tag:blogger.com,1999:blog-12546197288308254672024-03-19T09:47:54.514+01:00va de vagos - cineantonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.comBlogger3518125tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-49935858118748353072024-03-18T13:46:00.031+01:002024-03-18T14:30:24.993+01:00Los ángeles perdidos (1948)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT7ukn8-634lccx6DcktP937H-fmJkvYOPjttgGaxpuI3AxrpPpjsmoOSkSv6_r0CSDsAxRDbMFTSFZMgFiJo7f8vWU-0qYldiLdOAM4abvebXEYdFrvodkPtB1Cht2yk9e-CIvxdpqRd22lsHE_LQiNTHRqRsJ6vAD9XmLjpPfgOMdDAuObOua2H6/s1600/3D3F9BB9-6DBA-4679-B6E0-839CD19AB438.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1239" data-original-width="1600" height="248" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT7ukn8-634lccx6DcktP937H-fmJkvYOPjttgGaxpuI3AxrpPpjsmoOSkSv6_r0CSDsAxRDbMFTSFZMgFiJo7f8vWU-0qYldiLdOAM4abvebXEYdFrvodkPtB1Cht2yk9e-CIvxdpqRd22lsHE_LQiNTHRqRsJ6vAD9XmLjpPfgOMdDAuObOua2H6/s320/3D3F9BB9-6DBA-4679-B6E0-839CD19AB438.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">El mismo año que rodó <b><i>Acto de violencia</i></b> (Act of Violence, 1948), Fred Zinnemann filmó en Alemania la coproducción suiza-estadounidense <b><i>Los ángeles perdidos</i></b> (The Search, 1948), que sería producida y distribuida por Metro-Goldwyn-Mayer, el estudio hollywoodiense en el que dio sus primeros pasos cinematográficos en Estados Unidos y el que más se apartaba de la realidad. Una de las máximas aspiraciones de Louis B. Mayer (y antes de su fallecimiento, de Irving Thalberg) era crear la ilusión y el glamour que conquistasen la atención del público, sobre todo, lo consiguió durante las decadas de 1930 y 1940. Pero, por el modo que Zinnemann cuenta el drama, <b><i>Los ángeles perdidos</i></b> es otra historia o, al menos, una que no parece fruto de la MGM. Todo fue otra historia después de la Segunda Guerra Mundial, pues la poca inocencia que se conservaba de conflictos anteriores se perdía para siempre durante uno que ha pasado a la memoria colectiva e histórica como la mayor guerra (y barbarie) sufrida por la humanidad. Pero en este punto, la película de Zinnemann quiere creer lo contrario. Desea que, tras la herida, la inocencia regrese para hacer del mundo un lugar donde triunfe el amor, un lugar sin cabida para aberraciones como las sufridas por la infancia que protagoniza este film cuya apariencia no delata que se trate de una película de la casa del león.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy03HHTLbclHKFd1_DnNqozPri2g0Tdr74oQOHImqVnakEvlYRQdgV6NYsusE_GRpDl9TFkdeu8HEt224vDMaS7hKwzJSrwJH3A8iAiCh-5BxQ21sZqFkCRECeJyv3usRTZoDobkpGXXTsBqE2YWaAmn2j4tamZc_zYxHiXFz2jn1rYATXh5s31J9a/s640/BCD76769-D856-49BD-85BE-2F1BF7A050D0.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="333" data-original-width="640" height="167" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy03HHTLbclHKFd1_DnNqozPri2g0Tdr74oQOHImqVnakEvlYRQdgV6NYsusE_GRpDl9TFkdeu8HEt224vDMaS7hKwzJSrwJH3A8iAiCh-5BxQ21sZqFkCRECeJyv3usRTZoDobkpGXXTsBqE2YWaAmn2j4tamZc_zYxHiXFz2jn1rYATXh5s31J9a/s320/BCD76769-D856-49BD-85BE-2F1BF7A050D0.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Desde su inicio, en la estación de tren y en el centro de acogida infantil, el tono ya varía de forma radical. Allí se potencia el neorrealista “escogido” por Zinnemann para acercarse a la inmediata posguerra casi de forma simultánea a Roberto Rossellini, que hacía lo propio en <b><i>Alemania, año cero</i></b> (Germania, anno zero, 1948). Las comillas son porque escoger en el Hollywood del sistema de estudios, sobre todo en la conservadora MGM, era una acción al alcance de muy pocos… Pero el director austríaco hace suyo el film y emplea el tono semidocumental, en cierto modo similar al que estaba dando forma al nuevo cine policiaco de la Fox, y hace de la película una isla dentro de la Metro, pues su aspecto visual resulta totalmente diferente al que se relaciona con el de la empresa fundada por Marcus Loew hacia mediados de los años veinte. Zinnemann se decanta por rodar en escenarios reales, concretamente en Frankfurt, por entonces (en parte) reducida a escombros por las bombas aliadas y ocupada por el ejército estadounidense, o por emplear seis idiomas distintos, más el gestual que comunica los sentimientos y emociones del niño protagonista. No hay más necesidad de intérprete que las imágenes y la sensibilidad de cada espectador para comprender qué pasa por la mente de Karel Malik (Ivan Jandl), un niño de nueve años, de origen checo y superviviente de Auschwitz, que establece una relación de amistad con Steve, el soldado estadounidense interpretado por Montgomery Clift, futura estrella de Hollywood que debutaba en la pantalla con este drama y en el mítico western <b><i>Rio Rojo</i></b> (Red River, Howard Hawks, 1948), el film que lo encumbró.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgw2ypLfvJT6NHD4HL_GolAk0vYtALGgTceJoQcX6HGben_SL57bgwId87PhUHeewH5nyk4WzhdfmVpVpKlLfwMNu4JCzPWd1Z7J8wrGEjUYF8k4xoaX0UMpiSiXP6JPauXKuY45RvlXO9P1vHFfW7ftZco-4NDfykyV8W9fFiHMNqYqQ6rFCLJxYuL/s1280/C96A1E24-FA3A-47F7-8DBA-672485131286.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgw2ypLfvJT6NHD4HL_GolAk0vYtALGgTceJoQcX6HGben_SL57bgwId87PhUHeewH5nyk4WzhdfmVpVpKlLfwMNu4JCzPWd1Z7J8wrGEjUYF8k4xoaX0UMpiSiXP6JPauXKuY45RvlXO9P1vHFfW7ftZco-4NDfykyV8W9fFiHMNqYqQ6rFCLJxYuL/s320/C96A1E24-FA3A-47F7-8DBA-672485131286.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">La imagen que abre Los ángeles perdidos introduce la acción en la inmediata posguerra, en la estación donde la cámara y la señora Murray descubren el vagón de un tren donde decenas de cuerpos infantiles duerme tras un largo viaje. Son niños sin madres ni padres; duermen hacinados, unos sobre otros. Regresan los campos después de haber sobrevivido en el infierno y en la muerte. Ahora regresan a la vida, pero, para que esta sea posible, han de recuperar el sentirse queridos, el saber que tienen un espacio que puedan llamar hogar. Necesitan encontrar a sus familias, aunque muchas hayan desaparecido, asesinatos en los campos de concentración o muertos en batallas o en las calles, bajo los escombros y el fuego de las bombas… El padecimiento es inenarrable. No hay película que pueda hacerlo, pero <b><i>Los ángeles perdidos</i></b> y <i><b>Alemania, año cero</b></i> lo intentan desde la situación en la inmediata posguerra y logran crear desolación; en el caso de Zinnemann más externa y en el de Rossellini, la interior que acompaña a la realidad exterior. Ambas suman una imagen de la infancia en la posguerra que tiende a global; es decir, presenta dos niños y dos situaciones que se complementan para hablar del sufrimiento y del miedo; y, en el caso de Karel, también de la esperanza, pues la historia escrita por Richard Schweizer introduce no solo la figura del soldado que recupera al niño para la vida, sino también la de la madre (Jarmila Novotna) que busca a su hijo, aventurando de ese modo el futuro reencuentro y el final feliz (y en ese punto, la película sí es MGM), o la de la señora Murray (Aline MacMahon) enviada por la UNNRA para hacerse cargo del cuidado de los niños, de su reubicación y de la búsqueda de sus familiares…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUXQMD07MfcjxVgA4LQAJCEmmfgYzTQEYK0jeAOLceYUM0Mq6Gc00sAo05x-eaGrgIdwFJlUedbzvQU_Px7JWSmYp37KkdaMuNPlccg74ILk95L6ocN_SbyjG1hRfoaNzWvgSifchkzF3GoaoSUuazunzkKUdQl_Iru1DofRd3umJC09wtlnzatQN7/s1537/BE122AE5-8B3A-42A4-AE46-8A331A4F8C06.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1537" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUXQMD07MfcjxVgA4LQAJCEmmfgYzTQEYK0jeAOLceYUM0Mq6Gc00sAo05x-eaGrgIdwFJlUedbzvQU_Px7JWSmYp37KkdaMuNPlccg74ILk95L6ocN_SbyjG1hRfoaNzWvgSifchkzF3GoaoSUuazunzkKUdQl_Iru1DofRd3umJC09wtlnzatQN7/s320/BE122AE5-8B3A-42A4-AE46-8A331A4F8C06.jpeg" width="320" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-63612707799980100652024-03-17T17:04:00.030+01:002024-03-17T20:11:10.656+01:00Manuela Rey Is in da House<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS6GLlrJH8iTHQ9S_MncmpZ0uHkIkR32UH6nu-bZhJxCfxXvPlu_A6MV4NcrhQ_0zDDNTYqo8_UIxYf-OBoEsa-0w4k2mEQcjsrKnbsldTsWT9McVNuUmyMSN9POWD-7WxY6UVn_rEwebTOfV11YyCHrHaNxcCIYPyVpaV8Lix5n93REEe8wS5-mrb/s480/IMG_6305.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="269" data-original-width="480" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS6GLlrJH8iTHQ9S_MncmpZ0uHkIkR32UH6nu-bZhJxCfxXvPlu_A6MV4NcrhQ_0zDDNTYqo8_UIxYf-OBoEsa-0w4k2mEQcjsrKnbsldTsWT9McVNuUmyMSN9POWD-7WxY6UVn_rEwebTOfV11YyCHrHaNxcCIYPyVpaV8Lix5n93REEe8wS5-mrb/s320/IMG_6305.webp" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;"><<Queda moito por descubrir da mindoniense Manuela Rey (Mondoñedo, 1 de outubro de 1842 ? Lisboa, 26 de febreiro de 1866). Como actriz, como creadora, como muller ?, tanto queda por saber e por contar que, estou seguro, chegará o día no que teremos que escribir con letras de ouro o seu nome no lintel da porta de honra da historia do teatro galego. Mentres agardamos a que ese día glorioso alborexe, imos relembrar o tráxico final da súa curta existencia…>></p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;">Do artigo de Antonio Reigosa, publicado en La Voz de Galicia, o 30 de marzo de 2016. (1)</p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;">Que é a morte se non o desterro do tempo, o esquecemento, que é como o non vivir? Algún día alguén xa no saberá que estivemos, que emocionámonos e que sentimos. Aínda que tampouco importa, é natural o curso da historia humana. Polo xeral, tres xeracións e adeus á memoria de que algún día foramos, pero hai quen perdura, aínda que o seu eu real, o que respirou, xa non exista. Son os seus resultados e as súas creacións (ou as devastacións levadas a cabo) as que evócanse ao lembrar a súa figura mentras outras agardan no limbo, entre a lembranza e o esquecemento, á espera de que alguén observe os seus espectros, os rescate e lles dé formas que diferirán das poliédricas que existiron. O tempo fai de nos nuboeiros e finalmente bórranos, incluso á Historia e a quen transcendeu o seu momento e atopou un oco nela. Pero mentras tanto, houbo (e haberá) quen non foi recoñecido en vida e a casualidade o puso no camiño de alguén que o reivindicou despois de morto. Vaía ironía do destino, pois de pouco vale a súa fama ao falecido. Calquera fama <i>posmorten</i> é para os vivos e ilumina o acceso a quen, sen xa latexar, continua viva a través dos seus logros. Tamén existe o caso contrario; o de quen triunfou na súa época pero cuxos feitos perdéronse para as seguintes. Ante isto, tamén caben varias posibilidades, unha delas é a recuperación que a investigación que segue ao primeiro (re)encontro intenta devolvelos á memoria histórica. Con todo, a fama e a memoria están condeadas a desaparecer. É a súa natureza, é a nosa, mais non axudemos ao esquecemento a esquecer antes que despois.</p><p style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYtpW60ZZGkxORrtl8cRuUxroLMQDJwPFBDZ6n4mwLIvLFiI36_lFP9DRZmqazo4_HvVB_hwVxTbWkz8aPuTBwgyNGe7rd3j9aR-fzBRDUKaBnfCcsTEWPEzk4ayVOv6XOzdeOOpq8c_UisrqCEjCxJFgidd3z__0_rajUTLYN6457YqgNE9ju2Eho/s1024/IMG_6308.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="666" data-original-width="1024" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYtpW60ZZGkxORrtl8cRuUxroLMQDJwPFBDZ6n4mwLIvLFiI36_lFP9DRZmqazo4_HvVB_hwVxTbWkz8aPuTBwgyNGe7rd3j9aR-fzBRDUKaBnfCcsTEWPEzk4ayVOv6XOzdeOOpq8c_UisrqCEjCxJFgidd3z__0_rajUTLYN6457YqgNE9ju2Eho/s320/IMG_6308.webp" width="320" /></a></p><p style="text-align: center;">É máis estimulante recuperar esas voces do pasado que dalgunha maneira forman parte da nosa identidade e da nosa cultura. Sen elas, quen nos falaría do onte para facer o noso hoxe e abrir as múltiples posibilidades de mañás inexistentes? Tal recuperación inténtana persoas que traballan na sombra e outras sobre os escenarios, como é o caso do equipo artístico e técnico de “Manuela Rey Is in da House”, (2) a obra teatral escrita e posta en escena por Fran Núñez a partir de distintos textos. Pero quen é Manuela Rey?, preguntarase a maioría de mentes curiosas. Esa misma pregunta puido ser o punto de partida para a investigación levada a cabo por Paula Ballesteros, a arqueóloga do CSIC (Centro Superior de Investigacións Científicas) responsable da investigación histórica que inspira a dramaturxia de Fran Núñez, cuxa dirección resulta viva e etérea, como tamén o parece o personaxe da súa búsqueda. As palabras de Manuela Rey, na voz de Rafaela Sá e acompañadas pla música de Xosé Lois Romero, abren o espectáculo que atopa na súa narradora, a propia Paula Ballesteros, a guía que introdúcenos e conduce polas tebras da Historia nas que o elenco galaicoportugués reconstrúe realidades e posibilidades. A partir de vivencias propias dos actores e actrices da obra, e de retazos da vida e de textos conservados de Manuela Rey, o reparto mergúllese no tiempo e na creación do personaxe, especula, lembra, di,… mentras a guía aporta os datos históricos recuperados. O que poido ser e o que foi son pezas do crebacabezas que permite recuperar a memoria desta actriz e dramaturga nacida en Mondoñedo en 1842 e falecida en Lisboa en 1866, onde se convertiu nunha das máis grandes estrelas do Teatro Nacional Dona María II, no que, segundo fontes, debutara en 1857. A obra comprende os 23 anos de vida Manuela e deixa voar a imaxinación alí onde só a invención pode chegar. Así, vida e morte se distancian e únense en lagoas biográficas, saltos temporais, feitos e posibles, éxitos, escritos, música, loita e reivindicación que van enchendo os buracos dunha vida ata non fai moito borrada da memoria…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6MgYM8w-pBC05tDAs07LJp_JSv0_-biORqc4fvH6TWD3lZZF-vIh7X6LufP2e8QXx7CusqGRpFbivXUAcIPLsZvHGpl0JubK6PLLZIdrXzpaS-0Cgwe4FEt9w2UFsCkbApUT7UxgGkxOJaL-G5z4SCE9lJZz1BZpxQnIX6lMl7Kn6WK5XnW-KvZra/s2000/IMG_6307.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1334" data-original-width="2000" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6MgYM8w-pBC05tDAs07LJp_JSv0_-biORqc4fvH6TWD3lZZF-vIh7X6LufP2e8QXx7CusqGRpFbivXUAcIPLsZvHGpl0JubK6PLLZIdrXzpaS-0Cgwe4FEt9w2UFsCkbApUT7UxgGkxOJaL-G5z4SCE9lJZz1BZpxQnIX6lMl7Kn6WK5XnW-KvZra/s320/IMG_6307.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;"><<Queda mucho por descubrir de la mindoniense Manuela Rey (Mondoñedo, 1 de octubre de 1842 ? Lisboa, 26 de febrero de 1866). Como actriz, como creadora, como mujer ?, tanto queda por saber y por contar que, estoy seguro, llegará el día en que tendremos que escribir con letras de oro su nombre en dintel de la puerta de honor de la historia del teatro gallego. Mientras aguardamos a que ese día glorioso amanezca, vamos a recordar el trágico final da su corta existencia…>></p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;">Del artículo de Antonio Reigosa, publicado en La Voz de Galicia, el 30 de marzo de 2016. (1)</p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;">¿Qué es la muerte si no el destierro del tiempo, el olvido, que es como el no haber vivido? Algún día alguien ya no sabrá que estuvimos, que nos emocionamos y que sentimos. Aunque tampoco importa, es natural al curso de la historia humana. Por lo general, tres generaciones y adiós a la memoria de quienes algún día fuimos, pero hay quien perdura, aunque su yo real, el que respiró, ya no exista. Son sus logros y creaciones (o las devastaciones llevadas a cabo) las que se evocan al recordar su figura mientras otras aguardan en el limbo, entre el recuerdo y el olvido, a la espera de que alguien observe sus espectros, los rescate y les dé formas que diferirán de las poliédricas que existieron. El tiempo nos difumina y finalmente nos borra, incluso a la Historia y a quienes transcendieron su momento y encontraron un hueco en ella. Pero mientras tanto, hubo (y habrá) quien no fue reconocido en vida y la casualidad lo puso en el camino de alguien que le reivindicó después de muerto. Vaya ironía del destino, pues de poco vale su fama al fallecido. Cualquier fama <i>posmorten</i> es para los vivos, nos ilumina el acceso a quien, sin ya latir, continua viva a través de sus logros. También existe el caso contrario; el de quien triunfó en su época pero cuyos hechos se perdieron para las siguientes. Ante esto, también caben varias posibilidades, una de ellas es la recuperación que la investigación que sigue al primer (re)encuentro intenta devolverle a la memoria histórica. En todo caso, la fama y la memoria están condenadas a desaparecer. Es su naturaleza, es la nuestra, mas no ayudemos al olvido a olvidar antes que después.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzLZ24zuQcf7fHqMd1bOa0jJNpuKnH8l34Elri9HaULo4q3U6XE_ei58olYoOcb29n6P4HdxxFUWZDQ3uoLIX3zT6qR_livQwwHSsUWii5mOVbqFoK3BhjWkMr-uKq3oBnNuuxMuKybvMJC6ztjXx-HBMzvL-s84K3FE8Yxz4ZaPS76b4qYY-QuX/s1024/IMG_6309.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="666" data-original-width="1024" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzLZ24zuQcf7fHqMd1bOa0jJNpuKnH8l34Elri9HaULo4q3U6XE_ei58olYoOcb29n6P4HdxxFUWZDQ3uoLIX3zT6qR_livQwwHSsUWii5mOVbqFoK3BhjWkMr-uKq3oBnNuuxMuKybvMJC6ztjXx-HBMzvL-s84K3FE8Yxz4ZaPS76b4qYY-QuX/s320/IMG_6309.webp" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Es más estimulante recuperar esas voces del pasado que de algún modo forman parte de nuestra identidad y de nuestra cultura. Sin ellas, ¿quién nos hablaría del ayer para hacer nuestro hoy y abrir las múltiples posibilidades de mañanas inexistentes? Tal recuperación la intentan personas que trabajan en la sombra y otras sobre los escenarios, como es el caso del equipo artístico y técnico de “Manuela Rey Is in da House”, (2) la obra teatral escrita y puesta en escena por Fran Núñez a partir de distintos textos. Pero ¿quién es Manuela Rey?, se preguntará la mayoría de mentes curiosas. Esa misma pregunta pudo ser el punto de partida para la investigación llevada a cabo por Paula Ballesteros, la arqueóloga del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) responsable de la investigación histórica que inspira la dramaturgia de Fran Núñez, cuya dirección resulta viva y etérea, como también lo parece el personaje de su búsqueda. Las palabras de Manuela Rey, en voz de Rafaela Sá y acompañadas por la música de Xosé Lois Romero, abren el espectáculo que encuentra en su narradora, la propia Paula Ballesteros, la guía que nos introduce y conduce por las tinieblas de la Historia en las que el elenco galaicoportugués reconstruye realidades y posibilidades. A partir de vivencias propias de los actores y actrices de la obra, y de retazos de la vida y de textos conservados de Manuela Rey, el reparto se sumerge en el tiempo y en la creación del personaje, especula, recuerda, dice,… mientras la guía aporta datos históricos que se han podido recuperar. Lo que pudo ser y lo que fue son piezas del rompecabezas que permite recuperar la memoria de esta actriz y dramaturga nacida en Mondoñedo en 1842 y fallecida en Lisboa en 1866, donde se había convertido en una de las más grandes estrellas del Teatro Nacional Dona María II, en el que, según fuentes, había debutado en 1857. La obra abarca los 23 años de vida de Manuela y deja volar su imaginación allí donde solo la invención puede llegar. Así, vida y muerte se distancian y se unen en lagunas biográficas, saltos temporales, hechos y posibles, éxitos, escritos, música, lucha y reivindicación que van rellenando los huecos de una vida hasta no hace mucho borrada de la memoria…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpi-TTxu7QSQciCSt12k4eyQXCmFpAM0Bt4-Gf3zWUHRtEpyDB-pz9uknSKRfBWQa2A_s5IpHneVNcLcZAZwZs-2tJngD0pxrjdYUcSA8NbpaBG1J4UuNaCY8TXdtrFe_VVlVaMPXbSga1bUxFU4UTbMQvo3FbhkH4EvD_vyggpc7n3EMGVJb0N5D8/s1697/IMG_6306.