martes, 18 de diciembre de 2012

Río sin retorno (1954)


El drama o el cine negro fueron géneros más cercanos a Otto Preminger, sin embargo el realizador centroeuropeo tenía contrato con la 20th Century Fox de Darryl F. Zanuck y se vio obligado a dirigir Río sin Retorno (River of No Return, 1954), su único western, magnífico en el empleo del cinemascope, con el que se pretendía capturar la belleza y grandeza paisajística de las montañas Rocosas canadienses donde se rodaron los exteriores de un film cuyo mayor reclamo se centraba en la presencia de dos estrellas de la talla de Robert Mitchum y Marilyn Monroe, con quien Preminger, director poco dado a aguantar aquello que no le gustaba, tuvo sus más y sus menos debido a los constantes retrasos de la actriz. Río sin retorno no se encuentra entre lo mejor de una filmografía repleta de grandes títulos (LauraCara de ángelAnatomía de un asesinato o Tempestad sobre Washington), sin embargo es una interesante propuesta rodada en technicolor y en formato panorámico, novedad técnica desarrollada en la Fox y que se presentó por vez primera en salas comerciales con el estreno de La Túnica sagrada (The Robe) (1953); con dicho sistema se pretendía llamar la atención de un público que por aquel entonces empezaba a sustituir la gran pantalla por la televisión. A pesar de contar con buenos momentos (parte del descenso por el río o un final atípico dentro del género) su ritmo viene marcado por los altibajos en la puesta en escena de un guión irregular que profundiza en la relación entre Matt Calder (Robert Mitchum) y Kay Weston (Marlyn Monroe), circunstancia que desequilibra este western que se aparta de las características del género. Al inicio del film se descubre a un individuo que pretende rehacer su vida tras salir del presidio donde ha estado encerrado por matar a un hombre por la espalda, cuestión inusual en un supuesto héroe del western, quizá porque no lo es, ya que a lo largo del metraje se descubre que se trata de un hombre que se vio obligado a matar para salvar la vida de un amigo. En el presente de Calder sólo existe una idea, la de reencontrarse con su hijo (Tommy Rettig) e iniciar una vida en común. Cuando padre e hijo abandonan el poblado minero son dos desconocidos, también lo son en esa pequeña granja amenazada por la presencia de los indios y bañada por las aguas de un río indómito, que arrastra la balsa de madera sobre la que viajan Kay y Harry Weston (Rory Calhoun) antes de que sean rescatados por Calder, hecho que pone en peligro su vida y la de su hijo, ya que el jugador le roba el arma y el caballo abandonándoles a merced de los indios. A pesar de la acción de Weston tampoco se podría decir que sea un villano al uso, pues los personajes de Río sin retorno (River of No Return) son seres ambiguos que no actúan por maldad o bondad, sino por sus necesidades o sus frustraciones, que se desvelan a lo largo del descenso por un río donde se observa la naturaleza física del medio y la humana de los viajeros.

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