viernes, 6 de marzo de 2015

The Camp on Blood Island (1958)


Rodada un año después de la exitosa El puente sobre el río Kwai (David Lean, 1957), The Camp on Blood Island (1958) es una producción menos conocida que también expone la situación de los prisioneros británicos en un campo de concentración japonés ubicado en el sudeste asiático. Allí se descubre un trato abusivo, inhumano, que en su primera imagen incluye la ejecución de un reo que ha intentado fugarse y a quien han obligado a cavar su propia tumba. Pero esta película realizada por Val Guest para la mítica Hammer Films presenta una narrativa más cruda y física que la expuesta por 
David Lean, ya que se centra por entero en la barbarie sufrida por civiles y militares y no en la alterada y alucinada idea del deber y del honor que domina al coronel interpretado por Alec Guinness en el film de Lean. Una segunda diferencia entre ambas producciones se observa en que parte del protagonismo de The Camp on Blood Island recae en un grupo de mujeres inglesas retenidas en un campo de prisioneras similar al masculino, donde también se descubren vejaciones y padecimientos, así como el contacto que estas mantienen con los prisioneros británicos a través del padre Paul (Michael Goodliffe). Otra diferencia a destacar se encuentra avanzado el metraje, cuando los presos, gracias a la radio construida por el holandés Van Elst (Carl Mohner), escuchan que la guerra ha concluido. Pero esta noticia, que debería depararles una inmensa alegría, provoca la alarma entre los prisioneros y les obliga a sabotear las comunicaciones japonesas, para así evitar las represalias del coronel Yamamitsu (Ronald Radd), quien ha prometido masacrarlos si Japón pierde la guerra. A pesar de estas y otras diferencias, también existen similitudes entre el film de David Lean y el de Guest; una de ellas sería la presencia de un soldado estadounidense entre los británicos, y que llega al campo concluida la contienda, lo que provoca la inquietud de los ingleses ante la posibilidad de que el recién llegado confiese a los japoneses que la guerra ha terminado. Pero, a diferencia del personaje interpretado por William Holden en el film de Lean, Bellamy (Phil Brown) no se descubre como un individualista que se fuga para salvar su pellejo, porque su intención al escapar del recinto es la de alcanzar un transmisor que le permita informar de la situación que se vive en la isla. A pesar de que The Camp on Blood Island guarda aspectos comunes con El puente sobre el río Kwai, el film de Guest tiene personalidad, pero eso no le bastó para que fuese bien recibida por la crítica. Tampoco hay que darle mayor importancia a ese detalle, no es significativo; más bien resulta una consecuencia de la dureza del film y de la proximidad temporal de la película de Lean, más accesible y de mayor atractivo cinematográfico y comercial. La de Guest presenta un planteamiento propio del que no reniega. No hace concesiones amables o permite un momento de alivio, pues la sensación que prevalece es la del horror sufrido por los prisioneros, lo cual dota al entorno de una mayor sensación de angustia y desesperación y, por ello, quizá de mayor incomodidad para quien la observa.

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