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1697" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpi-TTxu7QSQciCSt12k4eyQXCmFpAM0Bt4-Gf3zWUHRtEpyDB-pz9uknSKRfBWQa2A_s5IpHneVNcLcZAZwZs-2tJngD0pxrjdYUcSA8NbpaBG1J4UuNaCY8TXdtrFe_VVlVaMPXbSga1bUxFU4UTbMQvo3FbhkH4EvD_vyggpc7n3EMGVJb0N5D8/s320/IMG_6306.jpeg" width="226" /></a></div><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;">(1) <a href="https://www.lavozdegalicia.es/noticia/amarina/mondonedo/2016/03/30/os-ultimos-dias-manuela-rey/00031459358115453322531.htm">https://www.lavozdegalicia.es/noticia/amarina/mondonedo/2016/03/30/os-ultimos-dias-manuela-rey/00031459358115453322531.htm</a></p><p style="text-align: center;">(2)</p><p style="text-align: center;">Dirección de escena e dramaturxia: Fran Nuñez</p><p style="text-align: center;">Elenco: Mariana Carballal, Neto Portela, Nuno J. Loureiro, Rafaela Sá, Raquel Crespo, Teresa Vieira, Xosé Lois Romero</p><p style="text-align: center;">Escenografía e vestuario: Pedro Azevedo</p><p style="text-align: center;">Diseño de luz: Nuno Meira</p><p style="text-align: center;">Apoio ao movemento: Guilherme Sousa</p><p style="text-align: center;">Apoio á creación: Neto Portela</p><p style="text-align: center;">Textos: Paula Ballesteros, Xaquín Núñez Sabarís, Ernesto Marecos, Sousa Bastos, Manuela Rey, Almeida Garret, Eduardo Augusto Vidal, Mariana Carballal, Neto Portela, Nuno J. Loureiro, Rafaela Sá, Raquel Crespo, Teresa Vieira, Xosé Lois Romero</p><p style="text-align: center;">Música: Xosé Lois Romero</p><p style="text-align: center;">Arqueóloga investigadora do INCIPIT/ CSIC: Paula Ballesteros</p><p style="text-align: center;">Transferencia de documentación: Andrés García, Antonio Reigosa, Consello da Cultura Galega, Teatro Nacional Dona Maria II, Museo Nacional do Teatro</p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;">Outros enlaces</p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;"><a href="http://cadernodeantonioreigosa.eu/2016/01/manuela-rey-a-muller-lirio/">http://cadernodeantonioreigosa.eu/2016/01/manuela-rey-a-muller-lirio/</a></p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;"><a href="https://consellodacultura.gal/album-de-galicia/detalle.php?persoa=22286">https://consellodacultura.gal/album-de-galicia/detalle.php?persoa=22286</a></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-61501225148393323072024-03-16T12:08:00.045+01:002024-03-17T12:12:02.925+01:00Monuments Men (2014)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnUGsfsDJku7l95xRxkYvok3YvxJTeHhpvkfQ2pgW4Rj0ndEc3swcXRtXrt9T9H5pCpQoYW1hzVi7k4UJKI1BfYG14HW4uGh9SeRRHGK81APW-nMs3V-J_LzbKEpMv6t2VydrnPf3Bqtr3hCKos1CwEiTCNpt1YPZBVdLYguARUsihPO5CpOAQWp65/s2048/1C79CF7A-8553-4444-84E1-5E8F24DA541F.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1224" data-original-width="2048" height="191" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnUGsfsDJku7l95xRxkYvok3YvxJTeHhpvkfQ2pgW4Rj0ndEc3swcXRtXrt9T9H5pCpQoYW1hzVi7k4UJKI1BfYG14HW4uGh9SeRRHGK81APW-nMs3V-J_LzbKEpMv6t2VydrnPf3Bqtr3hCKos1CwEiTCNpt1YPZBVdLYguARUsihPO5CpOAQWp65/s320/1C79CF7A-8553-4444-84E1-5E8F24DA541F.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">En su acercamiento al bélico como director, productor y guionista —estas dos ultimas funciones compartidas con Grant Heslov—, George Clooney también se reserva uno de los papeles principales y se decanta por realizar un film en la estela de <i><b>El tren</b></i> (The Train, John Frankenheimer, 1962), pero que, carente del conflicto emocional, de la tensión y de la contundencia logradas por Frankenheimer, elige desde su inicio el arte, la amistad, el elogio a sus héroes y, a partir de estos, a los más de trescientos hombres y mujeres en quienes recayó la misión de recuperar las piezas artísticas sustraídas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. El título ya apunta su misión artística, la cual, solo para los elegidos por el teniente Frank Stokes (George Clooney), está por encima de la guerra. Dicho con mayor exactitud: proteger el arte es la guerra a librar por los “hombres de los monumentos”, que han de encontrar y devolver las pinturas y las esculturas robadas por los nazis durante su ocupación de Europa. La misión de este comando sería más compleja; explicada por su oficial al mando, se trata de algo así como salvaguardar la memoria que los tesoros artísticos significan para la humanidad. El conflicto bélico amenaza con destruir y hacer desaparecer esa identidad nacida del arte a lo largo de los siglos, la que ha dado pie a <<la cultura y el modo de vida>> de la civilización a la que pertenecen. Pero, a diferencia del magnífico film de Frankenheimer, <b><i>Monuments Men</i></b> (The Monuments Men, 2014) transita irregular y, a pesar de sus momentos entretenidos y de su desenfado narrativo, no deja de ser una mirada amable a la disyuntiva que plantea, incluso desganada; quizá mejor decir, el conflicto propuesto no existe más allá de la apariencia. Clooney reparte el protagonismo entre ocho expertos en arte, siete hombres de tres nacionalidades más una mujer francesa, y un soldado estadounidense de origen judío-alemán. Los dispersa por varios frentes y prolonga su misión desde 1943 hasta 1945, con un epílogo en 1977 que responde una de las preguntas del film: ¿vale el arte una vida humana?</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQE2ik4uBdnoq1obwVW1IcVXtHHT44P-HKLIRrjP1lXeM5zuYcipWIlXR4gc-GREr9_Pk7c_9cnaArEAvtO0kzeoPbADNxbUrmHLA1fN292bJNM-lCTax9fVGdhA_LP5B19_QaH83mM9wypFwIReVderv3q3nQ64-UmIqPQXFYzkhcUb46W80qFszG/s300/IMG_6209.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQE2ik4uBdnoq1obwVW1IcVXtHHT44P-HKLIRrjP1lXeM5zuYcipWIlXR4gc-GREr9_Pk7c_9cnaArEAvtO0kzeoPbADNxbUrmHLA1fN292bJNM-lCTax9fVGdhA_LP5B19_QaH83mM9wypFwIReVderv3q3nQ64-UmIqPQXFYzkhcUb46W80qFszG/s1600/IMG_6209.jpeg" width="300" /></a></div><p style="text-align: center;">En realidad, no se trata de cambiar cromos, ni tampoco hay cuestión a responder, pues <b><i>Monuments Men</i></b> no pone en duda ni el valor del arte ni el de sus héroes, ni la decisión asumida por los buscadores y conservadores que desembarcan en Normandía después del día D (6 de junio de 1944). No se trata de una lucha patriótica, ni de salvar el tesoro nacional, ni de una cuestión de ambición personal, sencillamente valoran el arte de un modo mas profundo que la mayoría, para la cual un cuadro de Rembrandt o “la virgen” de Miguel Ángel les son indiferentes o desconocidas. Para los expertos, esas y tantas obras en peligro son más que arte; son parte de la existencia, de la identidad humana, más allá de las fronteras y de los países aparecidos, desaparecidos, por aparecer y desaparecer; forman la existencia cultural e histórica que supera la del individuo, cuya vida, de incalculable valor, pero breve, forma parte de la evolución y de la cultura compartida que hace que su paso por la vida adquiera un sentido más amplio y duradero. De ahí que para los hombres monumento ya no se trata simplemente de salvar esculturas, obras pictóricas y quizá alguna arquitectónica, sino de proteger la memoria histórica que descansa sobre el Arte que las bombas aliadas y la rapiña nazi amenazan con hacer desaparecer. Ese Arte, igual que las historias, personajes e ideas que asoman en los libros prohibidos en sociedades como la <i><b>Fahrenheit 541</b></i> (François Truffaut, 1966) u aquellos quemados o prohibidos en nuestra realidad, forma parte de la identidad humana, que no es otra cosa que la posibilidad de reconocernos y tal reconocimiento nos separa del olvido, de ser prehistoria, de empezar de cero o sencillamente de desaparecer como existencia y parte de un pensamiento mayor que el de cada individuo por sí solo. Como dice Stokes la vida humana no tiene precio, aunque se le haya puesto precio desde tiempos inmemoriales en guerras ya olvidadas y otras recordadas; mas las obras artísticas y la cultura perduran en constante cambio y permanencia para hacernos perdurar más allá de nuestras vidas finitas —y olvidadas tras dos o tres generaciones que nos sobrevivan—, aunque esto no sea consuelo ante la certeza de la muerte como realidad personal de toda vida.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0hmlEKPaVXRT_HWpFGHaB5ZPyKW0eyy7ZWrPBM6l4c_Oxjb5Cl-QpfhKDIxSGQwbqkFT42KC0_WT_9QHCLBl_AM9O3nHQDKPdy0ClRuDZEdQ2V7hbdAvnd_Ym2-elQSUg_E1_xrkSLnP7K4-TfEDpM_r1EapoALTi79DFFRi_1EpOIjRBLZdQS7Mk/s3000/17C11233-B618-4B8A-8C7E-7E240EA39A24.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="2025" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0hmlEKPaVXRT_HWpFGHaB5ZPyKW0eyy7ZWrPBM6l4c_Oxjb5Cl-QpfhKDIxSGQwbqkFT42KC0_WT_9QHCLBl_AM9O3nHQDKPdy0ClRuDZEdQ2V7hbdAvnd_Ym2-elQSUg_E1_xrkSLnP7K4-TfEDpM_r1EapoALTi79DFFRi_1EpOIjRBLZdQS7Mk/s320/17C11233-B618-4B8A-8C7E-7E240EA39A24.jpeg" width="216" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-7929886423141383102024-03-15T14:14:00.011+01:002024-03-16T13:08:09.808+01:00El amargo deseo de la propiedad (1973)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgod6cCRq-nx5EPUii27thc8pY3H7j16ca2KbU8Ly_u4KRXRMjyDL0bRbTkrY9vlp_YrnZkVGtEp-lJQMq0fnL7iUyt08dSVspU401N5Ovcd87c02uAkKJMc6LYNFd9Ddjh2ZJYqBJOwUMHzC-iCQwWudqMSmkMt0TPA9uakLXPABimBATQsVlLcDn/s1280/73F3CB76-E9B4-413E-AC32-6B5126AA0231.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgod6cCRq-nx5EPUii27thc8pY3H7j16ca2KbU8Ly_u4KRXRMjyDL0bRbTkrY9vlp_YrnZkVGtEp-lJQMq0fnL7iUyt08dSVspU401N5Ovcd87c02uAkKJMc6LYNFd9Ddjh2ZJYqBJOwUMHzC-iCQwWudqMSmkMt0TPA9uakLXPABimBATQsVlLcDn/s320/73F3CB76-E9B4-413E-AC32-6B5126AA0231.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">La explosión demográfica no fue el único boom que trajo consigo el sedentarismo neolítico; también llegó el de la propiedad y con esta el deseo de poseer, pero era algo destinado a una minoría, lo que supuso si no el nacimiento de las élites, sí su asentamiento. Tiempo después, tras emular a otros pueblos, los romanos convirtieron la posesión en “arte” y los filósofos, desde Tomás de Aquino hasta John Locke y más, la trataron en sus teorías. Calvinismo, liberalismo, capitalismo, socialismo, comunismo, fascismo, conservadurismo, picaresca, publicidad, Adam Smith, Karl Marx, David Ricardo, la Quinta enmienda, el artículo 33… el letrero de la valla de la esquina y el carnicero de <i><b>El amargo deseo de la propiedad</b></i> (La propietà non è più un furto, Elio Petri, 1973), hablaron y hablan de la propiedad y la idea de poseer se fue democratizando hasta asentarse en la cotidianidad en la que se convirtió en motor existencial de todo el vecindario; ya fuese la propiedad privada en democracias como Estados Unidos, Holanda o Reino Unido, o propiedad estatal en totalitarismos como la Alemania nazi —Hitler mantuvo la propiedad privada, pero promulgó leyes para quitársela a los judíos y otras para controlar a las empresas alemanas— o la Unión de Repúblicas Socialistas, dictaduras que, en apariencia e ideologías, semejaban antagónicas, pero que en la práctica promulgaban leyes para convertir sus abusos de poder en usos de curso legal y, de paso, enriquecían a los miembros del partido, acercando la propiedad estatal a los bolsillos de sus mandamases. Esto viene a decir, simplificando mucho el asunto, que nadie estaba a salvo del deseo de propiedad, ni lo está, todos querían poseer y quieren. Y tal querencia es uno de los principales ejes sobre los que funciona la publicidad, el “sueño americano”, la “felicidad”, el robo, consecuencia inmediata de la propiedad, la idea de superioridad y este mundo en el que dormimos y soñamos con tener algo más. Pero resulta que ese algo más suele ser material o es poco frecuente encontrarse a alguien que aspire a “ser” mejor versión de sí mismo, cuando puede aspirar a “tener” un coche y un bolso más caro o un teléfono móvil de última generación. Quien más tenía, más quería; y quien no poseía, anhelaba tener. Así se desató la fiebre de la posesión que afectó a Chaplin en <i><b>La quimera del oro</b></i> (The Golden Rush, 1925) y al siglo XX, en el que se globalizó un estado febril contagioso que controlaba el cuerpo y la mente de sus poseídos sin que estos fuesen, quizá, conscientes de haber caído en la trampa que les hizo prisioneros de la necesidad de poseer…</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnc52Hfm6AgOl_DNER0puOIVtta-BVnn03dIATL8ujY2GFlHXQEmsyGeIw5Cgp9abCQhs2sC5HIomt1FbhVwYdUQ1aJ-piMCqlTlzpT5Zhc20eWLSZ_QLrdzpVnXfOaFvKPjDbbIjIhmPi-QuMsBDKZDfyNQE-wE5tnx1vF29h0dsFYFXdC7ZAbH2H/s1024/BFDB3F1E-3917-462F-907B-DB51276E5E87.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="552" data-original-width="1024" height="173" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnc52Hfm6AgOl_DNER0puOIVtta-BVnn03dIATL8ujY2GFlHXQEmsyGeIw5Cgp9abCQhs2sC5HIomt1FbhVwYdUQ1aJ-piMCqlTlzpT5Zhc20eWLSZ_QLrdzpVnXfOaFvKPjDbbIjIhmPi-QuMsBDKZDfyNQE-wE5tnx1vF29h0dsFYFXdC7ZAbH2H/s320/BFDB3F1E-3917-462F-907B-DB51276E5E87.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Al inicio de <i><b>El amargo deseo de la propiedad</b></i>, título que cierra la lúcida trilogía de la neurosis rodada por Elio Petri —que escribió en colaboración de Ugo Pirro—, el personaje central, Total (Flavio Fulci), apunta que todos quieren tener más, pero que nadie puede tener más de lo que tiene. Y tal vez no le falte razón, al menos si se tiene en cuenta que se trata de un círculo vicioso y enfermizo, pues, una vez en posesión, la propiedad es de su tenencia, pasa a ser suya, lo que implica que quiera tener más. Siempre necesita tener más, lo cual provoca que nunca tenga lo suficiente y lo que realmente busca no pueda obtenerlo. Por ejemplo, la acumulación de bienes no acerca la inmortalidad deseada por el otro personaje central: el carnicero a quien da vida Ugo Tognazzi, cuyo personaje se ha enriquecido mediante la picaresca y el engaño. Posee un matadero clandestino, también es constructor y en su carnicería cobra por peso, pero nunca llega a los gramos que le pide la clientela y por los que cobra. Siempre da de menos, lo cual redunda en su beneficio. Al contrario que él, su antagonista no posee nada, incluso se ha despedido del banco donde trabajaba y donde le negaron un préstamo para vivir mejor, pues tal era la razón para pedir diez millones de liras. Su jefe le deja claro el motivo, el banco presta a quien tiene, no a quien carece de recursos, para esos está <<el monte de piedad>>, le dice tras haberle prestado al rico 400 millones. En ese momento, Total, harto de no tener nada, decide dejar su empleo y apoderarse de las posesiones del carnicero que ha visto ingresar billetes y más billetes. Esto le vale a Petri para abordar la propiedad desde la sátira, con un enfrentamiento entre quien tiene y quien no tiene, aunque este último empieza a poseer a partir de pequeños hurtos como el cuchillo, el sombrero, las joyas de Anita (Daria Nicolodi), la empleada y amante del carnicero, o mismamente la roba a ella, como si fuese una propiedad más del carnicero, pues este así lo piensa —en el personaje de Nicolodi se establece la idea de mujer-objeto-posesión—, quien aprovecha el robo de las joyas para estafar al seguro y así obtener más dinero. Mientras que las acciones del empresario persiguen la finalidad de obtener siempre más, las de Total responden a su intención de destruir la propiedad, que es el pilar del sistema, aunque, en ambos casos, la situación solo les depara mayor ansiedad. En medio de ellos, se encuentra el inspector, quien afirma, no sin lógica, que el robo, sin ley, sería derecho, pues solo se trataría de un medio, un trabajo, para la consecución de la propiedad, principio y fin del sistema. Aunque Total, en su delirio, piensa que <<la propiedad más que un robo es una enfermedad>> y solo ve la posibilidad de <<ser o tener>>, siendo para él imposible el equilibrio de ambas opciones.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3LryKR8ABi34_HbYyIs-fIvWWw01lAfHVtxWkBAV2KU6QimlLQT55RiRqIR4iBPLxNuGZDjWG6HVqgUsX6VCBdc8eiaTFvbvZSd-FQ5EMZHVKPCGfjr-uV9ONkbqm1hhK02i0mDKVXzmpniaD5sJTJNrOhv_COx78wUpvzwo6oP2o9OJNh4yg8Q24/s1580/563543EB-F41D-4CFF-A48D-54388DC33DD5.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1580" data-original-width="1116" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3LryKR8ABi34_HbYyIs-fIvWWw01lAfHVtxWkBAV2KU6QimlLQT55RiRqIR4iBPLxNuGZDjWG6HVqgUsX6VCBdc8eiaTFvbvZSd-FQ5EMZHVKPCGfjr-uV9ONkbqm1hhK02i0mDKVXzmpniaD5sJTJNrOhv_COx78wUpvzwo6oP2o9OJNh4yg8Q24/s320/563543EB-F41D-4CFF-A48D-54388DC33DD5.jpeg" width="226" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-80494919893594815222024-03-15T00:54:00.024+01:002024-03-15T01:45:34.830+01:00Jackie Brown (1997)<div style="text-align: center;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIKXkiFP95PO6ujevQ_ftAVzj6XiPo0NIOrDK4fvTAbHu_fidkmu2kzvTO9gO1fuYXXT6cqxWvcwOjAeKGMRrIQVVt80DzIjhdiwCB6YcXiE_P2SxmcVDv8wGxwqv_WoV8OOZtDko0o47lzla-5tIqlo6BKz6XNaZa9VMkTk5Ioe1fiMJEhDtyFOI4/s1360/69B7E941-3081-4311-88F6-A2A30F469C17.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="765" data-original-width="1360" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIKXkiFP95PO6ujevQ_ftAVzj6XiPo0NIOrDK4fvTAbHu_fidkmu2kzvTO9gO1fuYXXT6cqxWvcwOjAeKGMRrIQVVt80DzIjhdiwCB6YcXiE_P2SxmcVDv8wGxwqv_WoV8OOZtDko0o47lzla-5tIqlo6BKz6XNaZa9VMkTk5Ioe1fiMJEhDtyFOI4/s320/69B7E941-3081-4311-88F6-A2A30F469C17.webp" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">De más a menos es la impresión que me genera el cine de Quentin Tarantino; como mínimo por dos razones, una de ellas ajena a sus películas. La primera sería la sensación de que ha ido exagerando su “universo” cinematográfico, condicionado por sus gustos y por su humor caricaturesco. La segunda causa, es mi envejecimiento. Alguien podría llamarle maduración o evolución en el aprendizaje llamado vida; pero no yo. Envejezco, pierdo neuronas y no puedo conseguir nuevas o renovar las viejas, con todo el incordio y la decrepitud humorística que esto conlleva. Me agrio. Punto. Volviendo a Tarantino; sus tres primeros largometrajes son en los que veo mayor ilusión por parte de su autor, quizá más que ilusión se trate de necesidad de búsqueda, en el resto no es que la pierda, pero ya tiene una reputación, un público numeroso y un nombre dentro de la industria, de modo que se deja llevar por la reiteración de la fórmula con anterioridad expuesta, aunque supuestamente intentando mayor sofisticación en su humor y sus propuestas, cambiando de género (bélico, western, artes marciales) y sin abandonar la comedia ni el (auto)homenaje. Más que el homenaje a los films en los que se inspira, parece rendirse culto, lo cual está muy bien para quien se deleite mirándose al espejo. Me gustan más esos tres films porque todavía el amor que Tarantino siente por sí mismo no ha caído en el narcisismo ni en la comodidad.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5WdvDJFpYivHuxZrQcELH7hvqDXqEVZ76aCXM7rq5Jlto5HDaTnlL7f7QXiANe-y4M9m822u_cgsguWpIAA_dF6yp-ItOfmNBO_Gsb7SLhPcGEJNehUQTR9-jcSSWay3ojXsMibXsxXIylIRBGiqadB3M8PsH1yDSWTf5nLlPc_zzyn4BciTtsg4T/s2048/IMG_6289.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1388" data-original-width="2048" height="217" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5WdvDJFpYivHuxZrQcELH7hvqDXqEVZ76aCXM7rq5Jlto5HDaTnlL7f7QXiANe-y4M9m822u_cgsguWpIAA_dF6yp-ItOfmNBO_Gsb7SLhPcGEJNehUQTR9-jcSSWay3ojXsMibXsxXIylIRBGiqadB3M8PsH1yDSWTf5nLlPc_zzyn4BciTtsg4T/s320/IMG_6289.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">No voy a escribir que <b><i>Jackie Brown</i></b> (1997) es de lo mejor de su cine, cuando lo que quiero decir es que se trata de una de las suyas que más me gustan, junto con <b><i>Reservoir dogs</i></b> (1991) y <b><i>Pulp Fiction</i></b> (1994). Me gusta porque su humor y su propuesta me resultan menos bocazas e infantil que el resto de sus siguientes películas hasta la fecha. Su madurez narrativa y la que concede a los personajes hace que la película gane con el tiempo. Crea unos personajes en descomposición, no por su edad física, que les sitúa lejos de la juventud, sino por las experiencias acumuladas, que son fundamentales para situarles donde se encuentran: entre las dudas, las decepciones, el miedo a la vejez, el dinero y las encrucijadas como la de Jackie —a quien da vida una espléndida Pam Grier, estrella del <i>blaxploitation</i> de los años setenta, época durante la cual protagonizó <i><b>Foxy Brown</b></i> (1974)—, obligada a tomar una decisión y llevarla a cabo, cueste lo que le cueste. A estos personajes, sobre todo a Jackie y a Max (Robert Forster), les mueve algo más que el ser creaciones del cineasta, que en esta ocasión da más importancia a la historia y a los sentimientos de los personajes que a sí mismo; es decir, no se prioriza tanto. Aunque se haga notar, lo hace con mayor sutileza; pero, en definitiva, su sello está ahí, también su humor y personajes típicos suyos, entre otras características que son su sello, aquel que le identifica y le diferencia en una época en la que el cine comercial en el que se mueve tiende a la homogeneidad, a la repetición y a tomar al público por consumidor nada exigente. Al menos, Tarantino les ofrece de las suyas y, de estas, <b><i>Jackie Brown</i></b> es la que parece menos suya, quizá porque es la única de sus películas cuya inspiración directa se encuentra en una novela: <i>Cóctel explosivo</i> (Rum Punch, 1992), escrita por Elmore Leonard, escritor afín e igual de personal, con un universo creativo atractivo, influenciado por el cine, que encuentra su espacio literario en el western y el policíaco…</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPD8oBst7IfTsuMlq3sLQ0S0deenMaqSqRAtiXWAT0rQKHqTRM0bd13mroczTia4AOZqNaP5R4i5CVu9YLTbRxlIn0w2TT-ZwSOPvfdGZ4cLvJVD6bBdgh-HxKrE-jHEP3tPERQQXY/s1600/jackie+brown.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPD8oBst7IfTsuMlq3sLQ0S0deenMaqSqRAtiXWAT0rQKHqTRM0bd13mroczTia4AOZqNaP5R4i5CVu9YLTbRxlIn0w2TT-ZwSOPvfdGZ4cLvJVD6bBdgh-HxKrE-jHEP3tPERQQXY/s320/jackie+brown.jpg" width="218" /></a></div></div>
antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-91621000045881747262024-03-14T15:19:00.007+01:002024-03-15T14:37:56.824+01:00Viaje cósmico (1935)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb80Wpkz5iuikcUmZeMZ77sONq9OgntRxUU5VVIVsxjd9sCFf8IRN9ZaauJ7blFwLSp-YnegXat2ZRDHMXT1Oz7ByN-YXANvCa2wPMrQusMJ6ul1f2dY4TdibRP_IU3jVJgnoR8-PEBSwrHCnNA8IqmWqZUg7IiaKrbauv0b9TIm7SNGeAy2LLqkDz/s603/IMG_6275.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="404" data-original-width="603" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb80Wpkz5iuikcUmZeMZ77sONq9OgntRxUU5VVIVsxjd9sCFf8IRN9ZaauJ7blFwLSp-YnegXat2ZRDHMXT1Oz7ByN-YXANvCa2wPMrQusMJ6ul1f2dY4TdibRP_IU3jVJgnoR8-PEBSwrHCnNA8IqmWqZUg7IiaKrbauv0b9TIm7SNGeAy2LLqkDz/s320/IMG_6275.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><<La Tierra es la cuna de la humanidad, pero no se puede vivir en una cuna para siempre>></div><p style="text-align: center;">Konstantin Eduárdovich Tsiolkovsky: <i>Filosofía cósmica</i>.</p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;">Desde que, inspirado por Julio Verne y H. G. Wells, Georges Méliès estampó su cohete-bala sobre la cara visible de la Luna han sido muchos los viajes cinematográficos al satélite, pero los cosmonautas del pionero francés, o mismamente los de Fritz Lang en <b><i>La mujer en la Luna</i></b> (Frau im Mond, 1928), viajan tal cual quien sale de excursión o de paseo por el campo. No tienen en cuenta las características del viaje ni que las condiciones ambientales lunares difieren de las terrestres, las obvian porque, en ambos casos, se trata de fantasía y no de una representación científica. En estas primeras muestras de ciencia-ficción prima lo segundo, así como la ilusión e ingenuidad que también tienen cabida en <b><i>Viaje cósmico</i></b> (Kosmicheskiy reys: Fantasticheskaya novella, 1935), aunque en esta producción soviética ya se tiene en cuenta aspectos físicos como la ingravidez —probablemente sea la primera vez que se muestra en la pantalla a los astronautas flotando en el interior de la nave espacial tras dejar atrás la gravedad terrestre— o la ausencia de oxígeno en la superficie lunar; cual buzos, los tres viajeros humanos (hombre, mujer y niño) visten trajes impermeables provistos de suministro de oxígeno. Digo tres porque hay un cuarto, pero ese es un gato.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTyg0g6ei_A10O-_6iunMpQ_U7g9A5RD3tjTmEg-6_HpWSYsx1mdqB657y8KtO6_24fi64PZFFTgg8q2zUuB5u6XiN6vG0AMCXNCH4_LcxvOA1dSNA9fKcz7XxiuuyMP1L0C-vNVVqM7tzQeMOb5KKufeNlcxfvPd_zDPhOYpDGQLQaOxusCn0tdgq/s470/IMG_6278.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="367" data-original-width="470" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTyg0g6ei_A10O-_6iunMpQ_U7g9A5RD3tjTmEg-6_HpWSYsx1mdqB657y8KtO6_24fi64PZFFTgg8q2zUuB5u6XiN6vG0AMCXNCH4_LcxvOA1dSNA9fKcz7XxiuuyMP1L0C-vNVVqM7tzQeMOb5KKufeNlcxfvPd_zDPhOYpDGQLQaOxusCn0tdgq/s320/IMG_6278.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Este film dirigido por Vasili Zhuravlev anuncia en uno de sus rótulos iniciales que se trata primera película soviética de ciencia-ficción, pero eso es inexacto, ya que antes hubo <b><i>Aelita</i></b> (Yakov Protazanov, 1924); pero sí podría decirse que fue la primera que pretendía realismo y cierta rigurosidad científica en su viaje espacial, no en vano contó con el asesoramiento de Konstantin Tsiolkovsky, cuyos trabajos en el campo de la cosmonáutica resultaron fundamentales en el posterior desarrollo de los cohetes espaciales y de la astronáutica. Aparte de sus méritos científicos, que algunos tomaban por las fantasías de un profesor chiflado, fue una figura a ensalzar por el régimen comunista, debido a su origen humilde, a su autodidactismo y su triunfo, pues, según la ideología oficial, representaba al héroe proletario. A este gran visionario y cosmólogo, que fallecía en 1935, se le dedica el film, que se estrenaría en enero de 1936, cuya historia se ambienta en un futuro cercano, el verano de 1946, en un Moscú futurista donde enormes construcciones metálicas anuncian el éxito de la modernidad perseguida por el gobierno soviético a cualquier precio. Zhuravlev desarrolla la aventura a partir del programa espacial que el profesor Pavel Ivanovich Sedikh (Sergei Komarov) está desarrollando. Su intención inmediata es realizar la misión de exploración a la Luna, en su deseo de explorar el cosmos y ensanchar las fronteras humanas; claro que la cosa no será sencilla, habrá que superar las trabas inherentes al viaje y la rivalidad del profesor Karin (Vasili Kovrigin), quien no considera que estén preparados para emprender la odisea espacial. Ante esto, Sedikh opta por la vía rápida, se salta la burocracia y se lanza al espacio en compañía de Marina (Ksenia Markalenko) y del joven pionero (Vassili Gaponenko) que le advierte que existe un complot contra él. La película se desarrolla muda, veloz, optimista, heroica, repleta de efectos especiales, como el stop-motion que posibilita las secuencias de los astronautas saltando por la superficie lunar donde dejan su huella después del alunizaje…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheytFI_6Lw71iyxuYKAChgHhALZSvOvmM5oGEuPmkim5E8bPSzV1LgBVNA_syKYCp3VUb1Bm6YJ28kXHir1DSX4TtIVFJ9-UIhYKVAeJK09rSnRvY5BENRFOM3EFOUpY-Sxp5_jnAiU8LrxMLmRE3pXh9Ox-U2IoR6KpJjj8WRRW9RvhnkusSjIXOE/s425/IMG_6273.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="425" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheytFI_6Lw71iyxuYKAChgHhALZSvOvmM5oGEuPmkim5E8bPSzV1LgBVNA_syKYCp3VUb1Bm6YJ28kXHir1DSX4TtIVFJ9-UIhYKVAeJK09rSnRvY5BENRFOM3EFOUpY-Sxp5_jnAiU8LrxMLmRE3pXh9Ox-U2IoR6KpJjj8WRRW9RvhnkusSjIXOE/s320/IMG_6273.jpeg" width="226" /></a></div><br /><p style="text-align: center;">Para quien desee saber algo más sobre Tsiolkovsky:</p><p style="text-align: center;"><a href="https://www.bbvaopenmind.com/ciencia/grandes-personajes/konstantin-tsiolkovsky-de-campesino-sin-estudios-a-padre-de-la-astronautica/">https://www.bbvaopenmind.com/ciencia/grandes-personajes/konstantin-tsiolkovsky-de-campesino-sin-estudios-a-padre-de-la-astronautica/</a></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-44870776795336210502024-03-14T09:43:00.003+01:002024-03-14T09:50:45.942+01:00El ladrón de melocotones (1964)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizpjX3NaOiThGNTrDqtMrU-yAzN9g5JdftTA0c2Bnty2SHnShgscLjB_vkLlNL0vzena1V0R0nvkU03UmecvkLHvGDReUMBevD0Gh60wmMYOFAiKhD8ZjmV9d7Bd2aLUSqNU7fA_FLPqjJ7F6FxvSQ6-0u4S9eV9xmJgow_fgYyhgMnP0lxPj27LfN/s400/9CC6C4B0-A473-4F4B-89A5-752CF848D465.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="266" data-original-width="400" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizpjX3NaOiThGNTrDqtMrU-yAzN9g5JdftTA0c2Bnty2SHnShgscLjB_vkLlNL0vzena1V0R0nvkU03UmecvkLHvGDReUMBevD0Gh60wmMYOFAiKhD8ZjmV9d7Bd2aLUSqNU7fA_FLPqjJ7F6FxvSQ6-0u4S9eV9xmJgow_fgYyhgMnP0lxPj27LfN/s320/9CC6C4B0-A473-4F4B-89A5-752CF848D465.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Uno de los personajes de <i><b>El ladrón de melocotones</b></i> (Kradetzat na praskovi, 1964), el capitán francés amigo de Ivo Obrenovich (Rade Markovic), le dice a este, en tono pesimista, mientras juegan al ajedrez, que la guerra forma parte de la humanidad desde sus orígenes, pero el serbio prefiere creer que natural al ser humano es el amor. Lo cree porque lo ha descubierto y sentido; en ese momento ya es el sentimiento que rige su existencia en un tiempo en el que el supuesto deber, la muerte y el cautiverio parecen anteponerse al amor, quizá por ello la ciudad, escenario de los hechos, semeje triste bajo el cielo gris y plomizo en el que se desarrolla la historia que da pie a esta primera película filmada por Vulo Radev, quien, con solo siete títulos en su filmografía, fue uno de los grandes cineastas búlgaros del siglo XX. <i><b>El ladrón de melocotones</b></i> se ambienta en 1918, a finales de la Gran Guerra, en una ciudad del norte de Bulgaria donde los prisioneros serbios y franceses son custodiados por soldados búlgaros, aliados de los imperios alemán, austrohúngaro y otomano durante la guerra que parece tocar a su fin y que nunca vemos en la pantalla, pues el frente queda lejos, aunque sus estragos estén ahí desde el inicio, en la escena en la que se entierran cajas vacías. Solo se da sepultura a objetos y ropas de los muertos. Sus cuerpos ya han sido sepultados en fosas comunes en las inmediaciones de los campos de batalla donde perecieron lejos del hogar. También en la aparición de Varenov (Georgi Georgiev), en su pierna de madera que recuerda que la guerra continúa librándose y cobrando su tributo lejos de esa localidad donde se retiene a prisioneros enemigos, entre quienes se cuenta Ivo, el teniente serbio que se cuela en el huerto del coronel (Mikhail Mikhaylov) a quien las imágenes de Radev describen como alguien metódico, inflexible y celoso de cuanto considera su posesión, ya sean sus melocotones —ordena a su ordenanza que duerma en el huerto y dispare sobre cualquier intruso— o Lisa (Nevena Kokonova), la mujer con quien está casado. Resulta evidente que al lado de un hombre así, ella se consuma en la inutilidad, en la servidumbre, en la resignación, pero su inesperado encuentro con Ivo, la despierta a la vida y trastoca su existencia, deparando el romance prohibido. El serbio es un preso y un espíritu libre, mientras que el coronel está libre pero es prisionero de las normas, de los hábitos, de la disciplina y la marcialidad; y ella misma se encuentra atrapada en un matrimonio cansado, derrotado, frío como el ambiente, sin atisbo de calor; ya no existe la admiración de la que Lisa habla, la que sentía hacia lo que representaba la figura militar de su marido, la que le llevó a casarse con un hombre a quien no ama y que le genera la sensación de ser una presa más del deber y del tedio que se imponen en su vida hasta que se produce su encuentro con el prisionero…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhuoRLFvjcmSxLwW_CCEJX6g1s4ornM2jS-cevosQLu4rwSsQj39PgnRDOYYgh-eSkmsYulrplcQmZmYJA6ZZ6Enzg3aR-B3vHlLLmSJoycruN-DEqUSRY5xCgITvjXOewCGVDQwlkcYJGeSQqdtZtnd5zkYH9eWB257KckJq9rxjRvkj2p7CXCg1V/s646/4EF85CC8-C3A3-4EB2-A6A8-E5679FE54C8D.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="646" data-original-width="438" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhuoRLFvjcmSxLwW_CCEJX6g1s4ornM2jS-cevosQLu4rwSsQj39PgnRDOYYgh-eSkmsYulrplcQmZmYJA6ZZ6Enzg3aR-B3vHlLLmSJoycruN-DEqUSRY5xCgITvjXOewCGVDQwlkcYJGeSQqdtZtnd5zkYH9eWB257KckJq9rxjRvkj2p7CXCg1V/s320/4EF85CC8-C3A3-4EB2-A6A8-E5679FE54C8D.jpeg" width="217" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-81640600606165158462024-03-14T00:30:00.024+01:002024-03-14T01:29:41.209+01:00¡Esquina, bajan…! (1948)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI6K-AEtKbg6Mk_SZuRmhoyrjSPFJb8Fx5VQShm4mY5Z7jTJoBjPQZM5wm_ai0D937siLhtycm95MduJM-VAAFnrNd5RLRHiOIv6YBmwuAi_ZDDWLrteHPxY5QIWhok5KGtXU9byhBMN7A7KsQQjvaVviOx977od7jk0LvSI3WkZQexcLBswejNzey/s360/CCA81C49-0BF5-4EA2-B501-167BD8CDDF02.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="249" data-original-width="360" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI6K-AEtKbg6Mk_SZuRmhoyrjSPFJb8Fx5VQShm4mY5Z7jTJoBjPQZM5wm_ai0D937siLhtycm95MduJM-VAAFnrNd5RLRHiOIv6YBmwuAi_ZDDWLrteHPxY5QIWhok5KGtXU9byhBMN7A7KsQQjvaVviOx977od7jk0LvSI3WkZQexcLBswejNzey/s320/CCA81C49-0BF5-4EA2-B501-167BD8CDDF02.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Nombrar a Alejandro Galindo y recordar sus mejores películas es mirar atrás y entrar de lleno en el periodo de mayor esplendor del cine mexicano del siglo XX, pues, sin la menor duda al respecto, fue de los grandes protagonistas del esplendoroso momento cinematográfico que se extiende desde mediados de la década de 1930 hasta la de 1950 —generalmente, se establece entre 1936 y 1956—. A ese instante, plagado de nombres propios como el suyo o el de David Silva, el actor principal de varios de sus films, aportó <b><i>Campeón sin corona</i></b> (1946), <b><i>Una familia de tantas</i></b> (1949) o <b><i>Doña Perfecta</i></b> (1951), películas que todavía lucen y constatan el talento de este cineasta también responsable de <b><i>¡Esquina, bajan…!</i></b> (1948), comedia urbana cuyo título hace referencia al transporte público, y a los pasajeros que piden la esquina donde se apean… Es el pasaje al que hay que tratar con esmero, el mismo que al inicio no para de molestar al conductor protagonista o a su cobrador. Pero <<al pasaje, lo que le pidan>>, insiste el representante de la cooperativa al final de la asamblea en la que anuncia que deben evitar accidentes e incidentes con los pasajeros o cualquier otra situación que depare el caos que inicialmente Galindo apunta en el “camión” que conduce Gregorio (David Silva).</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibfSSe5Yo-EuECA7oScURqExyLuVexNCE5KLTmp08WC1cZJdLwoi1tKuKUESHQe051uS2pDoA0XH-jFlrOcUad14bEj3soGszyTz2vSjT4B4-3DFTpZkNT6unT4VJAOL-0SlsYC7pwmYJdvdjt70gmF0V6eU3ro3Q1yyjCspXMKB1OXucioxoFryuD/s520/8EA45C21-4588-4753-BF2D-8BC922DFD5F5.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="269" data-original-width="520" height="166" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibfSSe5Yo-EuECA7oScURqExyLuVexNCE5KLTmp08WC1cZJdLwoi1tKuKUESHQe051uS2pDoA0XH-jFlrOcUad14bEj3soGszyTz2vSjT4B4-3DFTpZkNT6unT4VJAOL-0SlsYC7pwmYJdvdjt70gmF0V6eU3ro3Q1yyjCspXMKB1OXucioxoFryuD/s320/8EA45C21-4588-4753-BF2D-8BC922DFD5F5.png" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">El cumplimiento de esa máxima implica aguantar todo tipo de comportamiento por parte del pasaje, incluso los insultos y provocaciones de pasajeros que han sido contratados por la empresa rival para crear problemas y así poder quedarse con la nueva línea urbana —el crecimiento de la ciudad es una realidad que exige ampliar el transporte público— que podría ser la salvación económica de la cooperativa de la que Gregorio es miembro fundador. La comedia que vemos en la pantalla es el drama de los personajes, pues Galindo apunta la situación crítica, pero prefiere mostrarla desde el enredo y el romance, pero no por ello se desinteresa del retrato urbano ni de las contradicciones en las que cae la cooperativa en el trato recibido por Gregorio y “Regalito” (Fernando Soto “Mantequilla”). Como consecuencia de salirse de la ruta establecida, ambos han de compadecer ante una comisión disciplinaria, aunque lo hayan hecho por cortesía, tal como señala la nueva política empresarial, y porque el conductor siente atracción por Cholita (Olga Jiménez). Se desvía para dejar a la joven en su destino, sin saber que se trata de una de las empleadas de la empresa rival que intenta boicotearles. Así, por amor y amabilidad, conductor y cobrador pasan ante una <<comisión de honor y justicia>>, eufemismo de inquisición, ya que Gregorio, uno de los fundadores de la cooperativa, y Regalito, su fiel escudero, son cabeza de turco para salvar el pellejo de la empresa. Su defensa es la cortesía, como le habían insistido que fuera, pero nada de lo que dice en su defensa le sirve para salvar el su trabajo y el de su compañero. Ambos son cesados de sus puestos; pero alguien como Gregorio no puede quedarse impasible, quiere saber por qué se le despide, ya que no considera que su acción sea merecedora de tal proceder.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwVHPOWAQ7MgeqdZKd8I9alrUHHwajjgAJJdGsSz8hv7vHPhBVZvrj5Z26r26sjG2DHFgRFYsTULqIvmFTmUYXKOJVi2NB7LRY3-uTx6yFZQ6ctWqvA-FYk20znp8mm-Jbt8wzRaDioW_yIv7RSumoflITTMAkzWfPXWDB5oIyIkTd3fJbvs_CcsNq/s352/FE56A064-8CDB-4892-8041-6C07E6615473.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="352" data-original-width="260" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwVHPOWAQ7MgeqdZKd8I9alrUHHwajjgAJJdGsSz8hv7vHPhBVZvrj5Z26r26sjG2DHFgRFYsTULqIvmFTmUYXKOJVi2NB7LRY3-uTx6yFZQ6ctWqvA-FYk20znp8mm-Jbt8wzRaDioW_yIv7RSumoflITTMAkzWfPXWDB5oIyIkTd3fJbvs_CcsNq/s320/FE56A064-8CDB-4892-8041-6C07E6615473.jpeg" width="236" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-34936876906934903942024-03-13T14:07:00.007+01:002024-03-13T14:12:30.679+01:00Fiesta (1957)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOukwuOLD0626rwS5TVbT-M64TrQTCnad5g_Qdn9vKmF1XVMX8mvLMNgte0UjM-N9AQvyzcYfpvdnlnPvJvEl9TverKfBxVhVnCX-3izZuUi7joDMMWdokhkWg2V9gOqZBUKJokhXeOLp7e21PQpaEWxrJ4yqd0W0jHvEPNU6v40iSWD7thQpVxktW/s512/EB2E4E24-D55F-4900-B2EE-8B67D07C622E.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="239" data-original-width="512" height="149" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOukwuOLD0626rwS5TVbT-M64TrQTCnad5g_Qdn9vKmF1XVMX8mvLMNgte0UjM-N9AQvyzcYfpvdnlnPvJvEl9TverKfBxVhVnCX-3izZuUi7joDMMWdokhkWg2V9gOqZBUKJokhXeOLp7e21PQpaEWxrJ4yqd0W0jHvEPNU6v40iSWD7thQpVxktW/s320/EB2E4E24-D55F-4900-B2EE-8B67D07C622E.