viernes, 23 de septiembre de 2011

El rey león (1994)



Atrás quedaban títulos como Blancanieves y los siete enanitos (1937) y El libro de la selva (1967), primer y último largometraje supervisados por Walt Disney, entre medias los clásicos y después otros hasta dar El rey león (The lion king), que podría considerarse el último clásico de animación tradicional realizado por los estudios Disney. Además, en él se observa una maduración que la aleja de la típica película destinada al publico más joven, su trama se presenta más oscura y madura que sus predecesoras, a pesar de las canciones o de la pareja formada por Timón y Pumbaa. De este modo se comprueba un cierto aire de tragedia shakesperiana, no en vano, se reconoce en el joven príncipe león, una especie de Hamlet del reino animal que descubrirá que su tío Scar ha asesinado a su padre para apoderarse del trono, al tiempo que mantiene a su madre como un trofeo más que añadir a su colección. Pero mucho antes de que eso ocurriese, el reino era un lugar pacífico, armonioso y justo, es a partir del crimen cometido por el vil Scar cuando todo se derrumba, y la vida de Simba cambia por completo, al creer en las palabras de su tío, el cual se presenta ante él como un aliado que pretende ayudarle, pero que en realidad no hace más que engañarle para deshacerse de él. Exiliado, sin hogar, Simba se convierte en un paria sin rumbo, sin saber qué hacer y con la única certeza de que él ha sido el culpable de la muerte de su amado padre. Sin posibilidad de regresar al añorado hogar, Simba recorre la selva en una soledad que le obliga a seguir culpándose y a no superar sus fantasmas. Sin embargo, la aparición de la extraña pareja formada por Timón y Pumbaa pondrá algo de luz a su trágica existencia. Juntos se divierten; sus dos nuevos amigos le enseñan a saborear las buenas cosas del vida y a decir Hakuna Matata. Para el joven príncipe la amistad adquiere una importancia vital que le aleja del sentimiento de culpa y de añoranza que, a pesar de suavizarse, nunca le abandona. Pero el destino es caprichoso, y pone en el camino de este trío de simpáticos vagabundos la oportunidad de conocer la verdad de los hechos que han marcado al joven príncipe. Cuando Simba descubre la realidad, la idea de venganza, para nada infantil, cobra fuerza y se convierte en el motor de sus actos. El acierto de sus directores, Rob Minkoff y Roger Allers, y de sus guionistas estuvo en enfocar la historia desde una especie de tragedia clásica suavizada por la aventura y el humor marca de la Disney, así como ofrecer (una vez más) el protagonismo exclusivo a animales muy humanos; en quienes se comprueba un sentido del humor travieso, como es el caso de Timón y Pumbaa, elevados valores morales, como sería el caso del rey asesinado, o una ambición desmedida como la que impulsa a Scar; sin olvidar el romance que se desarrolla entre Simba y  Nala, mientras el primero debe aceptar su destino. Todo esto y mucho más (como podría ser las canciones y el colorido de la animación) la convierten en una de esas películas que puede satisfacer a grandes y a pequeños. El rey León significó un excelente broche para el dominio de la animación en 2D, tras el cual, el rey Pixar subió al trono con su Toy Story y su animación en 3D.

No hay comentarios:

Publicar un comentario