lunes, 17 de diciembre de 2012

El más valiente entre mil (1967)

Habría sido más apropiado traducir el título original como El más solitario entre mil, pues esa es la sensación que en todo momento despierta Will Penny (Charlton Heston), salvo en un instante imposible que le permite descubrir el significado de formar parte de algo más cálido que la vida nómada del cowboy. El más valiente entre mil (Will Penny) comienza mostrando la cotidianidad de un grupo de vaqueros que conducen ganado hasta la vía del ferrocarril. La mala alimentación, los accidentes, la inestabilidad laboral o las relaciones, no siempre cordiales, se descubren al tiempo que se presenta al casi cincuentón Will Penny, solitario incluso dentro de un grupo de solitarios, consciente de que se acerca el invierno y con él la falta de trabajo. La vida de los cowboys transcurre condicionada por el traslado de las reses, el clima y por el medio por donde transitan, conscientes de que para ellos no hay un hogar al que regresar, certeza que provoca una desorientación vital que les obliga a deambular sin rumbo fijo, sin saber qué será de ellos después de conducir el ganado. Finalizada la labor Will acompaña a Blue (Lee Majors) y a Dutchy (Anthony Zerbe), sin embargo, lo que se suponía un viaje en busca de una nueva ocupación se convierte en un estallido de violencia cuando se tropiezan con una extraña familia liderada por un predicador (Donald Pleasence) un tanto desquiciado. Como consecuencia de este encuentro se produce un tiroteo en el que Dutchy cae herido y uno de los hijos del predicador muere; en ese instante queda claro que se volverán a encontrar. Como buen ejemplo de western crepuscular El más valiente entre mil (Will Penny) centra su atención en el desarraigo de este vaquero que acepta el destino de su compañero como parte natural de sus vidas errantes; <<todos los hombres mueren>> le dice Will al herido cuando aquel le pregunta delante de la posta si va a morir. En esa parada en la nada, Will observa por primera vez a Catherine Allen (Joan Hackett) y a Horace (Jon Francis), su hijo, sin saber que en ellos encontrará ese instante familiar que siempre se le ha negado y que él mismo se niega. A lo largo de su carrera Tom Gries combinó su trabajo en la televisión con el cinematográfico, siendo una de sus mejores aportaciones a la gran pantalla éste western desmitificador que profundiza en la soledad que acompaña al protagonista, Will Penny, el más sólo entre todos, pues en cualquier otro personaje se observa algún rasgo de cercanía o proximidad con alguien de su entorno: la amistad de Blue y Dutchy, la relación materno-filial entre Catherine y su hijo o la unión que se observa en la violenta familia que ha jurado vengarse del cowboy. El aislamiento de Penny asoma por todas partes, incluso cuando consigue trabajo en un rancho repleto de asalariados que comparten un barracón en el que no hay cabida para él, ya que de inmediato se le envía como vigilante a un refugio solitario rodeado de nieve y de nada, donde para su sorpresa descubre la compañía que nunca tuvo, así como su miedo al cambio, porque para él es demasiado tarde para que éste se produzca.

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