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">París, 1922, cuatro años después de la Gran Guerra (1914-1918), la generación perdida vive como si cada día fuese el último; ya nada podrá ser para ellos a largo plazo. Se trata de una generación mermada y afectada por el conflicto que desangró a los jóvenes de varias naciones; es la generación a la que pertenecían Francis Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, el autor de Fiesta, la novela publicada en 1926 en la que se basa el guion de este drama escrito por Peter Viertel y filmado por Henry King para la Twenty Century Fox de Darryl F. Zanuck. King llevaba en el estudio desde la década de 1930 y dirigía por onceava y última vez a Tyrone Power, que dio vida a Jake Barnes, el periodista estadounidense que vive en ese Paris bohemio hoy mitificado y ya desaparecido en la época del rodaje de <i><b>Fiesta</b></i> (The Sun Also Rises, 1957). Incluso su París, el descrito por Hemingway en su exitoso libro, no sería el real, tampoco su Pamplona, sino literario. Esto le concede otro tipo de atractivo o, acaso, ¿Hemingway no era escritor y su descripción de ambas ciudades dan otro tipo de luminosidad y encanto? Ese lugar idealizado por el cine y la novela es el marco para el reencuentro de Jake y Brett Ashley (Ava Gardner), un antiguo amor de cuando estaba herido en Italia, donde ella era enfermera. Ellos son dos entre tantos moradores de ese mundo literario y festivo que da color nocturno a la ciudad donde el drama de Jake es estar todavía enamorado de ella. El periodista recuerda, y King juega la baza de la analepsis para mostrar el pasado en el que ambos se enamoraron y en qué consiste la herida y su efecto secundario: la impotencia sexual. Realizado el recorrido, Fiesta y la mente del protagonista regresan al presente <span style="text-align: left;">durante el cual sus caminos vuelven a cruzarse y el destino les lleva a España.</span></p><p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgiWXqGMfg4Gv2Nx2lL4AlO8XJfjweV6mb77ipZ0LeYU7IwgDdRNhe35vsG-2JosUXwsMEYpSPq2A71L52lTZMgN-KByz6j_kjoeJMyBcf0s2FS5yNwRNsUGwAsEyeU9E9YLSXxJdWHtpbuQ3wG9-992q6V-Q61ikcM9wA2XQkWSdrFGyGBbyAI2Q9/s1600/EE3FE1C6-857F-43ED-A4B8-2BB1FF829B0E.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgiWXqGMfg4Gv2Nx2lL4AlO8XJfjweV6mb77ipZ0LeYU7IwgDdRNhe35vsG-2JosUXwsMEYpSPq2A71L52lTZMgN-KByz6j_kjoeJMyBcf0s2FS5yNwRNsUGwAsEyeU9E9YLSXxJdWHtpbuQ3wG9-992q6V-Q61ikcM9wA2XQkWSdrFGyGBbyAI2Q9/s320/EE3FE1C6-857F-43ED-A4B8-2BB1FF829B0E.webp" width="320" /></a></div><span style="text-align: left;"><p style="text-align: center;"><span style="text-align: left;">Pese a su innegable capacidad para crear atmósferas y su talento narrativo, demostrado en numerosas ocasiones desde su debut en la dirección en 1914, King no logra la gran película que se espera de la novela, ni siquiera una que atrape como lo hacen tantas producciones en las que dirigió a Power o a Gregory Peck, por citar dos de sus actores (sonoros) favoritos, sino una a la que a los personajes les falta chispa, pasión, desorientación... Pero la popularidad del film no descansa en su calidad, reposa sobre la fama del autor de la novela y la de su reparto, aunque ninguno de los componentes brille en su esplendor —el caso de Mel Ferrer merece un aparte, pues se trata de un actor que carece de carisma y esa falta la hereda Robert, su personaje, cuyos arrebatos de celos y de violencia resultan tan planos como sus movimientos boxísticos—, aunque la presencia de Ava Gardner destaque sobre el resto. Su personaje es el objeto de deseo de sus compañeros masculinos, salvo de Bill (Eddie Albert), el mejor socio de Mike (Errol Flynn) en sus correrías etílicas. Son los juerguistas del grupo que se encuentra en Pamplona para disfrutar de encierros, corridas taurinas, fuegos artificiales, alcohol, y del ambiente que King recrea con atención —la atmósfera festiva y el aspecto visual de la “Fiesta” es de lo mejor del film— y que Hemingway dio a conocer a un nivel internacional nunca antes alcanzado por la celebración pamplonica</span>…</p></span><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKAoav01_detAHwuAOVgsupbb7vz9RXZy1KvZOemZhQ8AOkW-7jeNMRzTfjKfHYJhVSuSpGevaJwgnhktCcL0I6QRdUBwKXiK1S-KKSU53eqPkZyZAM92fRyslynipx34lHS4QnqfeB2hOTkHJwKtQ3T1fL_v9BTE6-kyEGQ70iGrdDM0-uEMbt0Ti/s446/D36C5365-C32A-4B27-A692-929CF6D4B2BE.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="446" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKAoav01_detAHwuAOVgsupbb7vz9RXZy1KvZOemZhQ8AOkW-7jeNMRzTfjKfHYJhVSuSpGevaJwgnhktCcL0I6QRdUBwKXiK1S-KKSU53eqPkZyZAM92fRyslynipx34lHS4QnqfeB2hOTkHJwKtQ3T1fL_v9BTE6-kyEGQ70iGrdDM0-uEMbt0Ti/s320/D36C5365-C32A-4B27-A692-929CF6D4B2BE.jpeg" width="215" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-49365613665122767072024-03-13T10:18:00.010+01:002024-03-15T09:07:57.416+01:00Historias de la Revolución (1960)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpaSYZaa8JpKYS9nOxYAKbKK26ugTKFHchmv4Z86pzhiPd8Lz6Ct2ag-f_qwx2UZxWy2OqZV2SFfK0ayTQgPq0j0AKeyg9HE7tnP3gNRxv1VqiCETABvxHemyv0ieXpIo5i3XgPHLud_TdYORhf4sFBcvyavQ2qc7wwgxVWgVWnYIlYABWfBLA0pMX/s512/12EDC849-B082-4CFE-8925-4BB8685913A1.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="364" data-original-width="512" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpaSYZaa8JpKYS9nOxYAKbKK26ugTKFHchmv4Z86pzhiPd8Lz6Ct2ag-f_qwx2UZxWy2OqZV2SFfK0ayTQgPq0j0AKeyg9HE7tnP3gNRxv1VqiCETABvxHemyv0ieXpIo5i3XgPHLud_TdYORhf4sFBcvyavQ2qc7wwgxVWgVWnYIlYABWfBLA0pMX/s320/12EDC849-B082-4CFE-8925-4BB8685913A1.png" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Más que por la calidad de su propuesta de plasmar tres instantes revolucionarios en forma de largometraje semidocumental, <b><i>Historias de la Revolución</i></b> (1960) es un film clave en la cinematografía cubana por su importancia histórica. Realizado el “Año de la reforma agraria”, fue el primer largometraje estrenado oficialmente por el ICAIC —se estrenó el 30 de diciembre de 1960— y el primero rodado por Tomás Gutiérrez Alea —el 4 de enero iniciaba el rodaje de <i>El herido</i>, uno de los tres episodios que conforman el film—, pero, por encima de todo, su importancia reside, al menos en su momento, por lo que cuenta y cómo lo cuenta, posicionándose, exaltando y glorificando desde un estilo realista que hace pensar en el neorrealismo italiano como principal influencia. La admiración de Titón por Roberto Rossellini igual le brindó <i><b>Paisá</b></i> (1946) como modelo a seguir, pero su exitosa apuesta, llevada a cabo después de haber rodado varios cortos —entre ellos, <b><i>Esta tierra es nuestra</i></b> (1959)—, resulta menos lograda y más acelerada, <span style="text-align: left;">quizá porque el propio momento era acelerado o exigía inmediatez; en todo caso <<fue un aprendizaje intenso y rápido>>, (1) </span>sin opción a reflexionar sobre lo que expone, pues la película es fruto de ilusiones, inexperiencia y necesidades inmediatas. No hay interrogantes que exponer en pantalla, no hay dudas sobre la revolución. Estas llegarían más adelante, pero en ese primer momento victorioso y todavía abierto a la construcción y destrucción de ilusiones y realidades, la película pretende celebrar el hecho realizando un recorrido por la Cuba de la revolución, desde 1957 hasta enero de 1959.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXm4i0oglsJgoCtD8PdEOuGzphlqqFa_nOJ_S7XufUY6POvUghGqDJ9zm2JdvnSHb1jR9Q4Nj5E5ORtugEfeMZPMZTisA3wOlXzVxGvmx6-ukoLGLW8C65C1x4ZcoV0z7m_5-wihhweNAR53gcTetAF3ZM18iy-oGKI-W-kNakWWuv8ihTgm9KFPA8/s450/82A64645-4D16-4B61-86DE-0C1FEBEB3889.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="450" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXm4i0oglsJgoCtD8PdEOuGzphlqqFa_nOJ_S7XufUY6POvUghGqDJ9zm2JdvnSHb1jR9Q4Nj5E5ORtugEfeMZPMZTisA3wOlXzVxGvmx6-ukoLGLW8C65C1x4ZcoV0z7m_5-wihhweNAR53gcTetAF3ZM18iy-oGKI-W-kNakWWuv8ihTgm9KFPA8/s320/82A64645-4D16-4B61-86DE-0C1FEBEB3889.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">De ese modo, <i><b>Historias de la Revolución</b></i> opta por desarrollarse en episodios: <i>El herido</i>, 13 de marzo de 1953; <i>Rebeldes</i>, Sierra Maestra, 1958; y <i>Santa Clara</i>, que se inicia el 28 de diciembre de 1958 y concluye con la victoria rebelde. El más interesante de los tres, es el primero. Se sitúa durante la revuelta civil y urbana —que muestra en imágenes documentales— y en las horas después del asalto al Palacio Presidencial, y plantea el conflicto desde la perspectiva del individuo que, como el matrimonio formado por Alberto y Miriam, se ve involucrado involuntariamente en la lucha entre los insurrectos y el gobierno del general Fulgencio Batista, el cual, apunta la narración, lleva en el poder cinco años y cuatro días. El segundo se ubica en Sierra madre, en 1958, y se centra en un pequeño grupo de rebeldes que ataca un convoy militar en la sierra donde practican una guerra de guerrillas. Allí se produce un enfrentamiento en el que cae herido uno de los revolucionarios, que se ocultan entre la maleza mientras los regulares les cercan. Saben que deben irse, pero deciden aguardar y aguantar porque no pueden mover al herido. No ignoran que su compañero morirá de cualquier manera, más Titón ha de mostrar la camaradería y el valor de los revolucionarios, que cuidan y velan por los suyos. En este episodio asume el bélico como género; lo mismo hace en el tercero, que sitúa en la población de Santa Clara el 28 de diciembre de 1958, cuando los rebeldes han bajado de las montañas y la lucha ya es de posiciones, a la espera del ataque final… <<La última noche del año, el tirano abandonaba el país>>, dice el narrador de <i><b>Historias de la Revolución</b></i> como introducción a la victoria rebelde que se confirma no sin sacrificio y con dolor, el que muestra Teresa ante su ser querido…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFdIHXiUPO3khg0UzyfOdJaotiGfhJZYbWss2nGxl4H0Xbf_hR0M1cOTcpw4paVEczQ8R8OseevqNov8VUY9spuqqL7xg_QSseXWuomcrlUM_qOs4jBQE_co2Ck8ckWwWJQ4KGD-NGdczZDbx-cRKDsCiITQRe42T4_yBEqr0EK2L76v6e0hfeGiNK/s1390/E15436AE-76A8-4990-BE6B-8610CB723D70.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1390" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFdIHXiUPO3khg0UzyfOdJaotiGfhJZYbWss2nGxl4H0Xbf_hR0M1cOTcpw4paVEczQ8R8OseevqNov8VUY9spuqqL7xg_QSseXWuomcrlUM_qOs4jBQE_co2Ck8ckWwWJQ4KGD-NGdczZDbx-cRKDsCiITQRe42T4_yBEqr0EK2L76v6e0hfeGiNK/s320/E15436AE-76A8-4990-BE6B-8610CB723D70.jpeg" width="230" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">(1) Tomás Gutiérrez Alea, en Juan Antonio García Borrero: Cine cubano de los sesenta: mito y realidad. Ocho y medio, Libros de Cine, Madrid, 2007.</div>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-77833680998885905992024-03-12T10:22:00.010+01:002024-03-12T10:41:30.403+01:00Signos de vida (1968)<p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: arial; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIyVR3ngoOMY5qXgvrDq16M5qZzUFtJSwftNtAnCbOdK70kb8JIeEPzDdvi_a058LQQ___aoUaLxnyselJLm4LPtChZyzbwmHY1yk4-F8DKs6Ib_haUqHXwocLYSFhhcS8FTfF64vO/s600/92DCCD5D-8CD0-4E14-ACF8-AAD86C594670.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="386" data-original-width="600" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIyVR3ngoOMY5qXgvrDq16M5qZzUFtJSwftNtAnCbOdK70kb8JIeEPzDdvi_a058LQQ___aoUaLxnyselJLm4LPtChZyzbwmHY1yk4-F8DKs6Ib_haUqHXwocLYSFhhcS8FTfF64vO/s320/92DCCD5D-8CD0-4E14-ACF8-AAD86C594670.png" width="320" /></a></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Gran parte del cine de Werner Herzog no busca respuestas, aunque haga preguntas, sino establecer límites humanos que se ensanchan y se reducen, pues son cambiantes, y establecer dentro de su perímetro vínculos entre espejismo y verdad, pues, como le sucede a don Quijote, la idea que se establece en el pensamiento puede llegar a convertirse en la realidad de quien construye sobre la imagen alucinada que pasa a ser verdad existencial. No obstante, en su cine siempre hay algo que permanece o que reaparece: el viaje, que es fundamental. El enfrentarse y el vivirlo a riesgo de perder la cordura o, dicho de otro modo, que la locura que existe en el ser humano asome a lo largo de ese camino que se emprende y que evidentemente forma parte de la vida. En su primer largometraje Werner Herzog viaja en el tiempo y a una isla mediterránea donde ubica a sus personajes: tres soldados alemanes y una enfermera griega; pero también es su viaje, el de un cineasta atípico que da sus primeros pasos en el cine sin conocimientos cinematográficos, en cortometrajes como <i><b>The Unprecedented Defence of the Fortress Deutschkreuz</b></i> (1967) y <i><b>Letzte Worte</b></i> (1967), en los que, aparte aspectos que desarrollaría en <i><b>Signos de vida</b></i> (Lebenszeichen, 1968), le sirven para ir aprendiendo algo que para él es más que un oficio. Después de que su guion fuese galardonado con el Premio Carl Mayer —en honor este guionista fundamental en el cine alemán del periodo silente— en 1964, tardó tres años en lograr financiación para rodar <i><b>Signos de vida</b></i>, en la que ya dejó claro que más que un director de cine era un viajero en busca de paisajes naturales y humanos.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOjqoVN0CdvYNz3ikExMJpDrnQG0ZJ-ZRan57CQ41FBKzNKOPp2GqydRgojmoW6mRHclxP3z59VMbG9dxHAXKdTYxbS1GnGaXl0-powpy7bwF0mTPnyaiUyeykf0j5MpS6n_a7yW_eEezX_UdyTqrvJ29VjB2cgr_NPVGSxAuVRjeAPY315dqs9UoA/s900/919E2A64-5A83-4C11-BD3A-4C1B9D907F64.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="900" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOjqoVN0CdvYNz3ikExMJpDrnQG0ZJ-ZRan57CQ41FBKzNKOPp2GqydRgojmoW6mRHclxP3z59VMbG9dxHAXKdTYxbS1GnGaXl0-powpy7bwF0mTPnyaiUyeykf0j5MpS6n_a7yW_eEezX_UdyTqrvJ29VjB2cgr_NPVGSxAuVRjeAPY315dqs9UoA/s320/919E2A64-5A83-4C11-BD3A-4C1B9D907F64.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">La mayoría de estos paisajes apenas son accesibles, pero allí, como anuncia el título de su primer largo, busca y encuentra señales de vida. La apariencia de <i><b>Signos de vida</b></i> mezcla documental y ficción, las dos vías que ya no abandonará su cine: emplea recursos que parecen documentar la ficción y en otras ocasiones lo hace a la inversa. En este primer momento, se ubica en Kos, la isla en el Egeo que Herzog había visitado por primera vez a los quince años y donde su abuelo había dirigido una excavación arqueológica. En todo caso, se trata de un lugar fuera de tiempo o puede que de uno que combina tres espacios temporales diferentes, distantes y a la vez inseparables, —el pasado grabado en piedra, el representado por los uniformes de los soldados alemanes y el presente en el que Herzog filma el paisaje y los habitantes del lugar—, pues lo que se observa obedece a un ritmo distinto, posiblemente herencia del pasado o a un presente de apatía y desorientación. Los protagonistas del primer largo de Herzog son tres soldados alemanes y Nora (Athina Zacharopoulou), la mujer griega que atendió en el hospital a Stroszek (Peter Brogle). Los cuatro viven en una fortaleza antigua y solitaria, reconvertida en depósito de armas, repleta de cucarachas, entre otros insectos, que Meinhart (Wolfgang Reichmann) atrapa con sus trampas. Toda ella es un yacimiento arqueológico, lo que supone un atractivo para Becker (Wolfgang von Ungern-Sternberg), que disfruta traduciendo tablillas antiguas —como haría Rudolf Herzog, el abuelo del cineasta—, pero también resulta un lugar que psicológicamente les afecta y que trastoca su percepción de la realidad, y sus comportamientos, de forma más evidente a Stroszek…</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVgkC1ykKHlrYGHIOLumEStmGZFU8qNCFrICynoXwACXyaWtNkYF2Ejm4aLgOPbvkSOVBSoFf9-jZBRr_UwsFKidoc4F_pgZirHIXm_hfGqyEC9ZDRWae-_yh9ciRVUEhzA_3MKm3rjlgrpCStBwmlPiwe6YaApaWdNZCZ5VsMACbhyphenhyphenuQtEwMckjkx/s403/927AD7A1-190D-45FC-B71A-17A962937DA1.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="403" data-original-width="292" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVgkC1ykKHlrYGHIOLumEStmGZFU8qNCFrICynoXwACXyaWtNkYF2Ejm4aLgOPbvkSOVBSoFf9-jZBRr_UwsFKidoc4F_pgZirHIXm_hfGqyEC9ZDRWae-_yh9ciRVUEhzA_3MKm3rjlgrpCStBwmlPiwe6YaApaWdNZCZ5VsMACbhyphenhyphenuQtEwMckjkx/s320/927AD7A1-190D-45FC-B71A-17A962937DA1.jpeg" width="232" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-68655638797322443042024-03-11T10:13:00.040+01:002024-03-11T12:06:08.347+01:00En el filo de la duda (1993)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWjCeRD_zUSbk0tRqUywphSLVxJelmArUNUbHe-B7xSKKRUq4GoQl8evyLpPPzeTRXLk2xGX2hFRgRx9rEEyoB0SIcs_W8uAkTM7IJ8l11o48eVcnNSlAROAGHN9iUfzEsFC3vQSqIGQygjq20Hr3fltJr7T5bqf9rXg_aOqCCc9OBnLzICDqt4T5a/s1652/IMG_6246.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1102" data-original-width="1652" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWjCeRD_zUSbk0tRqUywphSLVxJelmArUNUbHe-B7xSKKRUq4GoQl8evyLpPPzeTRXLk2xGX2hFRgRx9rEEyoB0SIcs_W8uAkTM7IJ8l11o48eVcnNSlAROAGHN9iUfzEsFC3vQSqIGQygjq20Hr3fltJr7T5bqf9rXg_aOqCCc9OBnLzICDqt4T5a/s320/IMG_6246.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">En 1981, el candidato republicano Ronald Reagan fue elegido presidente de los Estados Unidos tras una campaña electoral en la que su mensaje, patriotero y económicamente liberal, convenció a la mayoría del electorado. La década anterior había abierto heridas en la sociedad estadounidense, así como en su economía, debilitada debido a la crisis energética mundial, con las subidas en los precios del petróleo —que se dispararon en 1973 y 1979—, entre otras cuestiones, y a la merma de su dominio internacional; la derrota en Vietnam o los rehenes estadounidenses en Irán enrarecían el ambiente. Su objetivo era hacer un país fuerte y dominante y, para ello, centró su política en Defensa, aumentó el presupuesto militar, y en liberar la economía. Redujo el gasto, bajó los impuestos y eliminó obstáculos a los grandes empresarios. La industria armamentistica y las grandes fortunas lo agradecieron, no tanto quienes perdieron poder adquisitivo ni sus rivales en la guerra fría, que se vieron ahogados por el reaganismo (al que se unió el thatcherismo británico), pero lo demás pasó a un segundo plano, incluso al cuarto oscuro, que sería donde se situó aquello que no interesaba a su administración. Una de las situaciones que no resultaban prioritarias, ni siquiera le concedían existencia, fue la enfermedad que se convierte en el eje de <b><i>En el filo de la duda</i></b> (And the Band Played On, 1993), un drama con un reparto encabezado por Matthew Modine —y con Lily Tomlin, Ian McKellen, Gleanne Headly, Alan Alda, Steve Martin, Richard Masur, Phil Collins, Tcheky Karyo, Nathalie Baye, Anjelica Huston y Richard Gere, entre otros rostros populares—, dirigido por Roger Spottiswoode y escrito por Randy Shilts, autor del libro en el que se basa el guion, y Arnold Schulman. La película asume un tono documental y lo dramatiza para narrar la historia del equipo de científicos que trabaja en esa nueva enfermedad que detectan en varias ciudades estadounidenses. Apenas saben de ella, ignoran si es vírica o bacteriológica, su medio de contagio o cualquier otro aspecto que no sea el que ataca al sistema inmunológico. Su mortandad apunta al cien por cien de los casos y su grupo de riesgo se sitúa en la comunidad homosexual; aunque pronto se descubre que también afecta a hemofílicos y drogadictos por vía intravenosa. Estos médicos carecen de apoyos; descubren miedo y el silencio oficial respecto al brote. Los cinco especialistas del equipo de Jim Curran (Saul Rubinek) se entregan al trabajo con lo poco que tienen y así van descubriendo otros aspectos que Spottiswoode detalla con precisión. Son los primeros tiempos del SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), cuando no se había descubierto el agente causante ni puesto nombre a la enfermedad, pues este se acuerda en 1982 sin todavía tener claro de qué se trata...