martes, 19 de noviembre de 2013

El monstruo (1994)


Años antes de alcanzar el reconocimiento internacional con La vida es bella (La vita é bella, 1997), Roberto Benigni había participado en varias películas de Jim Jarmusch, protagonizado el último film de Federico Fellini, encarnado al hijo del inspector Clouseau en El hijo de la pantera rosa (Blake Edwards, 1993) y desarrollado una exitosa carrera en su país natal como director, guionista y actor de comedias en las que las confusiones, creadas por y alrededor de su personaje, generan momentos de elevada comicidad. Una de sus producciones más conocidas de esta etapa es El Monstruo (Il mostro, 1994), en la que una vez más contó con Nicoletta Braschi como pareja protagonista y con Vincezo Cerami como coguionista, rol que el escritor desempeñó desde Soy el pequeño diablo (Il piccolo diavolo, 1988) hasta El tigre y la nieve (La tigre e la neve, 2005). El monstruo parte del equívoco que se produce al inicio del film, tras el cual una mujer acude a la policía para denunciar lo que ella considera un intento de violación y asesinato, convencida de que se trata del psicópata que ha descuartizado a dieciocho mujeres. Desde ese instante Loris (Roberto Benigni) se convierte en el objetivo de la policía, que, segura de su culpabilidad y deseosa de acabar con las muertes y el pánico, lo mantienen bajo estricta vigilancia. Este hecho genera la confusión en las fuerzas del orden, al interpretar las excentricidades del sospechoso como parte de los actos de una mente perturbada y sádica. Como consecuencia se le encarga a la agente Jessica Rossetti (Nicoletta Braschi), única voluntaria, que contacte con el supuesto psicópata para que estimule a la bestia que habita en él, y de ese modo atraparlo. El monstruo está repleta de momentos de gran hilaridad, que surgen de los equívocos, de la inusual personalidad del sospechoso o de su manera de entender un entorno en el que sobrevive gracias a su picaresca, aunque ésta no le sirve con la mujer a quien, para conseguir algo de liquidez, alquila una de las habitaciones de un piso que no puede pagar. Mientras Jessica se pasea ligera de ropa por la casa, en un intento desesperado por despertar al monstruo, se produce el inevitable acercamiento entre ellos, aunque éste se ve entorpecido por las órdenes recibidas y por la insistencia del psiquiatra del cuerpo (Michel Blanc), que en todo momento muestra mayor desequilibrio que ese falso culpable que evita caer en la tentación pensando en la inflación y en el producto interior bruto, al tiempo que aguarda pasar el examen de chino que podría sacarle de la crisis en la se encuentra inmerso desde mucho antes de tener que sufrir el extraño comportamiento de la agente, del "loquero" y de la esposa de este (Dominique Lavanant).

No hay comentarios:

Publicar un comentario