jueves, 17 de enero de 2013

No eran imprescindibles (1945)


Durante la Segunda Guerra Mundial John Ford formó parte de la marina estadounidense, para la que rodó dos documentales: La batalla de Midway (Battle of Midway) y 7 de diciembre (December 7th), ambos galardonados con el Oscar al mejor documental bélico. Por aquellos años participó activamente en la contienda y trabó amistad con diferentes militares, uno de ellos fue John Buckley, el oficial en quien se basa la historia de No eran imprescindibles (They Were Expendables), película que por lo visto no tenía intención de filmar hasta que conoció al personaje real. Otro amigo y también oficial de la marina, Frank Wead, a quien Ford rendiría su personal homenaje en Escrito bajo el sol, adaptó el libro de William L.White para que el realizador filmase una película bélica que muestra la defensa de las islas Filipinas desde una perspectiva realista de los hechos que se produjeron tras estallar la guerra. A pesar de tratarse de una derrota, John Ford encontró el modo de glorificar a los perdedores, individualizándolos en un pequeño grupo de soldados que sacrifican sus vidas a pesar de ser conscientes de la imposibilidad de detener el avance japonés. Este enfoque demuestra la simpatía del director por los perdedores, presente en muchos de sus films, centrándose en las relaciones, la amistad, el honor y el valor de los prescindibles al mando del teniente Brickley (Robert Montgomery), pausado y reflexivo, y de su segundo, el teniente Rusty Ryan (John Wayne), a quien se le observa impulsivo y descontento. A pesar de las diferencias iniciales entre ambos oficiales no tarda en descubrirse que se trata de dos amigos que se admiran y respetan, dos hombres que asumen la soledad del mando de la tercera escuadra de lanchas torpederas, embarcaciones destinadas a patrullar o enviar mensajes entre los diferentes puestos militares del archipiélago. La constante de no conseguir una misión bélica donde puedan demostrar la valía de las lanchas merma la paciencia y la moral de los hombres, obligados a acatar las órdenes aunque estas no sean de su agrado. Finalmente, ante las numerosas bajas materiales y humanas, se les concede la oportunidad que aguardaban; no obstante, Ryan, herido durante el ataque aéreo a la base, no puede participar en la primera ofensiva de la escuadra, ya que en el último momento Brickley le envía al hospital, donde Rusty conoce a la teniente Sandy Davis (Donna Reed), la enfermera con quien mantiene una relación que la guerra se encarga de impedir. A raíz de la exitosa intervención de las torpederas, la escuadra inicia su particular campaña en la defensa de un conjunto de islas que irremediablemente cae ante un enemigo más numeroso, hecho que obliga a los altos mandos estadounidenses a abandonar el suelo filipino y a miles de prescindibles conscientes de que deben seguir luchando a la espera del regreso prometido.

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