</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVs6liKUJPTu2QpWAKdoKVgrUxru-m7X6sKoaaxOSY2NFqoLlnIXYVwPB2TstuioR0uhpusI3Ao8JhVGhkwYmefwMUfwwJXfEqXNaiI7ifVbFBZHDzlijpFzWoJX0Tr6UE8WMU570FbZprz-QRcnHvlPzKMBGwkUeJ7ryA4UcE_CbIqSwRZ5dgAHqc/s1764/02B87DBD-91C0-4134-B4C9-A1CB6DD1988E.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1139" data-original-width="1764" height="207" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVs6liKUJPTu2QpWAKdoKVgrUxru-m7X6sKoaaxOSY2NFqoLlnIXYVwPB2TstuioR0uhpusI3Ao8JhVGhkwYmefwMUfwwJXfEqXNaiI7ifVbFBZHDzlijpFzWoJX0Tr6UE8WMU570FbZprz-QRcnHvlPzKMBGwkUeJ7ryA4UcE_CbIqSwRZ5dgAHqc/s320/02B87DBD-91C0-4134-B4C9-A1CB6DD1988E.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">La trama se inicia en los albores de la década para avanzar por ella y esbozar la historia de esta enfermedad estigmatizada en su inicio, cuando sus primeras víctimas son homosexuales. Dicha circunstancia provoca la marginación a la que son sometidos sus afectados y que la administración Reagan haga como si la epidemia no existiese, pero no por cerrar los ojos, las cosas dejan de pasar. La enfermedad se propaga, desborda, atemoriza y se cobra víctimas; con los años serían más de veinte millones de muertos. El virus no distingue entre sectores de población, pero las trabas puestas en su investigación, la falta de recursos económicos y de apoyo institucional y de los grupos de presión de las minorías, juegan en contra de su estudio. Pero <b><i>En el filo de la duda</i></b> no solo se centra en el trabajo llevado a cabo por el equipo médico (y sus colaboradores) que ve la necesidad de frenar su propagación, sino también apunta cómo afecta a la sociedad, la divide, o cómo se inicia una investigación paralela en Francia, en el prestigioso instituto Pasteaur. La prevención es el único medio para combatir una epidemia de la que poco se sabe, salvo que está afectando a la población homosexual. Ni los medios de comunicación ni la administración le dan importancia, lo que implica que no haya la menor ayuda económica para la investigación, salvo de individuos privados como el coreógrafo a quien da vida Richard Gere. Esta falta de recursos fue un primer error; aunque tales errores son, o lo parecen, comunes ante lo desconocido, pues enfrentarse a lo que no se comprende acarrea la posibilidad de equivocarse. Y <b><i>En filo de la duda</i></b>, una lujosa producción HBO, pretende explicar esa batalla inicial contra la ignorancia, los prejuicios y el virus VIH, prestando atención, entre otros, al doctor Robert Gallo (Alan Alda), a los investigadores del equipo de Luc Montagnier (Patrick Bauchau) del Instituto Pasteaur, quienes en 1983 logran identificar el causante, y sobre todo al del Centro de Control de Enfermedades de Atlanta al que pertenece el doctor Don Francis (Matthew Modine), el personaje con mayor peso de esta historia coral que afecta a todos. Es quien más evidencia su estado de ánimo en momentos puntuales de la película. Y no es de extrañar, pues, como persona, investigador y parte del equipo que investiga a pie de campo, apenas tiene recursos económicos ni apoyo de las instituciones ni de los grupos que representan a los distintos intereses en conflicto. Nadie se pone de acuerdo, todos miran por lo suyo, y mientras la gente continúa muriendo y la enfermedad se extiende hasta ser una amenaza global. Ya no se trata de una epidemia que se centra en un sector poblacional concreto, sino que abarca a toda la población, al ser de transmisión sanguínea, de ahí la lucha para que la industria de la sangre, que prioriza el aspecto económico, implante análisis en sus reservas y la prioridad de reconocer al agente causante. Entre otras cuestiones, Spottiswoode expone esta complejidad a la que deben enfrentarse los científicos que trabajan para establecer el alcance de la epidemia y su posible control; lo hace de modo preciso, intentando detallar los pasos dados, los golpes y las zancadillas…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR1gx13Bfh5jgPsrXHPnVS_0ahblB5ibfqsda-fzBwespUnsNuYMqjOCSQ48ZLooltiPTtVoPDJ3wihRBkAN8Wirm5nBCLEVpSNhyphenhyphenEwoLW3n75IJj_pAvyGVXsb83SA6OeEVA2bygWSB-ZHEZGYkeEUDLDOk_M-7MEpEuGqYv6goLreZd0SQKMPK0F/s600/9DBA4E5D-96C4-457A-8E26-EB7FABDE3DD3.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="402" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR1gx13Bfh5jgPsrXHPnVS_0ahblB5ibfqsda-fzBwespUnsNuYMqjOCSQ48ZLooltiPTtVoPDJ3wihRBkAN8Wirm5nBCLEVpSNhyphenhyphenEwoLW3n75IJj_pAvyGVXsb83SA6OeEVA2bygWSB-ZHEZGYkeEUDLDOk_M-7MEpEuGqYv6goLreZd0SQKMPK0F/s320/9DBA4E5D-96C4-457A-8E26-EB7FABDE3DD3.jpeg" width="214" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-86838377147539578462024-03-10T11:49:00.004+01:002024-03-10T11:49:49.376+01:00El mégano (1955)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhauG-fNMcAYwlIVOKLKOFcwwfacOn90Kh7-5tHIvaK8_vCC2DGNxlaz7jtcdguR2GPY5q_SEgcKTa9GM05b0_AGiyVx1wZk-ZasKqBAEG-XcwpnOi9NSrkeSqg9MCQH6TcXS1TG0t0QcFUvCQTGxaufgNzvNqrhivDKwUUPrsWGUNpYWFtecMHSAw6/s1269/5AA1A021-00A0-48CB-BBF6-1A7DF85A7252.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1269" height="182" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhauG-fNMcAYwlIVOKLKOFcwwfacOn90Kh7-5tHIvaK8_vCC2DGNxlaz7jtcdguR2GPY5q_SEgcKTa9GM05b0_AGiyVx1wZk-ZasKqBAEG-XcwpnOi9NSrkeSqg9MCQH6TcXS1TG0t0QcFUvCQTGxaufgNzvNqrhivDKwUUPrsWGUNpYWFtecMHSAw6/s320/5AA1A021-00A0-48CB-BBF6-1A7DF85A7252.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Cuando en una entrevista (1) le preguntan sobre <i><b>El mégano</b></i> (1955), su primer film, García Espinosa responde que <<Lo recuerdo con cariño. Hoy lo vemos como una película <i>naif</i>, sin encanto formal alguno y, lo que es peor, con una visión de la realidad muy simplona, como si sus autores tuvieran como única preocupación adentrarse en complejidades que les hicieran imposible ensayar el poco oficio de que disponían. Sin embargo, algo bueno debía tener cuando tuvo tan buena acogida de público y de crítica. Pienso que ese algo bueno sigue siendo válido, la necesidad de expresar la realidad en términos críticos. Y tan bueno que no por gusto los cuerpos represivos de entonces la secuestraron.>> Pero empecemos por el principio o por un principio. En 1951 se formaba la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, era una sociedad dedicada al cine que surgió paralela a la Cinemateca Cubana, pero, a diferencia de esta, asumía una postura política que se evidenció en este cortometraje documental dirigido por Julio García Espinosa, que contó en la dirección con la colaboración de Tomás Gutiérrez Alea. Pero, si bien su calidad puede ser discutible, resulta un film clave en la cinematográfica cubana prerrevolucionaria porque, en él, García Espinosa realizaba un primer acercamiento al cine de denuncia que se impondría pocos años después. Influenciado por el neorrealismo italiano, tanto Titón como él habían estudiado cine en Roma, denunciaba las precarias condiciones de vida de los carboneros de la Ciénaga de Zapata, hoy declarado parque nacional y uno de los grandes atractivos turísticos de la isla, y de ese modo ofrecía una primera muestra de cine comprometido, la cual anunciaba lo que sería el cine de los años que siguieron al triunfo de la revolución (1959). García Espinosa no estaba solo, aparte de Titón, contó con otros dos nombres propios del futuro ICAIC, Alfredo Guevara y José Massip, para hacer ruido y vaya si lo hicieron. La postura crítica de este grupo de jóvenes queda señalada en <i><b>El mégano</b></i>, un film que no gustó a las autoridades, que lo secuestraron debido a su evidente carga crítica; pues denunciaba de forma directa la pobreza en la que vivían los carboneros del mayor humedal cubano. De ese modo, la reacción fue confiscarla, pero el film sobrevivió y todavía se puede disfrutar y descubrir un primer acercamiento de García Espinosa a la dirección, pues se trataba de su primera película…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/bzBsw58u0rI" width="320" youtube-src-id="bzBsw58u0rI"></iframe></div><br /><p style="text-align: center;">(1) <i>Julio García-Espinosa. Las estrategias de un provocador</i> (estudió dirigido por Juan Antonio García Borrero). Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, 2001.</p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-71254932900475970602024-03-09T01:53:00.027+01:002024-03-12T17:20:50.240+01:00Tomás Gutiérrez Alea, por un cine cubano<p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq5DYgukit386kcmH_iqk0Z8RdJdCiMjnm1UV81nQT4Mog43KnuFPy8RYDVSG8WSk0-36Wr8PiWOOkVKkt5QivzZ8QnkFSMDlX5k_ezjA61TEJCwWrf3Cj1i54gansaI51w4Myu_7Kp6hI-g2SIs3Q1NsTngNutEJVtTo7GLnO_vznGDHnf6iO1pAV/s1600/D0D8A2BB-5F1F-4AE8-B267-CAE33702FCF4.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1186" data-original-width="1600" height="237" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq5DYgukit386kcmH_iqk0Z8RdJdCiMjnm1UV81nQT4Mog43KnuFPy8RYDVSG8WSk0-36Wr8PiWOOkVKkt5QivzZ8QnkFSMDlX5k_ezjA61TEJCwWrf3Cj1i54gansaI51w4Myu_7Kp6hI-g2SIs3Q1NsTngNutEJVtTo7GLnO_vznGDHnf6iO1pAV/s320/D0D8A2BB-5F1F-4AE8-B267-CAE33702FCF4.webp" width="320" /></a></div><span style="font-family: arial;"><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><br /></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: center;"><span style="text-align: left;">Cineastas de distintos países de Latinoamérica de finales de los cincuenta y de los años sesenta tenían algo que decir y crearon un cine combativo, en ocasiones revolucionario, que se alejaba del comercial Hollywoodiense y de autoral europeo. El nuevo cine latinoamericano, desde la “Estética del hambre” de Glauber Rocha hasta el “Tercer cine” de Fernando Solanas y Octavio Getino, nacía con la intención de transformar y avivar las conciencias. Buscaba expresar su identidad, al tiempo que denunciaba el neocolonialismo. Uno de los grandes destacados de ese momento que se sitúa tras la revolución cubana (1959) fue Tomás Gutiérrez Alea, quien, junto a <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2020/01/entre-el-ayer-y-el-hoy-sobre-julio.html?m=1">Julio García Espinosa</a> (y ya andado el decenio: Humberto Solás, Fausto Canel y Sara Gomez, entre otros), se erigió en la figura clave de la renovación y desarrollo del <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2022/03/cine-cubano-entre-la-ilusion-y-la.html?m=1">cine cubano</a> que siguió a la victoria castrista. Gutiérrez Alea, también conocido como Titón, inició su carrera realizando una serie de cortometrajes aficionados que tienen su punto de inflexión en <b><i>Il sogno de Giovanni Bassain</i></b> (1953), rodada en Italia, en el Centro Sperimentale de Cinematografia, donde pudo estudiar cine antes de regresar a su país y rodar los cortometrajes documentales <i><b>El mégano</b></i> (1955), en el que colaboró con <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2020/01/entre-el-ayer-y-el-hoy-sobre-julio.html?m=1">Julio García Espinosa</a>, y <b><i>Esta tierra es nuestra</i></b> (1959), ya bajo la producción del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos. La década de 1950 le había servido de aprendizaje y en la siguiente desarrolló lo aprendido y se convirtió en la punta de lanza de un cine social y político, pero también con aspiraciones artísticas y no exento de crítica. Los años inmediatos que siguieron al triunfo de Fidel Castro fueron tiempos para expresar las ideas de la revolución en la pantalla; era el momento que exigía rodar <b><i>Historias de la Revolución</i></b> (1960), su primer largometraje, aunque él consideraba <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2024/03/las-doce-sillas-1962.html?m=1">Las doce sillas</a></i></b> (1962) como su primera película, menos politizada y más liberada, y toda ella satírica. Fue la primera comedia producida por el ICAIC, pero lo mejor de este gran cineasta, <<hombre que simboliza la independencia de espíritu, la exigencia artística y el humanismo del cine cubano>>, (1) influenciado por neorrealistas como <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2017/06/roberto-rossellini-realidad-humana.html?m=1">Roberto Rossellini</a> y <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2017/11/zavattini-conciencia-de-la-realidad.html?m=1">Cesare Zavattini</a>, estaba por llegar. Hoy, sus películas más reconocidas son la sátira kafkiana <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2017/12/la-muerte-de-un-burocrata-1966.html?m=1">Muerte de un burócrata</a></i></b> (1966), la analítica, intelectual e introspectiva <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2018/11/memorias-del-subdesarrollo-1968.html?m=1">Memorias del subdesarrollo</a></i></b> (1968) y <b><i>Fresa y chocolate</i></b> (1993), su penúltimo trabajo para la pantalla; el último fue la comedia <b><i>Guantanamera</i></b> (1995), codirigidas ambas junto con Juan Carlos Tabío. Pero su aportación en los más de treinta años dedicados al cine y a expresar su compromiso y su crítica dio para más. Películas como <b><i>La última cena</i></b> (1976) o <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2024/02/los-sobrevivientes-1978.html?m=1">Los supervivientes</a></i></b> (1978) son desconocidas para muchos, pero también son ejemplos de su mirada crítica, o mismamente <b><i>Hasta cierto punto</i></b> (1983), en la que intentó un cambio de estilo en su lucha por desvelar realidades sociales en la pantalla…</span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><br /></span></p></span><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4nj_JRzMyYfFJHNE6DOvdxQ_oBt358BWlj_T_Fyljpb22KMBrfeTfXsfmFtwx32mkE7w-TVOkudI10qFmtvpDRHGA9WM_ncNZNLgnv4o2shF8QYcEJnmDQAn5Cp4ftFqBtGsc9zcl7uwa2A17NFykGAkLTPMaSa3Jvx_thYRxGn7s1xZH9xeDs_Xj/s755/9B403C0F-F8BA-44CD-918E-EC937D3FD94B.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="490" data-original-width="755" height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4nj_JRzMyYfFJHNE6DOvdxQ_oBt358BWlj_T_Fyljpb22KMBrfeTfXsfmFtwx32mkE7w-TVOkudI10qFmtvpDRHGA9WM_ncNZNLgnv4o2shF8QYcEJnmDQAn5Cp4ftFqBtGsc9zcl7uwa2A17NFykGAkLTPMaSa3Jvx_thYRxGn7s1xZH9xeDs_Xj/s320/9B403C0F-F8BA-44CD-918E-EC937D3FD94B.jpeg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">(1) Paulo Antonio Paranaguá: <i>Historia general del cine. Volumen X. Estados Unidos (1955-1975). América Latina</i>. Cátedra, Madrid, 1996.</div><p></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-74628174227251733022024-03-08T14:29:00.007+01:002024-03-08T14:33:26.464+01:00El destino de un hombre (1959)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3wkz38lJiMPjnyY33hq-SOCpPkwOdxIO5Ev_VyZuac8nVtXn60Trbav_OlWKNcXbsm87m1Jn0r77Va6ysTmGKKETwj3PjAACHDLBDqydL-q-km8c9nxIytNGMx_6GzF7EVkffk5Z1lfZzd2Km4HzgUDgE2ctdpjh8ycu0t6X0-mlpufOfV96GaHdk/s1920/E0A120B5-1CBF-4B07-85E6-F3C52C09A1DC.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1920" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3wkz38lJiMPjnyY33hq-SOCpPkwOdxIO5Ev_VyZuac8nVtXn60Trbav_OlWKNcXbsm87m1Jn0r77Va6ysTmGKKETwj3PjAACHDLBDqydL-q-km8c9nxIytNGMx_6GzF7EVkffk5Z1lfZzd2Km4HzgUDgE2ctdpjh8ycu0t6X0-mlpufOfV96GaHdk/s320/E0A120B5-1CBF-4B07-85E6-F3C52C09A1DC.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Cuando se pasó a la dirección ya era uno de los actores más reconocidos de la pantalla soviética, pero fue siendo director que se dio a conocer internacionalmente en occidente, gracias sobre todo a su lujosa versión de <i><b>Guerra y paz</b></i> (Voyna i mir, 1965). Pero antes de realizar su adaptación de Tolstoi, Sergei Bondarchuk debutaba en la dirección con un estilo menos pretencioso y más introvertido, aunque igualmente ambicioso en su intención de crear poesía y emocionar. El ucraniano abre su primer film tras las cámaras con una panorámica circular que muestra el espacio campestre que rodea al estrecho camino de tierra que encuadra en la imagen inicial. A esa misma senda regresa tras el giro de 360 grados; en el momento en el un hombre y un niño caminan por él. El adulto es Andrei Sokolov (Sergei Bondarchuk), el niño, Vanyushka (Paulik Boriskin), y el tiempo es la posguerra. Vagan por el país, pero se detienen a la orilla de un río. Entonces, en compañía del barquero, que aguarda a que le reparen su barca, el adulto se pregunta qué arruinó su vida y recuerda… Cuenta que luchó de lado del Ejército Rojo en la Revolución, que sobrevivió a la hambruna del 22 y que, al regresar a su hogar, toda su gente había muerto de hambre. La historia de <b><i>El destino de un hombre</i></b> (Sudba Cheloveka, 1959) retrocede a ese instante. Las imágenes que se observan son las del pensamiento de Sokolov, él es la conciencia y la mente de este film basado en un relato corto de Mikhail Sholokhov, escritor a quien Bondarchuk volvería a adaptar en <i><b>Lucharon por su patria</b></i> (Oni srazhalis za rodinu, 1975). Muestran el rostro de una mujer, con quien se casaría y con quien tendría dos hijas y un hijo, pero a quienes debe abandonar cuando estalla la guerra, pues parte para el frente donde cae prisionero del ejercicio invasor alemán. Como el resto de cautivos, Sokolov es mano de obra esclava que deambula de lugar en lugar haciendo los trabajos más duros, a la espera de caer muerto. Tras su intento de fuga, atrapado a los cuatro días de su evasión, al protagonista lo envían a Alemania, pasando por diversos lugares que conocemos gracias a las palabras del presente en el que recuerda. Pero su pensamiento se detiene en el campo de concentración donde la chimenea humeante es una constante del paisaje. Allí la vida de un preso no vale nada. Es carne de cañón, pero su destino pasa por escapar de su cautiverio, regresar al hogar y sobrevivir a la guerra; mas ¿para qué, si su historia se repite? ¿Qué le deparaba el regreso, sino más dolor? Bondarchuk sigue la historia de este hombre que sobrevivió a la pérdida, a la guerra, al infierno de los campos de prisioneros y a los trabajos forzados; lo hace de modo que rompe con la figura del soldado-héroe, distanciándose de bélicos previos en los que el héroe representaba al pueblo y resultaba una figura superficial que remitía al conjunto. Pero eso era antes y la ruptura con el realismo socialista se produciría en la década de 1960, aunque ya anunciada en ese instante de finales de la década de 1950, cuando el deshielo y la <i>desestalinización</i> habían hecho posible una mayor libertad creativa que anunciaba el nacimiento del nuevo cine soviético, más íntimo y capaz de abordar al individuo como tal; es decir como entidad viva y propia, con carácter y problemas que le hacen reconocible y distinto debido a su unicidad, característica de ser único que se iría agudizando en los años de esplendor creativo de la cinematografía soviética de los sesenta, y del resto de países bajo influencia de la URSS…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWHh36w_Eq6WQYsAnReTP5NvXTAehTMXIgiq25_t6WTMG4i4xAPFtuPojXLI9EaUPrTmQoOHIpOMPJATZvX3gLFVmpNeyVopmDBM92O_TzDit-X3sPtsdcoFlruW4W5OE-sU0OjhObVq-GidQdZKC1Y86ZmzJTzP0eapyeE5giEPWpCdiND3pNv-G7/s640/51DEE7C0-A2D0-4AC1-A410-E9D2D59ACE84.