es un hombre como ellos, libre y orgulloso de serlo, con unos derechos que parecen negarle por el color de su piel. Sin embargo, John Gavin Stevens (David Brian) irá asumiendo su equivocación, gracias a la lección que le ofrece el trío no condicionado por las ideas dominantes en el pueblo, quizá porque se trata de dos adolescentes de diferentes razas, que se aceptan y han conocido al verdadero Lucas, y de una anciana que tiene las ideas más claras que cualquiera de los demás habitantes del pueblo, una mujer que hace saber al abogado que probablemente Lucas escogió a Chick para contarle la verdad porque sabía que sería el único que le creería. A pesar de ser una película de intriga por encima de cualquier otra cuestión, Intruso en el polvo (Intruder in the dust) muestra la ignorancia tradicional, el odio que ésta genera y la expectación morbosa que empuja a los habitantes del pueblo a presentarse ante la puerta de la cárcel, como si se tratase de un día de fiesta, a la espera de que un tipo como Crawford Gowrie (Charles Kemper) le plante fuego; acción que nadie piensa detener, incluso siendo los propios vecinos los que parecen exigir que comience lo que considerarían un espectáculo "justo", pero que no sería más que una cruel y abominable aberración.
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