lunes, 17 de julio de 2017

A todo gas (1932)



En la sección de guionistas de la Paramount de la década de 1930 trabajaban tres escritores cinematográficos que, respondiendo a los nombres de Billy Wilder, Joseph L. Mankiewicz y Preston Sturges, debutarían en la dirección en el siguiente decenio, pero hasta entonces, su posición en el estudio era la de crear historias para otros. El primero en llegar y salir del estudio de Adolph Zuckor fue
Mankiewicz, quien durante su etapa en Paramount se dedicó a escribir sobre todo comedias que tenían la finalidad de provocar la risa, el mejor antídoto para, por un instante, hacer olvidar los problemas sociales derivados del crack de 1929. Una de aquellas historias, no la tiene, porque A todo gas (The Million Dollar Legs, 1932) apuesta por el humor absurdo, por el ritmo alocado y el desenfreno de los divertidos gags que le dan forma, gags en los que no asoma el menor rastro del cinismo, la elegancia y la profundidad del Mankiewicz cineasta. Pero esta circunstancia no impide que el libreto coescrito junto a Henry Myers funcione como la acertada sucesión de absurdos que se amoldan a la capacidad cómica de Edward Cline, un director cuya experiencia en el slapstick, al lado de un genio como Buster Keaton, le sirvió para imprimir rapidez a la comicidad burlesca y desenfadada que, dominando de principio a fin, ya se descubre en la introducción del espacio donde se desarrolla las dos terceras partes de la acción.


<<Klopstokia... un país lejano. Principales exportaciones... cabras y frutos secos. Principales importaciones... cabras y frutos secos. Principales habitantes... cabras y frutos secos>> es el caótico espacio donde el vendedor estadounidense Migg Tweeny (
Jack Oakie) aterriza para enamorarse de Ángela (Susan Fleming), aunque no de cualquier Ángela (nombre de todas las mujeres del país), sino de la ágil y hermosa hija del forzudo presidente interpretado por W.C.Fields. En este país imaginario donde los hombres se llaman George, los ministros pretenden derrotar y derrocar a su líder contratando los encantos de Mata Machree (Lyda Roberti), a la sazón <<la mujer a la que ningún hombre se resiste>>, salvo de dos a cuatro, la misma mujer fatal (y caricatura de Greta Garbo) que <<no responde de hombres dejados más de treinta días>> y la misma que seduce a todo el equipo olímpico de Klopstokia, enviado a Los Ángeles para participar en los Juegos Olímpicos que se celebran en la ciudad californiana. Los atletas entrenados por Migg tienen la misión de ganar medallas y con ellas el dinero que salve la precaria economía nacional y al malhumorado presidente klopstokiano, un personaje que al lado de su veloz mayordomo (Andy Clyde) se convierten en los deportistas más destacados de la competición de risas filmada por Cline.

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