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="640" data-original-width="400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWHh36w_Eq6WQYsAnReTP5NvXTAehTMXIgiq25_t6WTMG4i4xAPFtuPojXLI9EaUPrTmQoOHIpOMPJATZvX3gLFVmpNeyVopmDBM92O_TzDit-X3sPtsdcoFlruW4W5OE-sU0OjhObVq-GidQdZKC1Y86ZmzJTzP0eapyeE5giEPWpCdiND3pNv-G7/s320/51DEE7C0-A2D0-4AC1-A410-E9D2D59ACE84.jpeg" width="200" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-10228706621700177992024-03-08T00:48:00.008+01:002024-03-08T02:03:25.417+01:00Las doce sillas (1962)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBPXFlSQ2jNlEqWf_PqjCMylFIoVadMRXvUJ658_dKYSdlXwBFn7Ap5zL2LND_XfNoiTYYCkIctvMDkRa2NWFDsA6VJHHSeyR_39lmvgVIFV8T4zrLfQlqxCM4wSF3C5sBzz2JuNDe0N6DETW-uoWLfW51AkekFMvkkfd8HqXYNH5ucqYxMYwdl45Y/s1280/IMG_6151.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBPXFlSQ2jNlEqWf_PqjCMylFIoVadMRXvUJ658_dKYSdlXwBFn7Ap5zL2LND_XfNoiTYYCkIctvMDkRa2NWFDsA6VJHHSeyR_39lmvgVIFV8T4zrLfQlqxCM4wSF3C5sBzz2JuNDe0N6DETW-uoWLfW51AkekFMvkkfd8HqXYNH5ucqYxMYwdl45Y/s320/IMG_6151.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">El cine cubano de la década de 1960 nació de la necesidad de llevar a la pantalla las ideas de la Revolución. Esto implicó que, inicialmente, el recién nacido ICAIC se decantase por el cine documental o la ficción comprometida con las ideas revolucionarias y la propaganda ideológica, buscando acercar los hechos al público desde la nueva perspectiva oficial. Así mostraron historias de la revolución, como las tres que dan forma al primer largometraje de Tomás Gutiérrez Alea; aunque el cineasta consideraba que su primer largometraje era <b><i>Las doce sillas</i></b> (1962) porque <i><b>Historias de la Revolución</b></i> (1960) había sido un compromiso con el momento y con la propia historia. De modo que no pudo hacer un cine más personal y liberado de la seriedad y de la intención realista, pues <b><i>Historias de la Revolución</i></b> era un acercamiento a la realidad condicionado por el instante socio-político que se vivía en la isla. En 1962, Gutiérrez Alea haría su propia revolución cinematográfica, al dar un giro cómico que aligeraba las formas y llevaba la comedia al nuevo cine del país caribeño, un cine que vivió su momento de mayor esplendor en ese decenio de luchas, esperanzas y no pocas decepciones. Su cambio de registro y su intento de liberarse de la seriedad y del tipo de cine establecido hasta entonces por la situación política y social de aquellos primeros años, previos a la crisis de los misiles y el bloqueo estadounidense, fue un soplo de picaresca y sátira. Así, en su búsqueda de combinar el discurso revolucionario, que dominó en los primeros tiempos tras la revolución, con el propio, se decantó por adaptar la novela de Ilya Ilf y Eugene Petrov <i>Las doce sillas</i> llevando la trama de la Unión Soviética literaria a la isla caribeña en la pantalla. Titón, que así se conocía también a este gran cineasta, de los más grandes que ha dado el cine cubano del siglo XX, libera la sátira y logra un retrato de su país lleno de humor. Lo hace a través de la aventura de dos pícaros cuyos orígenes unen las dos clases sociales enfrentadas en la Revolución; una tercera, el clero, se encuentra representada en un cura que nada tiene de santo y sí bastante de pillo. Los tres transitan en busca del tesoro (las joyas ocultas en una silla de un juego de doce) en un presente de inestabilidad entre el pasado y la posibilidad de llegar a alguna parte —la idea del exilio o la posibilidad de una contrarrevolución; hay una escena en la que se hace pasar por líderes contrarrevolucionarios para sacar a sus crédulos contertulios 100 pesos—. El recorrido posibilita las distintas situaciones y encuentros dispares, pero lo importante de esta novena versión cinematográfica de la novela reside en algo tan material como que fue el primer gran éxito comercial del cine cubano de la década y también la primera de las comedias producidas en el ICAIC —la productora fue la también cineasta Margarita Alexandre— y de Gutiérrez Alea, quien regresaría de nuevo al género para satirizar y plantear cuestiones de la revolución en <i><b>Muerte de un burócrata</b></i> (1966) o <b><i>Los sobrevivientes</i></b> (1978)…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUepufXBEsbdd9Wwr9GdRxfCcWSbGs45BmOBZNo7qDe_UsewOY3zQnjwvqOh7fRwN6X6jmzCWnhgYawbBaZUKBJIayKn3TExql0Q3uEBfvKWE-JZcfk1b5qWhmyaWJ5xZey4hQlr-Cl-PTqTKLEzl4p9Ge2Tj6LEN0LlHanFJw76178M77ppQReao-/s1125/IMG_6035.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1125" data-original-width="750" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUepufXBEsbdd9Wwr9GdRxfCcWSbGs45BmOBZNo7qDe_UsewOY3zQnjwvqOh7fRwN6X6jmzCWnhgYawbBaZUKBJIayKn3TExql0Q3uEBfvKWE-JZcfk1b5qWhmyaWJ5xZey4hQlr-Cl-PTqTKLEzl4p9Ge2Tj6LEN0LlHanFJw76178M77ppQReao-/s320/IMG_6035.jpeg" width="213" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-56097051698460074902024-03-07T01:22:00.015+01:002024-03-08T11:33:06.390+01:00El pájaro pintado (2019)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQXKeriIB3Ni5hA-dk3taCS6MXygHr0OTqNgy_U3SCDEBfRXPUNWekdiCgGzA27mvRJnaNtYzZ6HmMbbfwNVVWc7omEKim72w_xjFBBIccRv9JRdMklyVTuQCwogyPXUFGNUcCYETv-Gb7DeqV7BvWt0BYv2hZ4I7HvA1GecmBIOrxuVJ6TyYD2LFS/s695/63661B1D-5686-4759-8086-DD0335D05855.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="463" data-original-width="695" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQXKeriIB3Ni5hA-dk3taCS6MXygHr0OTqNgy_U3SCDEBfRXPUNWekdiCgGzA27mvRJnaNtYzZ6HmMbbfwNVVWc7omEKim72w_xjFBBIccRv9JRdMklyVTuQCwogyPXUFGNUcCYETv-Gb7DeqV7BvWt0BYv2hZ4I7HvA1GecmBIOrxuVJ6TyYD2LFS/s320/63661B1D-5686-4759-8086-DD0335D05855.jpeg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">En <b><i>El pájaro pintado</i></b> (Nabarvené ptáče, 2019), Václav Marhoul adapta la novela homónima de Jerzy Kosinski—autor de la espléndida <i>Desde el jardín</i>, que Hal Ahsby adaptaría a la pantalla en 1979—. De modo que pisa un “terreno” mil veces transitado en la pantalla, en la literatura, en los testimonios de supervivientes; pisa el territorio de la barbarie, de la guerra, del miedo, de la ignorancia, del racismo, de la superstición, del embrutecimiento humano, de la pérdida de la inocencia y de ideologías totalitarias que persiguen a los no comulgantes, a quienes ve ajenos, a quienes condena por el mero hecho de ser y pensar distinto. Camina su recorrido con intención inamovible y, desde su primera imagen, recalca la violencia y la maldad a la que se enfrentará su pequeño protagonista, a quien no da voz, como sí hace Jerzy Kosinski en su novela, narrada en primera persona. El escritor habla y describe por <span style="text-align: left;">el niño (que recuerda desde un presente que no se dice)</span>, el cineasta mira desde él o, al menos, lo intenta, pero carece de la fiera ironía del escritor. Así, a lo largo del metraje, la condena del niño es ir de aquí para allá, cambiar de manos, tal como le sucede al cuadrúpedo de <b><i>Caballo de batalla</i></b> (War Horse, Steven Spielberg, 2011) o al <i>Lazarillo</i>. Sufre el rechazo y la violencia más atroz, también encontrarse con corazones menos rocosos y embrutecidos como el hombre que pinta el pájaro y lo deja en libertad, para que veamos como el resto de aves se avalanza sobre él porque, debido a la pintura de su plumaje, lo sienten como una amenaza intrusa a la que poner fin. Ese pájaro pintado, extraño y amenaza entre los suyos por el colorido de su plumaje, vendría a ser Joska (Petr Kotlár), el inocente que será testigo y víctima del terror y del horror que se desata con el miedo, el racismo, la ignorancia, la guerra...</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghJXLXAV963QjFfl78khlezWxMwN4QrfzxE5iUcBHIoXs23_Y8eOnEdTdTpGa-9HnVlRAD1cgyLVXFg4ULpzzMmX4mb6LSHl-Xfcck-T6Va9Opi6Bad21TVzZrTKFcBmizxTZTWik5Ka_Rw6am1sYLl17nalBb3ZniDc5geSijrf1JVRCJPAnPI5OL/s680/IMG_5870.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="680" height="209" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghJXLXAV963QjFfl78khlezWxMwN4QrfzxE5iUcBHIoXs23_Y8eOnEdTdTpGa-9HnVlRAD1cgyLVXFg4ULpzzMmX4mb6LSHl-Xfcck-T6Va9Opi6Bad21TVzZrTKFcBmizxTZTWik5Ka_Rw6am1sYLl17nalBb3ZniDc5geSijrf1JVRCJPAnPI5OL/s320/IMG_5870.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">El recorrido de Joska es, a la Europea occidental y rural en guerra, lo que podría ser el de Lázaro de Tormes al siglo de Oro español. Es una radiografía de la sociedad y de los distintos tipos de individuos; no todos, pero sí de los representados por los distintos personajes que recogen, asilan, apresan o castigan al niño. En su intención y en la difícil misión de adaptar una descriptiva y feroz novela, la película de Marhoul lo tiene complicado. No difiere de tantas otras que llegaron antes. De ahí que suene a vista y la locura narrada a través de la mirada del niño parezca programada más que vivida. En esto queda ensombrecida por <b><i>La infancia de Iván</i></b> (Ivanovo detstvo, Andrei Tarkovski, 1962) o <i><b>Masacre, ven y mira</b></i> (Idi i smotri, Elem Klimov, 1985), que son dos grandes ejemplos de películas con niño y guerra. Estos y otros títulos bélicos, que encuentran en las figuras infantiles la mirada que nos hace llegar el conflicto armado y los humanos que o bien los desatan o estallan durante la guerra, son ventanas que se abren a un espacio donde se precipita la pérdida de la inocencia y la sinrazón que puede contemplarse en las nombradas o en otras como <b><i>En cualquier lugar de Europa</i></b> (Valahol Európában, Géza Radványi, 1947), <b><i>Juegos prohibidos</i></b> (Jeux interdits, René Clément, 1951) o, ya ubicada en la inmediata posguerra, en <b><i>Alemania, año cero</i></b> (Germania anno zero, Roberto Rossellini, 1946). Pero estas películas no son tan condicionantes como <i><b>El pájaro pintado</b></i>, en la que más que forzar la mirada infantil, no se cuenta con ella y se enfrenta al protagonista a sufrir situaciones que generen impresiones fuertes, que depararen las emociones en el espectador. Es difícil ser emocionalmente sincero, cuando se trata de fabricar y preparar el estado emocional. Es la dificultad de dar forma a lo intangible. La forma de la emoción y de la psicología no depende de pretender insistir en emocionar ni en hacer sentir a cada instante; todo lo contrario, se necesita sinceridad y tiempo para que lo emocional surja y se haga con su momento. No hay mayor genialidad que ser honesto con uno mismo, si no ¿cómo serlo con los demás? Marhoul lo intenta, pero en su constante de mostrar la ignorancia, la brutalidad y la sinrazón que el niño se va encontrando y sufriendo, insiste y su insistencia acaba siendo redundante y, según, también cargante; entonces ¿qué?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8uLHbNzHamOu8hOlF3aaHjSr2P7D-MPgDa0x757wccLgnNgZwQYhzEoqLrNixw6ETmd9uU7E0RVzilWuKDVy0z_d4ZCVEkoRSsccvvzl-J_lpliJsWUw2ArOUyIgVFopzEZx8LMVVKsk-9mLUm0Wgl6PJue2hIenri-5WKhaIZj33RY_Dh7X37B7f/s1477/IMG_5866.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1477" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8uLHbNzHamOu8hOlF3aaHjSr2P7D-MPgDa0x757wccLgnNgZwQYhzEoqLrNixw6ETmd9uU7E0RVzilWuKDVy0z_d4ZCVEkoRSsccvvzl-J_lpliJsWUw2ArOUyIgVFopzEZx8LMVVKsk-9mLUm0Wgl6PJue2hIenri-5WKhaIZj33RY_Dh7X37B7f/s320/IMG_5866.jpeg" width="217" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-40770402781239625102024-03-06T00:54:00.002+01:002024-03-06T01:59:40.399+01:00Humoresque (1920)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheyRfjN0rsnzv8d4VEC0JMF6W3MNl-unD5OPAEoh96nUQ6YgkcDobL0-KTO3lIPpRkqXde5sCOhUVh1dLsNAu8Fg1vnlaJJyqVw6jSi-OJL2VxBubF8GfBuQdsDKv2nI-cP8lSXHUn0HVTrak4PaQ4TBi8EuEvarE_31La6b0IUVcHsAkbdBNhfq_K/s866/IMG_5782.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="659" data-original-width="866" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheyRfjN0rsnzv8d4VEC0JMF6W3MNl-unD5OPAEoh96nUQ6YgkcDobL0-KTO3lIPpRkqXde5sCOhUVh1dLsNAu8Fg1vnlaJJyqVw6jSi-OJL2VxBubF8GfBuQdsDKv2nI-cP8lSXHUn0HVTrak4PaQ4TBi8EuEvarE_31La6b0IUVcHsAkbdBNhfq_K/s320/IMG_5782.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Uno de los intertítulos que abundan en la película define <i>Humoresque</i> como <<Capricho musical que se ríe de la vida con una lágrima detrás>>. Se explica cuando el público pide a Leon que toque una pieza, probablemente de Dvorak, durante el concierto en el ghetto neoyorquino donde transcurrió su infancia. El violinista regresa para mostrar su cariño a su antiguo vecindario, expresando con sus interpretaciones musicales que no se ha olvidado de sus orígenes ni de los suyos, emigrantes hebreos que han echado raíces en Nueva York. Pero la historia de <b><i>Humoresque</i></b> (1920) se inicia mucho antes, en la niñez del intérprete, cuando Frank Borzage muestra dos características que vertebrarán su obra cinematográfica: el melodrama y la victoria del amor sobre la miseria y la guerra. Inicialmente, desarrolla el de la madre hacia su hijo y, ya en la segunda parte, el de pareja. La buena acogida de la película posicionó a Borzage entre los directores favoritos del público, también entre los grandes cineastas del momento, sobre todo por su interés tanto en los personajes como en la situación social que les rodea, destacando en este aspecto las escenas del ghetto donde el joven León mantiene amistad con la niña que años después será la mujer de quien se enamore. Nueva York es el marco para el melodrama social expuesto por Borzage, que encuentra una ciudad de contrastes, de milagros y de miserias, donde ubicar a sus personajes, que escapan de lo común debido a su pureza, a su alma poética y a su sensibilidad, en ocasiones, artística, como demuestra Leon. Así le ve su madre, quien gracias a su amor sin límite (con lo que esto implica de positivo y negativo) y a su inquebrantable fe en su hijo, le abre el camino hacia el éxito que posibilita su reencuentro con aquella niña pobre, ahora mujer adinerada que acaba de regresar de Europa donde ha cursado sus estudios…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAB5yzkcNGroPbgM_F5EjkwEFHifnRccV1zEpBhDoBHQia31S5Wa9g9s3MkDeFcpOc3XVDKuIObx6CCsaOqoarlIEITR5TZTnzZ4Ix5Bd0-qzGW77Eq2napm6d1bz-R_oUz68OPW2DngsDqdLx3djj0LYhSZCBsHZ8QeSw-z8942YAjDxC156M-pdx/s1200/IMG_5780.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="863" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAB5yzkcNGroPbgM_F5EjkwEFHifnRccV1zEpBhDoBHQia31S5Wa9g9s3MkDeFcpOc3XVDKuIObx6CCsaOqoarlIEITR5TZTnzZ4Ix5Bd0-qzGW77Eq2napm6d1bz-R_oUz68OPW2DngsDqdLx3djj0LYhSZCBsHZ8QeSw-z8942YAjDxC156M-pdx/s320/IMG_5780.jpeg" width="230" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-85379617912668493212024-03-05T16:05:00.010+01:002024-03-18T10:41:22.627+01:00Agarrando pueblo (1977)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimwWgHWkm8N7g_mIsuN612CG602FPLPgz8-p75CRIR2z2yWwy1DPOO_NBqy0fJ6v6rkdKb0q9kHxlU-9tfvaxePht1Nih9qnshrB5BpyNTcKo5ObRMJAkMghPiVEsKAc_Sr8R1rBB8I2sjckUlz2p2Q9-TSjImlhuKjuT3FmbIX5-8niF8ayZ3PcMI/s800/99E4B1C3-0889-444D-87AF-2DA67AF8A963.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="800" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimwWgHWkm8N7g_mIsuN612CG602FPLPgz8-p75CRIR2z2yWwy1DPOO_NBqy0fJ6v6rkdKb0q9kHxlU-9tfvaxePht1Nih9qnshrB5BpyNTcKo5ObRMJAkMghPiVEsKAc_Sr8R1rBB8I2sjckUlz2p2Q9-TSjImlhuKjuT3FmbIX5-8niF8ayZ3PcMI/s320/99E4B1C3-0889-444D-87AF-2DA67AF8A963.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">La línea que separa el documental del cine de ficción a veces desaparece o no se logra distinguir con precisión. Lo hace desde sus comienzos como género cinematográfico, cuando Flaherty se pasa un año con Nanook y crea situaciones para mostrar en <b><i>Nanuk el esquimal</i></b> (Nanook of the North, 1921) un espléndido retrato de la familia inuit, pero que, indudablemente, obedecen a sus intenciones creativas; lo mismo hará años después Luis Buñuel en <b><i>Las Hurdes. Tierra sin pan</i></b> (1933), que no busca filmar la realidad, sino llegar a la verdad a través de su mirada liberada y subversiva. Entonces, cuando documento y representación se funden y confunden, se puede establecer la duda y preguntarse ¿qué es representación y qué documento cinematográfico? En ambos casos, existe una intención por parte de sus autores y una estrecha relación para llegar a desvelar más allá de la realidad observada. Hay una idea y su desarrollo. Hay una preparación y una distancia que aparta a ambos tipos de la vida cotidiana que unos representan y que otros filman para documentarla, pero decidiendo qué mostrar y qué dejar fuera, cómo exponerlo y desde qué perspectiva, pues la poesía, aquello que se distancia de la mera reproducción de la realidad, depara la posibilidad de llegar más hondo, allí donde la verdad, siempre existente más allá de la apariencia, descansa. El documental no es neutro y, aunque su supuesta primera intención sea documentar para llegar a esa verdad a desvelar, no siempre resulta honesto.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxx7WAGAaN1wxvyn81_Zdtpqu4YpUgzjWbbHIJ1xE53OwYupfsIPWVKyibMUJ6sYgfWz4RulvykNBP9WdtKm1pjSRAFw4wmc2GguLawH1T_YH4yL9dzcq6zTxqnZAkVVFvvQeVS0B3WaOieesHHrg-Np_NVFpJv6hkOBdYl38WX4B57lZ4RywlZ2F6/s1024/IMG_6312.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="656" data-original-width="1024" height="205" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxx7WAGAaN1wxvyn81_Zdtpqu4YpUgzjWbbHIJ1xE53OwYupfsIPWVKyibMUJ6sYgfWz4RulvykNBP9WdtKm1pjSRAFw4wmc2GguLawH1T_YH4yL9dzcq6zTxqnZAkVVFvvQeVS0B3WaOieesHHrg-Np_NVFpJv6hkOBdYl38WX4B57lZ4RywlZ2F6/s320/IMG_6312.png" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">A veces abusa del artificio. <b><i>Fraude</i></b> (F for Fake, 1974) quizá sea el falso documental más famoso debido a quien fue su creador —un ilusionista llamado Orson Welles— y, sin embargo, su falsedad hace de él un film honesto con su intención: la de crear la ilusión de la verdad y plantear qué es verdadero y qué falso o si ambas opciones no dejan de ser inseparables, quizá una misma ilusión vista desde ópticas distintas. Welles se arriesga y gana al romper barreras entre ficción y documento; equilibra la forma de ambos y las confunde para decir lo que quiere expresar, logrando una de sus mejores películas. Se ríe de sí mismo al tiempo que genera la ilusión de un Welles que nunca sabremos cuando representa y cuando dice la verdad. En todo caso, logra un falso documental sincero, y esta idea de falsedad y sinceridad al unísono es la idea que me sirve para enlazar <b><i>Fraude</i></b> con <b><i>Agarrando pueblo</i></b> (Los vampiros de la miseria) (1977), que así se titula el falso documental realizado por los colombianos Carlos Mayolo y Luis Ospina sobre la pobreza en las calles de Cali; solo que ese no es el tema a señalar por ellos, sino que se decantan por desvelar y satirizar la existencia y proliferación de ciertos documentos cinematográficos cuyos autores emplean la miseria para sus fines, llegando a lo que Mayolo y Ospina califican de “pornomiseria”.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIW7I3aTsnwEQXnJQimjwGmsG6zDxr6z5inO5j3637NBQ5pyy066d3O1y4DIj74DrOqj7LSX4FnrLz11On-Q8orQ1vQ1aFw-U8LsjaAISkHxWF_N0F3FZXwJk9a4DD0-oDXjJqaJHCFryaaS1InjfzyHy5sCT3g-uCPri1tRkJSOT18zPN25R5gNds/s1280/690266A1-D957-47E7-B0C2-6E4E4BC4AA4C.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIW7I3aTsnwEQXnJQimjwGmsG6zDxr6z5inO5j3637NBQ5pyy066d3O1y4DIj74DrOqj7LSX4FnrLz11On-Q8orQ1vQ1aFw-U8LsjaAISkHxWF_N0F3FZXwJk9a4DD0-oDXjJqaJHCFryaaS1InjfzyHy5sCT3g-uCPri1tRkJSOT18zPN25R5gNds/s320/690266A1-D957-47E7-B0C2-6E4E4BC4AA4C.