jueves, 31 de julio de 2014

Eyes Wide Shut (1999)


Una de las características de la personalidad artística de Stanley Kubrick residía en su afán por controlar la totalidad del proceso creativo de sus películas, lo que en parte explica su corta filmografía, trece títulos en más de cuarenta años dedicados al cine. Esta implicación absoluta y obsesiva también explica que algunos de los proyectos en los que trabajó nunca llegasen a ver la luz, como sería su intención de llevar a la pantalla la vida de Napoleón o el film sobre el holocausto judío en el que trabajaba cuando Steven Spielberg estrenó La lista de Schindler (Schindler’s List, 1995). Quizá el éxito de esta producción provocase que el director de 2001: una odisea del espacio (2001. A Space Odyssey, 1968) decidiera centrar su interés en la realización de Inteligencia Artificial (que finalmente sería filmada por el propio Spielberg en 2001) y Eyes Wide Shut (1999), película que no vería estrenada, debido a su fallecimiento en marzo de 1999, meses antes del estreno en las salas comerciales. Desde finales de la década de los sesenta, el cineasta barajaba la idea de adaptar la novela de Arthur Schnitzler en la que se inspiró para realizar el film, aunque no fue hasta 1994 cuando, manteniendo su costumbre de privacidad, escribió en colaboración del guionista Frederic Rapahel un primer esbozo del guión que daría origen a Eyes Wide Shut. Dos años después, Warner Bros. emitió un comunicado en el que se anunciaba que Stanley Kubrick iba a llevar a cabo el rodaje de su nueva película y que esta iba a contar con el protagonismo de Tom Cruise y Nicole Kidman, lo que supuso un aliciente añadido al tratarse de un actor y una actriz de gran popularidad entre el público, y con la participación en roles secundarios de Harvey Keitel y Jennifer Jason Leigh, quienes a la postre, y por diversos motivos, fueron reemplazados por Sydney Pollack y Marie Richardson. Eyes Wide Shut inició su filmación en octubre de 1996 y concluyó dos años más tarde; durante este largo periodo de producción (se dijo que era el de mayor número de días de rodaje) se generó una gran expectativa entre los cinéfilos, los críticos y los amantes del cine de Kubrick, ya que, desde La chaqueta metálica (Full Metal Jacket, 1987), el afamado realizador no había filmado ningún largometraje. Finalmente la película fue recibida con disparidad de opiniones, quizá por la complejidad de una trama de recorrido circular en la que se potenció lo onírico para mostrar la crisis por la que atraviesa el matrimonio formado por el doctor William Harford (Tom Cruise) y Alice Harford (Nicole Kidman) a partir de su presencia en la fiesta de Navidad organizada por Victor Ziegler (Sydney Pollack), tras la cual Alice confiesa a William sus fantasías sexuales con un oficial de la marina con quien coincidieron en el pasado. Desde este instante el pensamiento de Harford se vuelve confuso, no puede apartar de su mente la imagen de la infidelidad no consumada de su mujer, la misma que provoca que su posterior deambular nocturno por las calles de Nueva York (ciudad que sustituye a la Viena de entreguerras del original literario) sea una especie de viaje hacia su desorientación, su insatisfacción y sus deseos reprimidos, de tal manera que el film cobra ese tono onírico, por momentos de pesadilla, que potencia el anhelo (de infidelidad) que no abandona la mente del médico a lo largo de sus encuentros con los personajes que le salen al paso, y que tiene su punto álgido cuando se introduce de manera clandestina en la fiesta de máscaras, que resulta ser una especie de orgía elitista y secreta, en la que se destapan cuerpos, deseos y pasiones que se encontraban ocultos, bajo la falsa respetabilidad, durante la celebrada en la mansión de Ziegler. Desde el momento que Harford se introduce en la bacanal, repleta de hombres y mujeres enmascarados pertenecientes a la alta burguesía, el film cobra cierto tono de thriller al tiempo que aumenta la sensación de angustia y desvarío de un hombre atrapado en una espiral de atracción-rechazo (su deseo de infidelidad y la imposibilidad de llevarlo a cabo) que tiene como vórtice la imagen de Alice y la certeza de la infidelidad mental de ambos.



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