viernes, 8 de junio de 2012

Hermanos de sangre (2001)


Lo expuesto en las diez partes que componen Hermanos de sangre (Band of Brothers, 2001) se puede resumir en las palabras del mayor Winters que Stephen E. Ambrose transcribe en La vida soñada del soldado, el penúltimo capitulo del libro homónimo que inspiró esta serie de HBO que contó con la producción ejecutiva de Steven Spielberg y Tom Hanks.

<<La 101 División Aerotransportada se formó con cientos de buenas y sólidas compañías. Sin embargo la Compañía E del 506 Regimiento de Infantería Paracaidista sobresale de entre todas ellas gracias a ese vínculo especial que une a los hombres.

Ese sentimiento extra especial, íntimo y de élite comenzó a forjarse bajo el estrés creado por el capitán Sobel en el Campanento Toccoa. Bajo ese estrés, la única manera en que los hombres podían sobrevivir era forjando un vínculo muy fuerte entre ellos. Finalmente, los suboficiales tuvieron que unirse a través de un intento de sublevación.

La tensión en el entrenamiento fue seguida de la tensión en Normandía al protagonizar las principales misiones de combate para conseguir el control de la playa Utah. En la situación de combate tu recompensa por un trabajo bien hecho es que te asignan la siguiente misión peligrosa. La Compañía E siguió haciendo bien su trabajo a través de Holanda, Bastogne y Alemania.

El resultado de haber compartido toda esa tensión durante el entrenamiento y el combate ha creado un vínculo entre los hombres de la Compañía E que durará para siempre.>>


A lo largo de las diez partes que componen la miniserie, se exponen los sufrimientos, los avances, las trabas, la amistad, el aguante, la lucha. En cada una de ellas desde la perspectiva de algún miembro de la compañía, pero, en todo caso, se cuenta desde la heroicidad. Primero en el campo de entrenamiento donde se establece el vínculo y después en el frente, donde se estrecha en Normandía, Holanda, Bélgica... La Easy siempre a la vanguardia, siempre viviendo y resistiendo momentos extremos y mostrando un talante en el que apenas hay cabida para el derrotismo, la violencia gratuita o cualquier otro comportamiento de los soldados que pudiese considerarse reprochable. Hermanos de sangre apuesta por detallar y alabar el sacrificio de los soldados, y determina que nada hay de censurable. No se trata de un film antibelicista ni belicista, sino de una película de hombres en guerra, obligados a hacer la guerra. Resulta evidente que los creadores de la serie no pretenden un estudio psicológico y pormenorizado del soldado en tiempo de guerra, cuando la línea entre el bien y el mal desaparece, sino resaltar el vínculo, la entrega y el aguante del grupo, el cual destaca precisamente por eso, por ser la unidad que permanece intacta, a pesar de las numerosas bajas, gracias a los suboficiales veteranos de Taccoa. Hay momentos de amargura, de debilidad, de dolor y de necesidad que logran superarse, pero, en general, los personajes no flaquean, a miles de millas del hogar, obligados a combatir y a morir lejos de casa, en algún lugar desconocido sin más familia que aquellos con quienes comparten el rancho, el frío, la pérdida de los amigos y la sangre del combate. ¿Cómo aguantar tal situación durante más de un año de acción bélica? Los  más afortunados de los veteranos de Taccoa sobreviven, podrán regresar a casa; los menos nunca lo harán. Son los caídos. Otros volverán sin piernas ni brazos, perdidos en combates en los que también se pierde la inocencia, la noción de qué es correcto y qué incorrecto. ¿Cómo ser siempre ético en un mundo sin ética? ¿Cómo comportarse como un héroe y no flaquear, cuando estás en el infierno, viviendo al límite cada momento, pues, más allá de este, no existe nada, salvo la certeza de la muerte? Para bien y para mal, la continua presencia de la muerte marca el comportamiento de los soldados; algunos ya se dan por muertos, en todo caso, todos sabe que allí, perdidos en Normandía, en las trincheras o en la nieve que se tiene de rojo, lo aprendido en sus hogares, en la escuela, en la universidad, en la iglesia dominical o en un centro cívico no tiene cabida en el frente donde se les exige aquello que nunca les habían enseñado: morir y matar…