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Los autores de esta sátira que se disfraza de documental pretenden, desde la falsedad que crean y filman, una verdad sobre quienes se valen de la pobreza para filmar sus películas y lograr prestigio y dinero. <span style="text-align: left;"><<Durante los años sesenta el documental social colombiano había aportado al movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano obras de reconocido calibre, como parte de un proceso sociopolítico y cultural que, inscrito en las transformaciones adelantadas por la Revolución cubana, encontró en el cine una vía efectiva de militancia y reforma. La década posterior, sin embargo, constituyó un retroceso en todos los campos para la producción nacional. Intentando extinguir la crisis que de nuevo frustraba el propósito de una industria cuantificada y cualificada, a comienzos de los setenta el gobierno instauró una ley, llamada “de sobreprecio”, que tuvo como consecuencia nefasta la propagación compulsiva de cortometrajes cuya rentabilidad se hallaba en la explotación de la miseria social para exportar a las televisiones y festivales europeos, siguiendo sus medidas y gustos. Disfrazada de <i>revolución</i>, fue una producción de <i>pseudodenuncia</i> prefabricada para un mercado internacional donde son de más valor los esquemas que se tienen sobre el subdesarrollo que la comprensión de sus fenómenos internos.>> (1) </span>Las imágenes de Agarrando pueblo no pueden ser más explicitas al respecto, al detallar la filmación del documental <i>¿El futuro para quién?</i>, en el que los responsables intervienen en todo momento, creando la escena adecuada para sus fines, una escena preparada que luego pasará por verdad; el ejemplo más claro al respecto, la contratación del hombre y la mujer que se hacen pasar por pobres en la entrevista que se ve interrumpida por una presencia que les recrimina y que se limpia el culo con los billetes que le entregan para que no moleste más. En esos documentales criticados por Mayolo y Ospina se exhibe una situación de máxima pobreza no para denunciarla, sino para ganar prestigio y premios, objetivo que plantea su validez y la pregunta ¿cómo distinguir cuándo el cine de denuncia es un ejercicio cinematográfico ético y solidario o una farsa?; en este caso, la representación que las <<producciones prefabricadas>> venden a los países europeos que quizá busquen limpiar su conciencia emitiendo documentos sobre la miseria en otros puntos del mundo, pero sin reflexionar sus causas ni hacer más que el gesto de proyectar y premiar ese tipo de documental que vende miseria…</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6NsevNrKb7vORS7mxIkBJAzyoqEK7nKN6H-bcOB6MtbVl01LJaDSp73GshsUekfbnI4U3DTsKBAiS16kw5YYf1PKvuWSrit0AE6VL_bpX7HXBW_vqRoydzlywsyhICjsnIKyv8ZzceH-A1CgCcIQgC-Xiwc2tCcUs9HX4gcdADtyrEoVlnyAM5I2J/s1200/9A95D027-2AFD-4989-B59A-1A99B84BCA34.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="839" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6NsevNrKb7vORS7mxIkBJAzyoqEK7nKN6H-bcOB6MtbVl01LJaDSp73GshsUekfbnI4U3DTsKBAiS16kw5YYf1PKvuWSrit0AE6VL_bpX7HXBW_vqRoydzlywsyhICjsnIKyv8ZzceH-A1CgCcIQgC-Xiwc2tCcUs9HX4gcdADtyrEoVlnyAM5I2J/s320/9A95D027-2AFD-4989-B59A-1A99B84BCA34.jpeg" width="224" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">(1) <span style="text-align: left;">Isleni Cruz Carvajal, en Alberto Elena y Marina Díaz López: <i>Tierra en trance. El cine latinoamericano en 100 películas</i>. Alianza Editorial, Madrid, 1999.</span></div>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-84418370761933581432024-03-05T11:35:00.039+01:002024-03-06T14:47:06.726+01:00Ajetreada luna de miel/Hubo una luna de miel (1942)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFvEdZqYVGf7y4LqiVTT5hsfibqg4BMfEoMu9fifN5FK-2wUR4Dil-QTZIrIEjbhPhBl53zpCxXIcvICyuf46hx5MTDih6eGTJ4UhHO_cD6-kmrAQTSNxhYwubvF6uFYbJkSmQQ9A6NtIJYmte5u6mCO8XI3pDVdOhgFnkSdaf7oh9CjccrpnJ8Abw/s800/IMG_6111.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="450" data-original-width="800" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFvEdZqYVGf7y4LqiVTT5hsfibqg4BMfEoMu9fifN5FK-2wUR4Dil-QTZIrIEjbhPhBl53zpCxXIcvICyuf46hx5MTDih6eGTJ4UhHO_cD6-kmrAQTSNxhYwubvF6uFYbJkSmQQ9A6NtIJYmte5u6mCO8XI3pDVdOhgFnkSdaf7oh9CjccrpnJ8Abw/s320/IMG_6111.webp" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">En 1938, que es el momento en el que Leo McCarey arranca su comedia antinazi, Hitler anexionaba Austria a su Reich y Hollywood no dijo nada. Poco después, las huestes del dictador invadían los Sudetes y Hollywood tampoco dio importancia al asunto en la pantalla. Al año siguiente, el ejército alemán invadía Polonia y, sin más opción, Francia y Reino Unido declaraban la guerra a Alemania. Era tarde, pues, cuando las dos potencias aliadas habrían podido poner freno al dictador austro-alemán, apenas habían hecho más que un gesto de levantar la cabeza y luego bajarla. Habían decidido imitar la posición de la avestruz, centrándose en lo suyo y permitiendo que a su alrededor sucediesen cosas como el rearme alemán, la invasión de Renania y otras circunstancias previas y alarmantes como pudo ser la ley antisemita de la que McCarey expone algunas consecuencias en su película: la persecución de los judíos, la esterilización y el internamiento en campos. Los líderes de las democracias occidentales prefirieron pasar por alto los movimientos del dictador nazi, para evitar un posible conflicto, el cual, se supone —y esto entra dentro de lo indemostrable— que de producirse años antes, pues, como apunta Churchill en sus memorias, de ser menos permisivos con el alemán, podría haberse evitado la catástrofe o habría sido de menor envergadura que el que estalló en el 1939. Eso mismo hizo Hollywood entonces; se amordazó y así callaba. Lo hacía por sus intereses comerciales, por las presiones y el miedo a perder parte del mercado europeo. Salvo <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2012/02/chaplin-un-rey-solitario.html?m=1">Charles Chaplin</a> —o más tímidamente <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2012/07/hitchcock-ingles.html?m=1">Alfred Hitchcock</a> en <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2014/04/enviado-especial-1940.html?m=1">Enviado especial</a></i></b> (Foreign Corresponsal, 1940)—, que se puso a rodar <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2012/01/el-gran-dictador-1940.html?m=1">El gran dictador</a></i></b> (The Great Dictator, 1940), y pudo hacerlo porque era su propio productor e independiente del sistema de estudios, el resto decidió guardar silencio. Esto no era novedad, ya había sucedido respecto a la guerra civil española, la cual asoma en <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2018/04/bloqueo-1938.html?m=1">Bloqueo</a></i></b> (Blockeade, <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2015/08/dieterle.html?m=1">William Dieterle</a>, 1938) y <b><i>El último tren desde Madrid</i></b> (Last Train from Madrid, James P. Hogan, 1937).</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiegS7Hnw3BxDiLsJ3YpkkuV72puF3ke9mR3S5cmYvSn3b_hYEnRN3RlSCWbQN24_YfknfKlW-w9PPe8EVnOK1QbOaufPXkCwOzyasXtv1gw9IvYqeYSbya2p4lApUuVLOr0YdPHtIHi628qYt_4FBquGBtHiCMMnMZAS89b2NxFqfiiXfG3We4WoMJ/s320/IMG_6112.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="212" data-original-width="320" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiegS7Hnw3BxDiLsJ3YpkkuV72puF3ke9mR3S5cmYvSn3b_hYEnRN3RlSCWbQN24_YfknfKlW-w9PPe8EVnOK1QbOaufPXkCwOzyasXtv1gw9IvYqeYSbya2p4lApUuVLOr0YdPHtIHi628qYt_4FBquGBtHiCMMnMZAS89b2NxFqfiiXfG3We4WoMJ/s1600/IMG_6112.jpeg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Pero tal pasividad se transformó en actividad a partir del 7 de diciembre de 1941, cuando la aviación japonesa atacó Perl Harbor. Eso supuso la entrada de Estados Unidos en la guerra y ya con el país inmerso en la Segunda Guerra Mundial, la actitud hollywoodiense dejó atrás su impasibilidad y se posicionó contra el Eje, dando luz verde a su cine de propaganda. La maquinaria empezó a funcionar a buen ritmo y de la industria surgieron grandes títulos, algunos ya míticos como <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2011/05/casablanca-1942.html?m=1">Casablanca</a></i></b> (<a href="https://vadevagos.blogspot.com/2011/06/sin-estilo-propio.html?m=1">Michael Curtiz</a>, 1942), <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2017/04/la-senora-miniver-1942.html?m=1">La señora Miniver</a></i></b> (Mrs. Miniver, <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2011/07/el-perfeccionista.html?m=1">William Wyler</a>, 1942), <b><i>Jornada desesperada</i></b> (Desperate Journey, <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2014/06/walsh-y-el-western.html?m=1">Raoul Walsh</a>, 1942), <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2011/10/esta-tierra-es-mia-1942.html?m=1">Esta tierra es mía</a></i></b> (This Land Is Mine, <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2013/04/renoir-la-filosofia-de-la-vida.html?m=1">Jean Renoir</a>, 1943) o el tríptico antinazi de <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2011/06/lang-en-el-exilio.html?m=1">Fritz Lang</a>. Menos serios lo fueron <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2013/05/lubitsch-un-toque-de-genialidad.html?m=1">Ernst Lubitsch</a> en la magistral <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2011/08/ser-o-no-ser-1942.html?m=1">Ser o no ser</a></i></b> (To Be or Not To Be, 1942) y McCarey en <b><i>Ajetreada luna de miel</i></b>/<b><i>Hubo una luna de miel</i></b> (Once Upon a Honeymoon, 1942), la comedia que avanza por Europa al mismo al tiempo que van cayendo Austria, Checoslovaquia, Polonia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Francia... Este recorrido tiene una doble función: incluir el mensaje antinazi y dar rienda suelta a la relación entre los personajes de dos grandes estrellas del momento: <a href="https://vadevagos.blogspot.com/2018/05/cary-grant-la-imagen-sofisticada.html?m=1">Cary Grant</a> y Ginger Rogers, que inevitablemente dan vida a dos “polos” que se atraen, aunque inicialmente lo hagan desde el falso rechazo que McCarey aprovecha para introducir situaciones cómicas que hacen funcionar el asunto como parte del juego de seducción y de la comedia de la que el director de la <i>marxiana</i> <b><i><a href="https://vadevagos.blogspot.com/2011/11/sopa-de-ganso-1933.html?m=1">Sopa de ganso</a></i></b> (Duck Soup, 1933) era un experto. Así da vía libre al romance entre Pat y Kathy, al enredo y al discurso antinazi que el cineasta centra en el barón von Luber (Walter Slezak), a quien Frank pretende desenmascarar para demostrar que se trata de la mano derecha de Hitler o, al menos, de quien va sembrando el nazismo y precipitando la caída de los distintos países que visita. Mientras, inevitablemente, surge el amor y la guerra, la estancia de la pareja en un campo de concentración y su conversión en espías para desbaratar los planes de von Luber y así luchar por la libertad y las democracias…</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxKiM5zV-xX9gbUHrV_3MYCYCXppeuECw5XgWgNtg0b_VgHfr-ncbjvZ9saDOiKtS_vaLyOoKgepyQMvapj9EOysWXXRNGBjUowcpE2Jc3IfslBxCLPuO3Nfdshvw7wHecPxiW68Ol5pHW4-XCjxPhZ4pXO83_1Q09fBZJqdFzPRzmGZ4uCFRP1JfP/s1011/IMG_6109.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1011" data-original-width="683" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxKiM5zV-xX9gbUHrV_3MYCYCXppeuECw5XgWgNtg0b_VgHfr-ncbjvZ9saDOiKtS_vaLyOoKgepyQMvapj9EOysWXXRNGBjUowcpE2Jc3IfslBxCLPuO3Nfdshvw7wHecPxiW68Ol5pHW4-XCjxPhZ4pXO83_1Q09fBZJqdFzPRzmGZ4uCFRP1JfP/s320/IMG_6109.jpeg" width="216" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-46289318613514040062024-03-05T02:04:00.010+01:002024-03-05T23:38:38.742+01:00Un pueblo llamado Dante’s Peak (1997)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjD4byXKcJXEE7GCPGiULZ7pUpPIPqqRnGltyVdjJiCQV3VdxsNOhhEqGiUusTUOK1-CTg5FqaVHV7fjliC76YfSGavWVquI_Y3iZuQC9_Layy918xSrObyuBGqeCtZaU39Ck-647Ilej8VhIAKQp-4m4LGjJFXeREGmGvPdwpoJ2KFtTIB-jwEbDWI/s1200/36C017AD-D255-4D94-B6D1-633CA6D0C9E6.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjD4byXKcJXEE7GCPGiULZ7pUpPIPqqRnGltyVdjJiCQV3VdxsNOhhEqGiUusTUOK1-CTg5FqaVHV7fjliC76YfSGavWVquI_Y3iZuQC9_Layy918xSrObyuBGqeCtZaU39Ck-647Ilej8VhIAKQp-4m4LGjJFXeREGmGvPdwpoJ2KFtTIB-jwEbDWI/s320/36C017AD-D255-4D94-B6D1-633CA6D0C9E6.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Cuando no es un animal el que ataca a los bañistas, es una amenaza geológica o una roca gigantesca procedente del espacio la que rompe la tranquilidad; lo cierto es que Hollywood siempre se vale de elementos perturbadores para crear tensión y atraer al público a las salas con catástrofes. Se trata de un tipo de cine que ha estado ahí desde prácticamente los orígenes de los géneros, pero, a menudo resultan producciones descafeinadas o alucinadas, con repartos repletos de nombres conocidos —esto encaja mejor con las producciones de la década de 1970, tipo <b><i>Aeropuerto</i></b> (Airport, George Seaton, 1969) o <b><i>El coloso en llamas</i></b> (The Towering Inferno, John Guillermin, 1974)— y con situaciones que se repiten en los distintos films; pero a veces existen ejemplos y excepciones tan magistrales como lo que hace Buster Keaton con un huracán en <b><i>El héroe del río</i></b> (Steamboat Bill Jr.; Keaton y Charles F. Reisner, 1928). Pero lo dicho, si bien son de buena apariencia y gran acabado, no suelen deparar las emociones que prometen ni tampoco buenas historias. No obstante, hay producciones entretenidas, entre ellas podría incluir <b><i>Un pueblo llamado Dante’s Peak</i></b> (Dante’s Peak, Roger Donaldson, 1997), estrenada el mismo año que Mick Jackson hacía lo propio con <b><i>Volcano</i></b> (1997). Ambas comparte la temática de los volcanes, pero la de Donaldson pretende una minuciosidad en el trabajo de los vulcanólogos de la que carece el film de Jackson, más centrado en la acción que desata la erupción en Los Ángeles. Por su parte, <i><b>Dante’s Peak</b></i> se traslada al pie de un volcán que lleva varios miles de años latente, pero sin actividad destacable. Mas ahora parece que puede despertar; y para comprobarlo, envían a Harry (Pierce Brosnan), quien no solo asume el rol de científico sino de héroe. A él es a quien hay que hacer caso; es el mayor experto y el único que está convencido de que el volcán erupcionará. Y claro que lo hará, pero antes, Donaldson intenta detallar (en la superficie) el trabajo del equipo y la relación que el héroe inicia con la heroína (Linda Hamilton), que viene a ser la alcaldesa del pueblo, la dueña de la cafetería y la madre de una niña y un niño. Los pasos a dar en la trama son los de siempre, lo que vemos en la pantalla también, pues <b><i>Un pueblo llamado Dante’s Peak</i></b> no va a ofrecer lo que no es, aunque no desentona dentro de lo que sí es: una película de acción que se ajusta a los cánones del cine de catástrofes y lo hace con intención más detallista (hasta que se pierde en la erupción y se convierte en un sálvese quien puede que no logra salvarse) que otras contemporáneas suyas, tales la propia <b><i>Volcano</i></b>, <b><i>Twister</i></b> (Jan de Bont, 1996), <b><i>Deep Impact</i></b> (Mimi Leader, 1998) o <b><i>Titanic</i></b> (James Cameron, 1997)…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9yrO2TNhO0mI79zlq1AbVB2evJPNSIuKdjnBB2_I7TupcuwEDhrxIrzMNTb9gscpL0NdBldRlL5NhZnI4ORVGQsTKU2Rnv5-EloBCXwaiDj-ODwRTRORCzFaA_FcC3PdoIfJuewE_GPby_tbyN-hxhe4_GDaEHFn5hh3GLjKRFehyXOeJwwdMc6Ex/s527/4CD36DD4-5BCD-4307-AF10-DF98BD6D2CA1.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="527" data-original-width="350" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9yrO2TNhO0mI79zlq1AbVB2evJPNSIuKdjnBB2_I7TupcuwEDhrxIrzMNTb9gscpL0NdBldRlL5NhZnI4ORVGQsTKU2Rnv5-EloBCXwaiDj-ODwRTRORCzFaA_FcC3PdoIfJuewE_GPby_tbyN-hxhe4_GDaEHFn5hh3GLjKRFehyXOeJwwdMc6Ex/s320/4CD36DD4-5BCD-4307-AF10-DF98BD6D2CA1.jpeg" width="213" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-14099022073958043352024-03-04T15:08:00.022+01:002024-03-08T01:59:25.033+01:00¿En qué piensan las mujeres? (2000)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzPN4WUmy9JOIA4sMARDhkggrT8uemsBBkVlr8kjkqiAfz0aLn3iQsK2snCbpe1SpYu-RoS2jswlY5QDHMY3yxSLf8CYNG2sQbJk-E4IM7UCmTg4y6iDYmtM3jbTOqvhLMPlK0IJ0UB1r_Ecwqh_gkWo5i2ayHeWbFYtk4w1wacDfm5-_bVfrHqBRW/s1200/CE1EA387-9DA5-4B65-9490-75E0B33027F2.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="668" data-original-width="1200" height="178" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzPN4WUmy9JOIA4sMARDhkggrT8uemsBBkVlr8kjkqiAfz0aLn3iQsK2snCbpe1SpYu-RoS2jswlY5QDHMY3yxSLf8CYNG2sQbJk-E4IM7UCmTg4y6iDYmtM3jbTOqvhLMPlK0IJ0UB1r_Ecwqh_gkWo5i2ayHeWbFYtk4w1wacDfm5-_bVfrHqBRW/s320/CE1EA387-9DA5-4B65-9490-75E0B33027F2.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">En su segunda película, Nancy Meyers no sale del tópico ni de la comedia “amable” y se sitúa en el homenaje a la <i>screwball comedy</i>; al menos toma de ella la lucha de sexos que lleva a las puertas del siglo XXI, a un momento en el que la mujer se hace con el mercado y Nick Marshall (Mel Gibson), definido por su ex-mujer como “machote”, evidencia un comportamiento que alguien en la oficina califica de políticamente incorrecto. Lo cierto es que no le interesa nada que no sea su placer y su ego, de modo que tampoco resulta extraño que no comprenda ni sepa cómo llegar a ellas, más allá de su donjuanismo. Debido a ese cambio en el mercado y en la sociedad, su jefe (Alan Alda) contrata de directora creativa a Darcy Maguire (Helen Hunt), pues Nick no sabe qué quieren las mujeres y su ignorancia podría perjudicar las ventas de sus clientes. Solo puede o quiere verlas como cuerpos, hasta que su accidente casero obra el milagro que le permite escuchar la voz interior de las mujeres…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO6U7VE8sPEdo1bXAwFczvPdADh3b0Ssr3I4huwgdPuL3Jk6UslLHAyTTMHazuzjbXoaCU6NO-0MZkRASXXCzE93kSGg8GS4FgoYJOarkCns75su6EmQe2HyclMC4hamQA91TGi7UXp33ZAHqib-jKUx3mJwoQR0fSvg9oGoqDUe5j7cHZpJXEPTGP/s274/IMG_6075.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="184" data-original-width="274" height="184" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO6U7VE8sPEdo1bXAwFczvPdADh3b0Ssr3I4huwgdPuL3Jk6UslLHAyTTMHazuzjbXoaCU6NO-0MZkRASXXCzE93kSGg8GS4FgoYJOarkCns75su6EmQe2HyclMC4hamQA91TGi7UXp33ZAHqib-jKUx3mJwoQR0fSvg9oGoqDUe5j7cHZpJXEPTGP/s1600/IMG_6075.jpeg" width="274" /></a></div><p style="text-align: center;">El oír los pensamientos ajenos es inicialmente una maldición para él, pero también una fuente de posibilidades y de poder, ya que accede a una información de incalculable valor que le acerca al conocimiento, al control y a la manipulación de los sujetos de quienes conoce sus pensamientos y sus pautas. Esto resulta igual de evidente en la realidad porque dicha manipulación está ahí, sin ocultarse, realizándose a simple vista y con el consentimiento del individuo manipulado (y agradecido) por ser controlado por un sistema que le seduce y le atrapa, en buena medida, gracias a los hábitos que el propio individuo hace públicos en todo momento. Regala su privacidad y esto resulta fundamental a los medios para establecer su perfil. Desvela sin pudor y de modo compulsivo sus estados de ánimo, sus ideas, sus gustos, sus comidas, su baños en la playa o lo que esté haciendo en ese instante que prepara para llamar la atención sobre sí y que comparten en las redes sociales. Esa información permite conocer más sobre sus gustos, carencias y querencias, y afinar los productos que ofrecerle para que compre y continue durmiendo en su cotidianidad de consumo. El personaje de Mel Gibson en <i><b>¿En qué piensan las mujeres?