martes, 21 de febrero de 2012

Alas (1927)


La importancia de Alas (Wings, 1927) no reside en la circunstancia de haber sido la primera producción en ganar el Oscar a la mejor película (los premios no son más que anecdóticos y casi siempre discutibles), el verdadero logro de Alas (Wings) se descubre en la historia de amistad y de pérdida de inocencia que se desarrolla entre los espectaculares combates aéreos, nunca vistos hasta ese momento en el cine, y que continúan manteniendo su vigencia a pesar del paso del tiempo. La afición de William A.Wellman por la aviación (había combatido como piloto durante la Primera Guerra Mundial) confirió gran precisión y claridad a las escenas de combate en las que los jóvenes Jack Powell (Charles "Buddy" Rogers) y David Armstrong (Richard Arlen) se ven envueltos sobre los cielos de Francia. Sin embargo, la historia no se inicia en el aire, sino en el pueblo donde viven ambos muchachos, creando de este modo un fondo dramático que ofrece mayor profundidad a los hechos que se verán a lo largo del film. La historia de Jack y de David es sencilla de explicar: ambos son jóvenes llenos de vida e ilusiones, enamorados de la misma mujer, Sylvia Lewis (Jobyna Ralston), quien antes de que partan para el frente entrega a Jack, para confusión de éste, la fotografía dedicada y destinada a David. Este hecho provoca que Jack caiga en el error de que Sylvia le ama, ignorando la presencia de su amiga Mary Preston (Clare Bow), quien lleva tiempo enamorada de él. Presentados los personajes principales y las relaciones románticas que les unen llega el penoso momento de la despedida, durante el cual se refleja el miedo de los adultos y la confianza de los jóvenes. La acción se traslada a los campos de entrenamiento, primero al centro de instrucción física donde Jack y David se pelean, porque el primero vería en su vecino a un niño rico consentido que podría ser un obstáculo en su futura relación. Pero tras comprender el verdadero valor de David surge una amistad férrea y sincera, y así llegan al campo de aviación donde no tardan en descubrir la constante de la guerra, cuando se estrella el aeroplano en el que volaba el cadete White (Gary Cooper). El accidente y el recuerdo del fallecido no impide que continúen soñando con combatir y convertirse en héroes, todavía no alcanzan a comprender que la guerra destruye todo cuanto se encuentra a su paso, incluida su inocencia. Tras la primera escena bélica, impactante para la década de 1920, llega una segunda que muestra el bombardeo aéreo al pueblo al que llega Mary Preston conduciendo una ambulancia; durante el ataque se utiliza una panorámica aérea que permite obtener una perspectiva total de la destrucción que provoca el bombardeo, incluido la huida de decenas de soldados que corren despavoridos ante el ataque del “dragón”. La aparición de los aviones pilotados por Jack y David salvan la situación, heroicidad que les proporciona una medalla al valor y un merecido permiso que aprovechan para ir a París, donde a base de alcohol y de mujeres intentan olvidar los horrores y el sufrimiento que han descubierto. Durante las escenas parisinas, Alas (Wings) abandona el conflicto y se aproxima al melodrama, mostrando el encuentro entre Mary y Jack, sin que éste la reconozca como consecuencia de su estado de embriaguez. Sin embargo, ella no se rinde, y hace todo lo posible para ayudar al hombre que ama y advertirle que debe presentarse de inmediato en el campo de aviación porque han cancelado todos los permisos. Las escenas en el bar de la capital francesa muestran como una buena parte de la inocencia se ha perdido ante el horror de una contienda que les ha desengañado; incluso Mary Preston es víctima de esa desilusión cuando descubre la fotografía de Sylvia que Jack guarda como amuleto, en lugar de la que ella le había entregado. Alas (Wings) presenta, madura y cierra el ciclo vital de dos amigos que sufren la destrucción física y psicológica que significa la guerra, tanto a nivel global como a nivel personal; algo que le sucede a que Jack cuando cree que David ha muerto tras ser derribado, produciéndose en él un fuerte deseo de matar que le obceca, y confirma su perdida total de inocencia en una guerra donde no se alcanza la gloria sino la muerte.

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