Las producciones bélicas suelen centrarse en momentos puntuales de la contienda, durante los que, por lo general, se observa a un grupo de soldados, esto sería debido, entre otras circunstancias, al tiempo estimado para el desarrollo de una película, cuya duración máxima podría alcanzar las tres horas, pero no mucho más; sirvan de ejemplo La gran evasiónEl día más largo, La batalla de las ArdenasUn puente lejano o La delgada línea roja. La posibilidad de alargar su duración es un riesgo comercial que ninguna productora quisiera asumir, de modo que o se divide en varias partes o sería algo impensable en el cine, y hasta hace relativamente poco también en la televisión, ya que su lenguaje era totalmente distinto al cinematográfico. En el año 2001, SpielbergHanks estrenaron una miniserie de diez episodios en la que desarrollaron una historia para la pequeña pantalla donde el lenguaje cinematográfico y el televisivo se fundieron a la perfección. Spielberg (a través de Dreamworks) y Hanks (Playtone) se asociaron con la televisiva HBO (Home Box Office) para llevar a cabo esta superproducción que presenta una estética similar a la expuesta por el propio Spielberg en Salvar al soldado Ryan (Saving Private Ryan) (empezaría a planearse durante el rodaje de la misma). Hermanos de Sangre sigue la campaña europea de la Compañía E, 506 Regimiento, 101 División Aerotransportada durante la Segunda Guerra Mundial (desde Normandía hasta el Nido del Águila de Hitler), aunque la primera parte se desarrolla en un flash-back (recurso utilizado en otros episodios) que muestra el adiestramiento del grupo de jóvenes en el campo de entrenamiento de Taccoa, un año antes de su salto sobre Normandía el día D. El argumento de esta serie-película se basa en lo escrito por Stephen E. Ambrose, también co-productor ejecutivo y asesor del film, tarea esta última que ya había realizado para Salvar al soldado Ryan. Ambrose publicó Hermanos de Sangre en 1992, después de recopilar datos y entrevistarse con los supervivientes de la compañía Easy, protagonistas exclusivos de la miniserie. Las andanzas de este grupo de jóvenes paracaidistas se divide en diez partes de aproximadamente sesenta minutos cada una, donde los miembros de la compañía van relevando su protagonismo, creándose de ese modo un relato coral en el cual se descubren las sensaciones y la evolución de esos muchachos que, ansiosos, aguardan a entrar en combate en Uppottery (en el sur de Inglaterra). Sin embargo, a medida que las campañas se desarrollan y las bajas se producen, comprenden que la guerra no es como la habían imaginado cuando se presentaron voluntarios para alistarse en el recién creado cuerpo de paracaidistas.


Las campañas se suceden por media Europa: Normandía (perdidos tras el salto), Holanda (desastrosa operación Market Garden), Bastogne (batalla infernal dominada por la nieve y por la falta de suministros), Las Ardenas (el punto límite)
 o Alemania (descubrimiento de uno de los campos de exterminio nazi). Durante un periodo que supera el año se observa la intimidad de ese grupo que anteriormente no se conocerían entre sí, pero que a lo largo de su periplo, tanto en el campo de entrenamiento como en los campos de batalla europeos, crearían vínculos que les uniría para siempre, como también para siempre serían las duras experiencias vividas durante la contienda. Hermanos de sangre puede considerarse una serie, pero resulta innegable que su propuesta se desarrolla con lenguaje cinematográfico, cuestión que se hace evidente en su narrativa y en su puesta en escena. Nombres como Anthony Pratt, diseñador de producción de películas como Michael Collins o Esperanza y Gloria, o Remi Adefarasian, director de fotografía en films como Elizabeth o Match Point, así como con un reparto poco conocido pero que transmite aquello que domina a su personajes (Ron Livingston, Damian Lewis, Donnie Walhberg o David Schwimmer, serían los rostros más conocidos, aunque también asoman en breves papeles los rostros de los hoy populares Michael FassbenderJames McAvoy o Tom Hardy), fueron algunos de los responsables de este acercamiento al teatro de operaciones europeo occidental durante la Segunda Guerra Mundial. El constante relevo de guionistas o de directores en los capítulos (Richard LoncraineTom Hanks, David Frankel Tony To, entre otros) no altera la homogeneidad del material de Ambrose, ya que se trata de una adaptación que tiene un inicio y una conclusión estudiada al detalle, sin perderse en hipotéticas temporadas que arrastrarían un cansancio de ideas que conlleva la repetición de lo ya visto, un riesgo que se ceba con la mayor parte de las series, que en un intento por exprimir la gallina de los huevos de oro, terminan exprimiendo la paciencia de aquel espectador que busca algo más que ver lo mismo una y otra vez, algo que no sucede en Hermanos de Sangre, que no pierde el norte y sabe hacia dónde camina.

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