</b></i> (What Women, Want, 2000) es publicista y, por tanto, un manipulador que tiene acceso a estudios de hábitos y de mercado, pero no al pensamiento de las compradoras en potencia ni al de sus conquistas. Pero algo cambia en su vida, cuando accede al pensamiento femenino y logra la información que le permite controlar un entorno que desconocía. La psicóloga a la que visita después de su accidente, le dice una realidad incontestable: que emplee su don en su beneficio y se convertirá en el rey del mundo. Y así lo hace, al menos al principio, aunque algo en él se transforma al escuchar y comprender a las mujeres que le rodean, a quienes antes solo había visto como objetivos o conquistas, pero a quienes nunca había comprendido. El origen de Nick, admirador de la voz de Sinatra, que es la que quiere oír, es similar al de coreógrafo a quien da vida Roy Scheider en <i><b>Empieza el espectáculo</b></i> (All That Jazz, Bob Fosse, 1979), ambos son hombres que de niños se criaron en el mundo del espectáculo, rodeados de coristas y, en el caso de Nick, también de un ejemplo masculino que influyó en su carácter, estableciendo en él patrones machistas que desarrolla el adulto en quien se convierte y a quien descubrimos previo a que empiece a escuchar a las mujeres y a que el amor se le presente en la oficina…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFtrr92nabiHP_r2kBzF3wWtvPLj_Dpni85UL3AyrX-_Fe01rpncX1aMXTfdLWj4cfhvyhDUv4ozF_McGXbHf88NiBuJWn5NgAQCHrxsMIdIttubEjLN3pOFyCd1Gye9BWm-N5J118tv4MvBO6sYRmbcfVubBpyQJSxOQsUO1suMejTNU4HnOQT1Z3/s424/5E7C8FF5-B442-4E5D-B90C-F70860ED7AD3.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="424" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFtrr92nabiHP_r2kBzF3wWtvPLj_Dpni85UL3AyrX-_Fe01rpncX1aMXTfdLWj4cfhvyhDUv4ozF_McGXbHf88NiBuJWn5NgAQCHrxsMIdIttubEjLN3pOFyCd1Gye9BWm-N5J118tv4MvBO6sYRmbcfVubBpyQJSxOQsUO1suMejTNU4HnOQT1Z3/s320/5E7C8FF5-B442-4E5D-B90C-F70860ED7AD3.jpeg" width="226" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-7175032530091942502024-03-04T11:00:00.019+01:002024-03-04T12:19:42.929+01:00La clase obrera va al paraíso (1971)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijTwGcG_E3aseTP1z8O5fF5zKk_vCJqFwI41yLfIJxfk29Vyz1Q01xyz70ByY6fUCEaABHJPqnNjJMVwu3AfPbS_yh-N-iYfIWcL8qhX_HQL07dNwwJ1VpRbzWXnQVGhlbKUMh9a8eMxWneW16uOMtmsM7nhW50_y8jTBXKuztMYIZLB6Bjat7tN3r/s620/IMG_6100.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="310" data-original-width="620" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijTwGcG_E3aseTP1z8O5fF5zKk_vCJqFwI41yLfIJxfk29Vyz1Q01xyz70ByY6fUCEaABHJPqnNjJMVwu3AfPbS_yh-N-iYfIWcL8qhX_HQL07dNwwJ1VpRbzWXnQVGhlbKUMh9a8eMxWneW16uOMtmsM7nhW50_y8jTBXKuztMYIZLB6Bjat7tN3r/s320/IMG_6100.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Ya lo apuntaban, respectivamente, Fritz Lang, René Clair y Charles Chaplin sin expresarlo a viva voz en <i><b>Metrópolis</b></i> (1927), <i><b>¡Viva la libertad!</b></i> (À nous la liberté!, 1931) y <i><b>Tiempos modernos</b></i> (Modern Times, 1936). En las que vendrían a decir que el trabajo, las máquinas, la producción no liberan ni necesariamente significan progreso mientras su uso se priorice a la humanidad de los trabajadores, que son la base sobre la que hasta ahora ha descansado cualquier sistema económico. Visto desde la perspectiva de los tres cineastas, el trabajo, las máquinas y la producción esclavizan, incluso da la sensación de que los patronos quieren convertir a los trabajadores en robots; es decir, los quieren esclavos, aunque sea a cambio de un sueldo, pero que no corresponde con la exigencia laboral y existencial a la que son sometidos. Esta situación tensa la cuerda emocional y puede deparar estados de ansiedad, depresión y locura, pues, evidentemente, afectan el sistema nervioso de aquellos a quienes exprimen a destajo, <<con empeño, sin descanso y aprisa para concluir>>. No tienen en cuenta las necesidades físicas y psicológicas de sus operarios, ni como individuos ni como personas. Estos asoman en la pantalla como parte del engranaje que ha de funcionar el mayor número de horas y rendir al máximo para beneficio de los amos, nunca del propio trabajador, que acaba siendo un objeto que usar, exprimir y tirar. Un ejemplo claro sería la secuencia del trabajador prisionero del reloj que en <i><b>Metrópolis</b></i> ya ha perdido su capacidad de decidir y de vivir más allá de esa situación temporal-laboral en la que se encuentra atrapado; otro sería la cadena de montaje de la que forman parte los presos de la película de Clair. Pero, quizá, el más locuaz a la hora de mostrar el peligro al que se enfrenta el trabajador en el maquinismo sea Chaplin, cuando su personaje en <i><b>Tiempos modernos</b></i> es literalmente engullido por las máquinas.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFwr3hPq8c1yP1-j9JWeXkox2CnydMBEoCVw3vPTQMjOATepbSRopqlc4lekN2M7MRLJVJ2rB2LoEX0sDiDHFyWGm1LpTN4pLcRnXR4qL4mikjFr7GCXSUnXKbH1-plybzBxo9X3kMidWsAOUZwQ09t5fKsI4__i8CPYdnhJmoXD1uPpTM9ShSpFSy/s620/IMG_6101.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="310" data-original-width="620" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFwr3hPq8c1yP1-j9JWeXkox2CnydMBEoCVw3vPTQMjOATepbSRopqlc4lekN2M7MRLJVJ2rB2LoEX0sDiDHFyWGm1LpTN4pLcRnXR4qL4mikjFr7GCXSUnXKbH1-plybzBxo9X3kMidWsAOUZwQ09t5fKsI4__i8CPYdnhJmoXD1uPpTM9ShSpFSy/s320/IMG_6101.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">Una de las conclusiones a la que llegan los tres cineastas podría ser que, mientras la producción se considere más importante que la clase obrera, el paraíso proletario habría que buscarlo en otro mundo, pues obviamente no está en este. Así lo ven también Ugo Pirro y Elio Petri, dos de los máximos representantes del cine político realizado en Italia en la década de 1970, un periodo convulso en el que la sombra del fascismo todavía era alargada, la lucha de clases una realidad de la calle y muchos italianos se preguntaban y cuestionaban sobre qué fue de las promesas de progreso tras la posguerra. El guion de Petri y Pirro se centra en el trabajador anónimo, podría ser cualquiera, aunque deciden que el protagonista de <i><b>La clase obrera va al paraíso</b></i> (La classe operaia va in paradiso, 1971) sea uno que labora el destajo —<<obra u ocupación que se ajusta por un tanto alzado, a diferencia de la que se hace a jornal>>— para beneficio de otros y por un plato de lentejas, pues <<trabaja para comer>>, como asegura Lulù Masa (Gian Maria Volonté). Teme perder el trabajo, acumula horas y horas extra de esfuerzo mal pagado, y se sitúa en el centro mismo de la neurosis que las imágenes, la actuación de Volonté y el fondo musical compuesto por Ennio Morricone hacen palpable. Su vida personal y su relación de pareja al lado de Lidia (Mariangela Melato) sufren las consecuencias; su salud mental se deteriora, puede que a imagen y semejanza de Militina (Salvo Randone), el veterano de la fábrica a quien Lulù visita en el sanatorio psiquiátrico donde el paciente parece más lúcido y sereno que su visita. Allí, Militina le muestra un artículo en el que aparece la foto de un chimpancé. El titular reza que se cree un hombre. <<Pobre animal>>, comenta Lulú, inconsciente de que él pueda ser como el chimpancé. Militina asegura que el dinero manda, que tanto los obreros como los ricos son esclavos del capital. Ambos se vuelven locos por él, unos por su falta y otros por su exceso. Solo un equilibrio podría solucionarlo, pero eso entra dentro de una utopía laboral y del constante enfrentamiento entre polos condenados a entenderse pero que nunca se entienden. Petri, en labores de dirección, borda el magisterio; lo logra porque no busca simpatizar ni que sus personajes resulten simpáticos al público. No pretende eso, busca constatar una situación y mostrarse crítico, doble cuestión que consigue gracias a su contundencia, a no esconderse ni a buscar adornos que minimicen el impacto de la situación expuesta en la pantalla sin reducir el conflicto entre la persona y su entorno laboral; más bien, nos lo impacta en la cara…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjByqdKCOKNtArNTZ65od0RYCN_X9vJ68w_sqpjHL9BU19M-vy8WEGhasXQKS8bMgRvBXVKbK2xtFb3SXDa7W2Ahe-KDxQ2qRAOqUfYWwdjvYlwFoLWowzbnsNcDsTR9muQ12Va3dYml1s2SUk1FAlb4YXl8DD9hDjDG3G8vEpyajCp7YPPzMc33bP8/s422/IMG_6099.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="422" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjByqdKCOKNtArNTZ65od0RYCN_X9vJ68w_sqpjHL9BU19M-vy8WEGhasXQKS8bMgRvBXVKbK2xtFb3SXDa7W2Ahe-KDxQ2qRAOqUfYWwdjvYlwFoLWowzbnsNcDsTR9muQ12Va3dYml1s2SUk1FAlb4YXl8DD9hDjDG3G8vEpyajCp7YPPzMc33bP8/s320/IMG_6099.jpeg" width="227" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-9742249765602966022024-03-03T09:30:00.005+01:002024-03-03T09:33:51.618+01:00El misterio de las doce sillas (1970)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXNFf216NXxk3BNV2P6AuI8yU96R2dxGISIb8ODL8xGuHbmof_wJno8Gkb7V0RSNxLPUV3kl3Bc49AE_H5iXgxtM3JQXmSws9YXeYbHYTYPYvRvuY5Rwj-sTCV9iMn4brfIokURnjMDaFoTgyabBPPLnU08Jd_WyCpBRe9ltDewXlnnNAatMWw99Ly/s504/C87A9040-C782-417B-9863-B91080452E3B.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="274" data-original-width="504" height="174" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXNFf216NXxk3BNV2P6AuI8yU96R2dxGISIb8ODL8xGuHbmof_wJno8Gkb7V0RSNxLPUV3kl3Bc49AE_H5iXgxtM3JQXmSws9YXeYbHYTYPYvRvuY5Rwj-sTCV9iMn4brfIokURnjMDaFoTgyabBPPLnU08Jd_WyCpBRe9ltDewXlnnNAatMWw99Ly/s320/C87A9040-C782-417B-9863-B91080452E3B.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">El mayor fracaso de público de Mel Brooks director, también es la única película suya que adapta a la pantalla una obra literaria: <i>Las doce sillas</i> (1929). El cómico descubrió la historia para su segunda película en las páginas de la novela de los rusos Ilya Ilf y Yevgeni Petrov, cuya obra ya había sido adaptada con anterioridad en doce ocasiones, siendo la primera la checoslovaca <b><i>Dvanáct kresel</i></b> (Martin Fric y Michal Waszynski, 1933). Entre las siguientes se encuentra una versión realizada en la Alemania nazi, <b><i>13 sillas</i></b> (13 Stühle, E. W. Emo, 1938), en la que no se acreditó a los autores de la novela debido a su origen judío, y la cubana que Tomás Gutiérrez Alea rodó en 1962. Posteriormente, la obra ha continuado adaptándose al cine y a la televisión, pero, en la actualidad, quizá la más popular sea esta versión de Brooks, debido sobre todo a la popularidad alcanzada por su director y guionista, que también se reservó un pequeño papel en la historia de amistad entre un antiguo aristócrata, tras la revolución burócrata venido a menos, y un joven que vive de su ingenio y del engaño. <span style="text-align: left;"><<La producción de <i><b>Las doce sillas</b></i> costó novecientos mil dólares y no estoy seguro, pero con el paso de los años creo que casi cubrimos gastos. La película funcionó bastante bien en Nueva York, donde la gente iba a los cines de arte y ensayo a ver extraños experimentos como <b><i>Las doce sillas</i></b>, pero nunca llegó a cruzar el puente a George Washington.>> (1) </span>Los personajes principales de <b><i>El misterio de las doce sillas</i></b> (The Twelve Chairs, 1970) asumen la condición de pícaros a la carrera y se lanzan en pos de un fin que, en el caso de Vorobyaninov (Ron Moody) y Ostap (Frank Langella), son cincuenta mil rublos en joyas escondidas en una silla de un juego de doce. El primer problema a salvar sería encontrarlas, ya que están diseminadas por todo el territorio soviético; pero el obstáculo más grande quizá sean ellos mismos y su entorno. De ese modo, Brooks aprovecha para recorrer con humor una Unión Soviética donde sus antihéroes se enfrentan a trabas de burocracia, costumbres y novedades, así como al pope Fiodor (Dom DeLuise), el confesor de la suegra de Vorobyaninov y el mayor bribón de todos los bribones que asoman en la pantalla de esta comedia rodada en la antigua Yugoslavia…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZLa-ZCHHm0TLdn_YQEc_Z4hp2CCC3vF8A5ZxuFYYBqmdD0D4mZSjBoOuAEfabWWw8aKo_AYfZ0JvYcy5RkFi6CJyUTC3T2l7_AJ827V-znKWv6NrTe7QsyVpX7HidL6neSZz6A8A63pE947QnwRZty7vfFf6VuvN5XSX8MV_cSL19BoPwguJVcqtW/s1200/8559D453-A743-479A-9C85-F4B86BF058B9.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="793" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZLa-ZCHHm0TLdn_YQEc_Z4hp2CCC3vF8A5ZxuFYYBqmdD0D4mZSjBoOuAEfabWWw8aKo_AYfZ0JvYcy5RkFi6CJyUTC3T2l7_AJ827V-znKWv6NrTe7QsyVpX7HidL6neSZz6A8A63pE947QnwRZty7vfFf6VuvN5XSX8MV_cSL19BoPwguJVcqtW/s320/8559D453-A743-479A-9C85-F4B86BF058B9.jpeg" width="211" /></a></div><p style="text-align: center;">(1) Mel Brooks: <i>¡Todo sobre mí! Mis memorables gestas en el universo mundo del espectáculo</i> (traducción de Ana Julia Sarmiento). Libros del Kultrum, Barcelona, 2023.</p>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1254619728830825467.post-6814300576096381842024-03-02T11:12:00.007+01:002024-03-02T12:15:43.998+01:00Cabeza de Vaca (1990)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhSQjp15z_JJ8rLJ96GymRhZpJHbBP28e0ZrVc1zqzDEOhcAALXDF4_KF8EGvt0vKyFQf1ej4QVVGKM4_EzsHpSePIfZj2B9eaHwp3RavJNT1q91O4aodsLyh79_0Tw92s4_TCf5xFjb4UOCgEj5fEJSeHAsLkGJyYSp4YRPQY3Wk1TAldwJX5T7kf/s1280/51ADE384-63A2-4ED2-89B9-94AD0B25511A.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="693" data-original-width="1280" height="173" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhSQjp15z_JJ8rLJ96GymRhZpJHbBP28e0ZrVc1zqzDEOhcAALXDF4_KF8EGvt0vKyFQf1ej4QVVGKM4_EzsHpSePIfZj2B9eaHwp3RavJNT1q91O4aodsLyh79_0Tw92s4_TCf5xFjb4UOCgEj5fEJSeHAsLkGJyYSp4YRPQY3Wk1TAldwJX5T7kf/s320/51ADE384-63A2-4ED2-89B9-94AD0B25511A.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;"><<Con Nicolas Echeverría también hablé y trabajé mucho, a él le sorprendía mi mirada, mi entrega. Además cuando te integras en esos decorados, en la puta selva, en la provincia del Yucatán, eso, quieras que no, solo tienes que quedarte quieto y escuchar. Lo que sí hay que trabajar mucho es la percepción de los ruidos como punto de referencia en el que se mueve mi personaje. Y él me decía que me dejara llevar por la selva… Fue una hermosa experiencia.>> (1) El personaje del que habla Juan Diego es Alvar Núñez Cabeza de Vaca, explotador y conquistador nacido en Jerez de la Frontera, autor de <i>Naufragio</i>, la crónica en el que detalla sus viajes y sus experiencias por tierras de Norteamérica en el siglo XVI —su cautiverio, su huida y su odisea junto con tres compañeros desde la bahía de Apalaches hasta el golfo de California— y que inspiró el guion que Echeverría y Guillermo Sheridan escribieron para que el primero le diese imagen. El resultado fue una aventura introspectiva, que sitúa a su personaje principal y a otros supervivientes al borde de la locura, tal como señala la primera escena, la cual se desarrolla en el presente de 1536, cuando la cámara se interesa por varios hombres que han vivido lo que se sospecha una experiencia traumática. <i><b>Cabeza de Vaca</b></i> (1990), una coproducción a cuatro bandas entre México, España, Estados Unidos y Reino Unido, detallará esa experiencia centrándose en el explorador interpretado por Juan Diego, que asume el protagonismo de una aventura de ritmo lento, como lo sería el avance de los españoles por tierras extrañas y fascinantes, abiertas a la búsqueda de nuevos horizontes, pero también a enfrentarse a sí mismos, a sus propios límites, y a un entorno hostil que les sitúa al borde de la muerte.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFFgVz9Q3BLM4nUn9JcG9PY8d6fvTJAztu7oEhWDDushk-vvJ7mbWcDwrIVmEOibsD7hl5BShpb_MNpSe1_Jvy-kk9Z9k6TSVcXKeZZk0dmAceiHzqqemzgYfI787vC6_yj7r_L2ClLZmqBNRD6uXmgVN0Eiqr_-L3tF9OopyIqlcegrxZiyXKIHyK/s640/87071113-C5A4-4D10-AC57-A9B2055D4D46.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="464" data-original-width="640" height="232" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFFgVz9Q3BLM4nUn9JcG9PY8d6fvTJAztu7oEhWDDushk-vvJ7mbWcDwrIVmEOibsD7hl5BShpb_MNpSe1_Jvy-kk9Z9k6TSVcXKeZZk0dmAceiHzqqemzgYfI787vC6_yj7r_L2ClLZmqBNRD6uXmgVN0Eiqr_-L3tF9OopyIqlcegrxZiyXKIHyK/s320/87071113-C5A4-4D10-AC57-A9B2055D4D46.jpeg" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;">El film se abre en en la costa del Pacífico, en concreto se ubica en su primer momento en San Miguel de Culiacán, fundada apenas cinco años antes (1531) por los también conquistadores Lázaro de Cabrero y Nuño Beltrán de Guzmán, pero la historia no tarda en retroceder en el tiempo, después de presentar a los supervivientes de la expedición que Pánfilo de Narváez había iniciado en 1527. Lo hace ocho años, para situar la acción en La Florida, en un momento en el que los españoles se ven derrotados por un medio que les diezma, les desorienta y les divide en grupos. El de Cabeza de Vaca no tarda en ser atacado por una tribu aborigen y él es entregado a dos nativos (un curandero y su ayudante) a quienes sirve, de quienes aprende a la fuerza y con quienes establece una comunicación precaria que va deparando cierto acercamiento entre ellos. El jerezano pasa de ser un extraño en tierras donde apenas es más que un esclavo, a conocer las costumbres del chamán y, más adelante, de Cascabel (Roberto Sosa). Así comprende (o al menos el público está en disposición de hacerlo por él) que lo desconocido e inhóspito para unos, aquello que podría conducirles a la locura y a la muerte, puede ser la cotidianidad y la vida de otros. Eso es La Florida para las tribus nativas: un hogar donde el equilibrio también pasa por la ley del más fuerte; mientras que para los cautivos españoles, ese territorio resulta su búsqueda de Eldorado, así como su prisión y su transitar por una constante amenaza de muerte. Son intrusos del otro lado del Océano, intrusos porque desconocen el medio y, consecuentemente, su viaje es una aventura, más que una conquista —esta llegaría más adelante—, por tierras ignotas que les exige ir más allá de lo sospechado y de lo humanamente aceptado por los cristianos llegados allende el mar, como sería el canibalismo reconocido por uno de sus compañeros de cautiverio: <<¡No hay virtud; hay hambre!>>, grita aquel cuando sospecha la mirada censora de Cabeza de Vaca en su reencuentro siendo prisioneros de los avavar…</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSnjx_0FghHiQjhYKi4rcOPxaBKm7JMzRl_OXyMvMctrFzPXgQ6o_SbRNp8k-rYus6NXgnutKMmfdbyJBjEluW-hbfZxPlb2Wg_p6mdsqxJw7nAFcXUS1mQvLsI7Lcjfusi3dLeKzWZZ1pOAh6NVZfyPobnCJligsXT6_5Pvnp6ycjoh5m6kYYU-23/s1072/FC98A12F-AB08-4AC6-926E-809D844E8CD7.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1072" data-original-width="766" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSnjx_0FghHiQjhYKi4rcOPxaBKm7JMzRl_OXyMvMctrFzPXgQ6o_SbRNp8k-rYus6NXgnutKMmfdbyJBjEluW-hbfZxPlb2Wg_p6mdsqxJw7nAFcXUS1mQvLsI7Lcjfusi3dLeKzWZZ1pOAh6NVZfyPobnCJligsXT6_5Pvnp6ycjoh5m6kYYU-23/s320/FC98A12F-AB08-4AC6-926E-809D844E8CD7.jpeg" width="229" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">(1) Juan Diego, de la entrevista publicada en <i>Picas en Flandes: el cinema de Juan Diego</i>; libro coordinado por José Luis Castro de Paz y Julio Pérez Perucha para la onceava edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Ourense, 2006.</div>antonio pardineshttp://www.blogger.com/profile/06180086825568882151noreply@blogger.com0