martes, 2 de abril de 2013

Un botín de 500.000 dólares (1974)

Años antes de que El cazador (The Deer Hunter; 1978) lo encumbrase y mucho antes de ser condenado al ostracismo como consecuencia del monumental fracaso comercial que significó La puerta del cielo (Heaven's Gate; 1980), Michael Cimino había participado en los guiones de Naves Misteriosas (Silent RunningDouglas Trumbull, 1972) y Harry el fuerte (Magnum ForceTed Post, 1973), película protagonizada por Clint Eastwood, quien, bajo el sello de su productora Malpaso, financió un film que en un principio él mismo iba dirigir. Pero, Cimino, también autor del guión en el que se basa Un botín de 500.000 dólares (Thunderbolt and Lightfoot), convenció a la estrella para que le pusiera al frente de lo que sería su ópera prima. Mezcla de road movie, comedia y acción, el largometraje posee un tono desenfadado a la hora de mostrar el recorrido del maduro Thunderbolt (Clint Eastwood) y del joven Lightffot (Jeff Bridges), dos perdedores que se dedican a delinquir y que se conocen por una violenta casualidad del destino. Un botín de 500.000 dólares es un film deudor de su tiempo, lo cual provoca esa atmósfera tragicómica que envuelve a los personajes, incapaces de saber qué les depara un presente incierto durante el cual deambulan recorriendo parte de la Norte América profunda, por donde se gesta su relación de amistad. Durante su devenir, el hombre maduro muestra una visión de la vida marcada por el cinismo que ha sido generado a partir de su contacto con un entorno del que reniega desde la indiferencia, ya que lo importante para él sería pasar desapercibido, sin ataduras de ningún tipo. Por contra, el joven ladrón de automóviles desprende vitalidad e ingenua inocencia, convencido de que puede contagiar a su compañero mientras escapan de los antiguos socios de este, a quienes hacia la mitad del metraje se unen para asaltar el mismo banco que años antes habían atracado en compañía de Thunderbolt, a quien acusan de haberles engañado. Por momentos, el personaje interpretado por Eastwood se deja seducir por la visión de Lightfoot, incluso a partir de la unión del cuarteto, el tono cómico de la película aumenta, como se descubre durante ese tiempo en el cual los delincuentes trabajan honradamente con el fin de conseguir el dinero necesario para poner en marcha el golpe, similar al que habían dado en el pasado. Pero este tono humorístico, dominante hasta entonces, desaparece hacia el final de un largometraje en el que todavía no se vislumbra el talento que Cimino desplegaría cuatro años más tarde en su siguiente film.

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